Deportistas: cuando el nombre es lo de más
Buscando ideas de negocio? ¿Qué tal una línea de equipamiento deportivo David Villa? Es un ejemplo extremo, pero Iker Casillas, por ejemplo, ya sabe lo que conlleva no registrar tu nombre y tener que acudir a los tribunales porque un tercero se haya aprovechado del vacío. No en vano, aseguran desde la empresa de marcas y patentes Pons, “la asociación a efectos de publicidad y marketing de la imagen de deportistas de élite y las marcas que promocionan forman un binomio frecuente que hay que proteger”.
Hay una ley orgánica llamada de Derecho al Honor, a la Intimidad Personal y Familiar y a la Propia Imagen que protege el nombre de las personas. Pero, además, el nombre o el apodo puede registrase como marca para preservar su exclusividad en el mercado. Para ello, puede acudir a la oficina española (OEPM) o a la comunitaria (OAMI). También existe la posibilidad de presentar un registro a nivel internacional en la OMPI, designando los países a los que afecte.
“Se pueden proteger marcas denominativas [es decir, un nombre o un apodo], gráficas [el logo personal de una celebridad] y mixtas”, explica María González Gordon, asociada sénior de Gómez Acebo & Pombo. “Pero no se protege el signo sin más, sino en relación a unos productos o servicios concretos”. Para ello, las autoridades regulatorias establecen un sistema recoge hasta 45 categorías.
Tomemos el ejemplo de Fernando Alonso. El piloto de Fórmula 1 tiene registrados, entre otros, los derechos de la clase 3, que incluye servicios de perfumería y jabones, de modo que solo él pueda licenciar productos de este tipo. También posee los de formación, educación y actividades deportivas (clase 41) y los de la clase 14 (joyería y bisutería). Registrar una marca española para una clase cuesta 142 euros; cada una adicional, otros 92 euros. Las comunitarias salen por 1.050 euros las tres primeras.
No hacerlo puede tener consecuencias cuanto menos farragosas. El portero del Real Madrid, Iker Casillas, constituye un ejemplo palpable, según explica Pons. En diciembre de 2012, un ciudadano portugués cuyo nombre nada tiene que ver con el del deportista tramitó la solicitud de una marca comunitaria denominada exactamente así, Iker Casillas, para ropa y calzado. Para evitar este registro, el deportista se ha visto obligado a presentar una oposición sobre la base de que ya existe una marca anterior no registrada. “En el caso de Casillas, el caso tiene fácil arreglo porque es fácilmente demostrable”, apunta González Gordon. “No sería tan fácil, sin embargo, en casos con menos repercusión mediática, y, por lo tanto, menos notoriedad”. En ese caso, el afectado debería aportar pruebas que atestigüen que es el propietario.
Y así, quizás no sea tan buena idea crear una línea de equipamiento deportivo con el nombre del delantero del FC Barcelona: si los tribunales fallan a favor de la celebridad, las multas oscilan entre el 1% de las ventas a todo el beneficio obtenido.
La desprotección de Casillas, por cierto, no es excepcional: en La Roja, según apunta Pons, solo protegen su marca Sergio Ramos, Cesc Fábregas y Fernando Llorente.
La suplantación en redes, común
También son habituales los casos de suplantación de perfiles de deportistas conocidos en redes sociales, cuando una persona sin derecho a ello crea y gestiona el perfil de otra haciéndose pasar por ella o utilizando su marca personal, advierte Pons. “El número de deportistas que ha sufrido suplantaciones de identidad en las redes ha experimentado un incremento espectacular en los últimos años”.En los términos y condiciones de las principales redes sociales se recoge expresamente que la “suplantación, el uso no autorizado o la violación del copyright y las marcas registradas por terceros está estrictamente prohibido y es denunciable ante ellas”. Pese a que los afectados tienen todas las de ganar, tener la marca registrada con carácter previo simplifica enormemente los trámites y agiliza la rápida respuesta por parte de cada red social a estos efectos, asegura la compañía.