Tras la autocartera, Telefónica planea nuevos movimientos
Espirito Santo y JP Morgan sitúan a las filiales en Irlanda y Chequia en la lista de posibles desinversiones
Paso delante de Telefónica en sus agresivos planes para reducir deuda. La compañía comunicó ayer que ha cerrado la venta a inversores profesionales y cualificados de toda su autocartera, más de 90 millones de acciones, que suponían el 1,979 % del capital. La operadora explicó que Goldman Sachs, a través de una colocación acelerada, había vendido las acciones a un precio 10,80 euros por título, con un descuento ligeramente inferior al 4% con respecto al precio de 11,24 euros fijado al cierre de la sesión del lunes.
Telefónica señaló que el importe de la operación rondó los 975 millones de euros, generando un incremento del patrimonio del grupo de 31 millones. La firma no precisó las plusvalías obtenidas. No obstante, los analistas de N+1 y Ahorro Corporación coincidieron en que Telefónica habría obtenido unas plusvalías en el entorno de los 100 millones de euros.
La percepción que los mercados están teniendo sobre Telefónica y el conjunto de las grandes operadoras europeas de telecomunicaciones ha tenido una gran relevancia en la decisión de vender la autocartera. Y es que la compañía que preside César Alierta ha aprovechado la subida en Bolsa de las últimas semanas para llevar a cabo la operación. Desde principios de año y hasta la sesión del lunes, las matildes habían subido más de un 10%, mientras que desde finales de febrero, el ascenso era cercano al 18%. Ayer, eso sí, bajaron casi un 5% hasta 10,68 euros, ligeramente por debajo del precio establecido para la autocartera.
De igual forma, la confirmación de Telefónica en la presentación de las cuentas de 2012 de que va a volver a pagar dividendo a final de este ejercicio (0,75 euros por acción en efectivo, repartidos en dos tramos), ha contribuido a atraer el interés de los inversores.
Ahora bien, algunos analistas han manifestado ciertas dudas sobre la operación. Bank of America Merrill Lynch señaló que algunos inversores han mostrado su desacuerdo con la forma en la que la dirección ha gestionado las acciones y hubieran preferido su amortización. A su vez, Kepler comentó que el hecho de que Telefónica haya optado por vender la autocartera en lugar de la cancelación de los títulos podría sugerir que creen que el precio de los títulos está cerca o sobre su valor razonable.
En cualquier caso, en la teleco hay una actividad financiera muy intensa destinada a reducir el endeudamiento. La colocación de la autocartera se une a la venta de los negocios en banda ancha fija de Telefónica en Reino Unido a Sky por cerca de 200 millones de euros, anunciada hace pocos días.
Con estos movimientos, Telefónica habría cubierto cerca del 22,4% del objetivo de reducción de deuda para el conjunto del ejercicio, según destacaron los analistas de Banco Sabadell. La intención de la operadora es situar la deuda neta por debajo de los 47.000 millones de euros a final de 2013. A la conclusión de 2012, estaba ligeramente por encima de los 51.200 millones, tras haber rebasado los 58.000 millones en junio del pasado ejercicio. Es decir, en la empresa se ha trabajado muy duro con ese objetivo en buena medida, por la fuerte presión ejercida por las agencias de calificación, que amenazaban a Telefónica con nuevas rebajas en el rating de su deuda. “Estas operaciones ayudarán a dispersar dudas sobre la capacidad de la empresa de cumplir sus objetivos”, indicó la casa de Bolsa Cheuvreux.
En esta vorágine, hay analistas, incluso, que van más allá de los objetivos establecidos por la operadora. JP Morgan Cazenove, por ejemplo, cree que Telefónica podría situar la deuda en 46.500 millones a final de 2013. A su vez, Morgan Stanley estima que la deuda se situaría en 46.400 millones a final de año, mientras que el ratio deuda neta frente a beneficio bruto antes de depreciaciones y amortizaciones (Oibda) bajaría hasta 2,3 veces. HSBC, por su parte, sitúa este ratio en 2,32 veces frente a una estimación anterior de 2,37 veces.
Ahora, las miradas de los analistas y los inversores se dirigen hacia los próximos movimientos de la compañía que, según recordaba ayer BPI, ya comunicó que llevaría a cabo más desinversiones a lo largo de 2013.
En eta línea, durante las últimas semanas, diversas casas de Bolsa han sugerido posibles ventas de activos para cumplir las metas. Así, JP Morgan indicó que la operadora podría vender parte del capital o el conjunto de la participación en su filial en la República Checa (posee un 69% del capital), además de su división irlandesa. La firma dijo que estos nombres han sido publicados por los medios de comunicación, si bien deja claro que la empresa no los ha confirmado. Estos analistas, que recuerdan que la operadora paralizó la OPV de la filial latinoamericana, creen que Telefónica percibirá cerca de 600 millones de euros por la venta de torres de telefonía móvil, frente a los 1.200 obtenidos en 2012.
A su vez, Espirito Santo señaló que Telefónica seguirá analizando su portfolio de activos, tras las numerosas desinversiones realizadas en 2012, que afectaron a sus participaciones en grupos como China Unicom, de la que vendió algo menos del 5%; Atento, vendida a Bain Capital; o su propia filial alemana, de la que colocó un 23% del capital a través de una OPV.
En la lista de posibles desinversiones de Telefónica, los analistas de la entidad portuguesa destacaron el nombre de las citadas filiales checa e irlandesa, a las que valoraban en 3.170 y 1.000 millones de euros, respectivamente; además del 5% de China Unicom, valorado en 1.200 millones; el 2% de Portugal Telecom; con un valor de 67 millones; el 0,8% de BBVA, con un valor superior a 300 millones; y los activos en Centroamérica, valorados en su conjunto en 852 millones.
“Aunque la empresa ha reiterado su compromiso con las operaciones en República Checa e Irlanda, los vemos como activos que no son estratégicos y con limitadas sinergias con otros mercados”, dice Espirito Santo, que cree que la operadora debería situar el ratio deuda neta frente a Oibda en dos veces o menos.
Lo cierto es que Telefónica sigue en movimiento. La compañía española está revisando todas las posibles opciones corporativas, ante las atentas miradas de los inversores, que seguirán examinando trimestre a trimestre si se cumplen los plazos en la reducción de deuda.