Un cambio radical para refundar la Unión Europea
Los países se financiarían a través de emisiones de bonos de la UE sujetas a condiciones Cree que la salida de la crisis será más lenta solo con reducción de déficit, deuda y reformas estructurales
"La suerte de España depende en gran medida de los caprichos de los mercados y de Bruselas”. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, inició con esta frase su intervención en el Foro CincoDías para exponer la difícil situación que vive la economía española, en gran medida provocada por una defectuosa construcción de la Unión Europea. El proyecto europeo se cimentó, a su juicio, sobre tres ejes: una política monetaria centralizada, un pacto de estabilidad y de crecimiento y una coordinación sin incentivos ni sanciones. A todos ellos le han salido fisuras y en algunos casos las grietas se han vuelto enormes y de difícil reparación. “El Banco Central Europeo (BCE) ha tenido que tomar medidas extraordinarias de liquidez, once de los 17 países que integran la zona euro incumplen los dos criterios del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y las diferencias de las primas de riesgo de Grecia y Alemania se han vuelto insoportables”, apuntó.
En un discurso de gran calado, poniendo en valor su extenso conocimiento de las instituciones comunitarias y su profundo expertise económico, García-Margallo abogó por diseñar una nueva arquitectura constitucional de la Unión Europea para ponerla en marcha en sucesivas fases. El boceto ideado por España se presentará en julio en el transcurso del Consejo de ministro de Asuntos Exteriores de la UE que se celebrará en Palma de Mallorca. “La primera fase, utilizando una terminología religiosa, pasa por una etapa de contricción y de propósito de enmienda para eliminar los excesos acumulados y crear los mecanismos de control para evitar que se repitan. Se trataría de una vuelta de tuerca del actual Pacto de Estabilidad ampliándolo el análisis a once indicadores y propiciando una mayor cesión de soberanía. Los presupuestos nacionales podrían ser evaluados e incluso corregidos por las autoridades comunitarias”, subrayó.
La segunda parte de esa refundación, pasaría, según el plan anunciado por García-Margallo, por crear mecanismos de rescate y de financiación ilimitados para evitar terremotos como los afrontados por la Unión Europea con Grecia o Chipre. “Grecia dio el primer susto. Con solo el 2% del PIB europeo provocó un tsunami que no hemos acabado de pagar, mientras que el rescate de Chipre ha acabado con el concepto sagrado de depósito”, remarcó. Para evitar que estos episodios sísmicos se repitan a corto plazo y sigan hundiendo a la zona euro en una recesión más profunda (el FMI augura al menos otro año más en tasas negativas), García-Margallo optó por impulsar mecanismos de rescate o de financiación permanentes. “Deben tener una dotación ilimitada, deben servir como verdaderos cortafuegos y deben financiarse a través de los eurobonos”, remarcó. La idea que el titular de Exteriores quiere presentar a sus homólogos europeos es la que ya ha sugerido Olli Rehn, comisario de Asuntos Económicos, o Joerg Asmussen, miembro del Consejo de Gobierno del BCE, de crear un fondo de rescate ligado a la Comisión Europea. Se trataría, una vez que hayan pasado los efectos más nocivos de la crisis, de disolver el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y crear otro fondo comunitario, que se nutriría con la emisión de eurobonos, y cuyo acceso estaría condicionado al cumplimiento de una serie de condiciones macroeconómicas. Los bonos contarían con la máxima calificación crediticia (triple A), puesto que la UE utilizaría su presupuesto como garantía, abaratando sustancialmente el coste de financiación de las economías más presionadas por los ajustes y el castigo de los mercados financieros. Fuentes comunitarias apuntan a que ese sistema ya se ha utilizado, por ejemplo, en los rescates a Rumanía, Letonia o Hungría, ninguno de ellos miembro de la zona euro. “EE UU nació como nación en el momento que las trece colonias decidieron mutualizar la deuda contraída en la Guerra de la Independencia”, explicó García-Margallo, quien defendió que los eurobonos son “el salto cualitativo” que convertiría a la UE en “una unión de carácter auténticamente federal”.
Otro de los ejes de la propuesta que presentará García-Margallo pasa por el impulso de la unión bancaria, que a su vez traería la creación de dos fondos (el fondo de resolución bancaria y el fondo de garantía de depósitos) para evitar que la crisis la tengan que pagar también los ahorradores privados, como ha sucedido con Chipre. El primero de ellos está previsto que se ponga en marcha antes del verano, mientras que el otro puede demorarse más allá del otoño, a la espera de que pasen las elecciones alemanas. En cualquiera de los dos casos, las autoridades comunitarias tienen que esquivar el veto de Alemania, que se ha mostrado inflexible a la hora de aplicar el principio de responsabilidad individual consagrado en la UE, de tal modo que cada país asuma los costes de sus desequilibrios.
Tampoco existe demasiado consenso entre los socios europeos a la hora de diseñar la salida de la crisis. “Los países del centro y del norte de Europa con triple A consideran que los ajustes en déficit y deuda y la aplicación en paralelo de reformas estructurales son las mejores recetas para salir de la crisis. Yo no pienso así. Se hará, pero se hará más tarde y con más sacrificio”, remarcó convencido. En su opinión, las recetas propuestas por Alemania deben combinarse obligatoriamente con la unión federal o la bancaria. “La única zona del mundo que no está creciendo es la zona euro. Hay que pensar que algo estaremos haciendo mal”, señaló.
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