El Circo del Sol vuelve a sus orígenes con ‘Kooza’
Llega uno de los espectáculos más esperados. La gran carpa blanca estará abierta en Madrid hasta el 14 de abril
De la carcajada irreprimible a un temor que obliga a contener el aliento y taparse los ojos. El Circo del Sol está de vuelta en España con Kooza. El nuevo show, que se estrenó el viernes en Madrid, recupera las tradiciones circenses de las acrobacias y el arte de los payasos y los combina con el esplendor y la magia de siempre. El espectáculo estará en la Casa de Campo hasta el 14 de abril. Será entonces cuando los 60 camiones que trasladan a los equipos y a los más de 120 artistas inicien su viaje a Bilbao, para abrir de nuevo las puertas del Grand Chapiteau el 16 de mayo.
Bajo esa carpa blanca de 20 metrosde altura transcurre la historia de Inocente, un personaje bajito, solitario e ingenuo que se ve arrastrado al mundo de Kooza de la mano de un genio rápido y ágil, que aparece y desaparece del escenario sin cesar, pero que cada vez que entra en acción carga de tensión el _ambiente.
Un rey torpe acompañado de dos payasos y un carterista que hace estragos a lo largo y ancho de la carpa son los personajes que acompañan a los protagonistas en su aventura, cargada de momentos divertidos pero también de escenas de terror y peligro. Los más audaces de este show que ya han visto más de cuatro millones de personas son, sin embargo, los acróbatas, que en cada número parecen llegar al límite de las posibilidades físicas e impresionan con destrezas de alto riesgo. El momento de máximo vértigo lo logran dos acróbatas de la rueda dela muerte. Unaestructura de 725 kilos que gira a gran velocidad impulsada únicamente por los dos artistas que saltan y dan vueltas sin cesar.
Pero no son menos sorprendentes los acróbatas que realizan saltos mortales con zancos atados a las piernas, las innovadoras posturas de las jóvenes contorsionistas o los movimientos de una artista sobre un trapecio que atraviesa la carpa de izquierda a derecha. Cada uno de los números llenan de vida el escenario delante de una torre inspirada en la cultura hindú, donde ocho artistas no dejan de tocar la música en vivo que acompaña el espectáculo de casi tres horas. “Kooza versa sobre la conexión humana y el mundo de la dualidad, sobre lo que es bueno y lo que es malo”, explica David Shiner, autor y director del nuevo espectáculo de la empresa canadiense.
El Circo del Sol nació en Baie-Saint Paul, una pequeña localidad cercana a la ciudad de Quebec. Allí, a principios de la década de 1980, un grupo de personajes deambulaba por las calles sobre zancos haciendo juegos, malabares, bailando, soplando fuego y tocando música.
Eran conocidos como Les Échassiers (los zancudos) de Baie-Saint Paul, que con los años cambiaron de nombre y comenzaron a organizar fiestas para atraer a la ciudad a artistas callejeros que quisieran compartir ideas y animar las calles durante varios días. Fue allí cuando el fundador de Les Échassiers, Gilles Ste-Croix y Guy Laliberté, fundador del Circo de Sol, empezaron a soñar con la idea de que un circo de Quebec viajara por todo el mundo.
En 1984, la ciudad celebraba el 450 aniversario del descubrimiento de Canadá y buscaba un espectáculo que llevara los festejos por todala provincia. Alos organizadores le gustó la propuesta del Cirque du Soleil (Circo del Sol) presentada por Guy Laliberté, y desde entonces la magia de sus espectáculos ha maravillado a más de 100 millones de espectadores en más de 40 países de los seis continentes.
En los inicios había 73 personas trabajando en el circo. En la actualidad, la compañía cuenta con una plantilla de 5.000 personas en todo el mundo, incluidos más de 1.500 artistas. En total, la familia del circo habla 25 idiomas y representa a unas 50 nacionalidades. Kooza, que ahora desembarca en España, toma su nombre de la palabra sánscrita koza, que significa caja, baúl o tesoro. Es por ello que con una especie de maleta arranca la primera de las muchas sorpresas que aguarda esta nueva entrega del Circo del Sol.
“El tono es divertido y gracioso, ligero y abierto. Es un espectáculo que no se toma a sí mismo demasiado en serio, pero que tiene mucho que ver con las ideas. A medida que se van desgranando los números, explora conceptos como el miedo, la identidad, el reconocimiento social y el poder”, explica el director del espectáculo. El miedo se explora, sin duda, cuando un artista realiza acrobacias y mantiene el equilibrio sobre una torre de sillas de unos siete metros. En cambio, cuando dos acróbatas recorren el escenario bailando sobre un monociclo, lo que transmiten es sensación de que la escena que se está viendo no puede ser real. Lo sorprendente de Kooza, estrenada en abril de 2007 y que cumplió su representación número 1.500 en Tokio, es imposible de transmitir con palabras. Porque el Circo del Sol es un sueño.