Sousa será uno de los mayores acreedores individuales de Pescanova
Sousa prestó 9,3 millones a Pescanova poco antes de que estallara la crisis El presidente del grupo difícilmente logrará recuperar algo de ese crédito
Manuel Fernández Sousa, presidente de Pescanova y primer accionista, con el 7,4% del capital, será uno de los principales acreedores particulares en el concurso de la multinacional gallega. Probablemente no llegue a recuperar nada.
El primer ejecutivo de la compañía prestó 9,3 millones de euros al grupo pesquero y una vez que Pescanova ha sido declarada en concurso, Sousa tendrá que esperar, como el resto de acreedores de la empresa, a que se produzca un convenio de pago en el que previsiblemente se acordará una quita para recuperar algo de ese crédito.
Sousa reveló a la CNMV el 15 de abril que entre diciembre y febrero había vendido acciones de Pescanova (1,98 millones de acciones), informando de que su participación actualizada en el grupo era del 7,4%. Hasta ese momento el presidente de Pescanova aseguraba tener el doble, el 14,4%.
Ese día se publicó en la CNMV como hecho relevante de Pescanova un comunicado de la empresa, sin firmar, en el que se aseguraba que Sousa había vendido esas acciones, valoradas en 31,5 millones de euros, porque este había decidido “poner su patrimonio a disposición de la compañía para resolver problemas urgentes de liquidez”.
Sin embargo un día después se publicó otro hecho relevante de Pescanova en la CNMV, esta vez firmado por el secretario del consejo, César Mata, en el que se precisaba que el préstamo que había realizado Sousa a la compañía era de 9,3 millones de euros, que tenía como fecha el 7 de febrero y que se había entregado con un interés del 5%. Por lo tanto, Sousa prestó a Pescanova 9,3 millones de euros de los 31,5 millones que logró vendiendo acciones del grupo a escondidas.
Fuentes de Pescanova aseguran que la compañía no ha devuelto el préstamo entregado por Sousa y que sin este crédito los problemas del grupo pesquero habrían sido aun mayores.
El préstamo de Manuel Fernández Sousa a Pescanova tendrá la condición en el concurso de acreedores del grupo gallego de crédito subordinado, por la especial vinculación del ejecutivo con la empresa. Esto significa que Sousa será el último en cobrar de los acreedores, por lo que difícilmente logrará recuperar algo del crédito.
El presidente de Pescanova, cuyas facultades de administración al frente de la compañía fueron suspendidas por el juez en la declaración de concurso voluntario, está llamado a declarar como imputado los próximos días 1 y 2 de julio, junto con otros tres directivos de la empresa.
El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz imputó a Sousa y los otros tres directivos de Pescanova el pasado mes. En el auto Ruz explica que, entre agosto de 2012 y enero de 2013, varios analistas financieros “recomendaron la inversión en esos valores atendiendo al signo positivo” de la información económica difundida por Pescanova. Y recuerda que el 16 de noviembre de 2012 Sousa avaló personalmente ante varios inversores las cuentas positivas de la entidad.
Según los querellantes, los imputados vendieron acciones poco antes del 28 de febrero, cuando se dio a conocer la situación del grupo. Lo hicieron para “evitar pérdidas en sus patrimonios personales” y siendo conscientes “de la verdadera situación económica de la entidad”.
Una multinacional entre el convenio y la liquidación
Tras la declaración de concurso de acreedores de Pescanova, posiblemente la mayor suspensión de pagos de una compañía española de alimentación (el grupo ha admitido hasta ahora un pasivo de la sociedad concursada de 3.000 millones de euros), el futuro que se le plantea a la multinacional gallega pasa por dos probables vías.
La primera es la elaboración de una propuesta de convenio de acreedores que permita la aprobación de un plan de viabilidad, previsiblemente con una quita y un aplazamiento del pago a los acreedores.
El reciente acuerdo entre la banca acreedora y Deloitte, designado administrador concursal de Pescanova por la CNMV, para inyectar 55 millones en las cuentas del grupo (de los que la Xunta entregará cuatro millones), aporta algo de esperanza a que, efectivamente, se acuerde un convenio de pago con los acreedores. Para lograr ese crédito el grupo entregará como aval la marca Pescanova y probablemente la sede de la empresa en Chapela, Pontevedra, entre otros activos.
Si no fuera posible alcanzar un convenio, el desenlace del concurso de acreedores de Pescanova sería la apertura de la fase de liquidación de la compañía. En este caso, explica José Martínez, del despacho Gesico, especializado en materia concursal, podría plantearse la venta del negocio a un fondo de inversión o a otra compañía del sector, “tal y como permite la Ley Concursal con su más reciente redacción”. Este último ha sido el caso de compañías como la palentina Seda Solubles, que llegó a ser líder mundial en venta de café soluble de marca blanca y que va a ser liquidada, después de que no se aprobara convenio de acreedores y tras venderse su unidad productiva a una multinacional asiática.