Tiempos agridulces para el ahorro
Mejores rentabilidades pero menores aportaciones
Cierto optimismo y preocupación. Estas son las dos sensaciones, contradictorias, que resumen las perspectivas del sector de los planes de pensiones para este año. Empecemos por lo positivo.
Las buenas noticias son que las rentabilidades de los planes de pensiones han dejado atrás los números rojos de los últimos ejercicios. Con un rendimiento medio anual del 6,59% para el total de planes (-0,76 en 2011) y un 5,67% en el caso del sistema individual (-1,22 hace un año), se han alcanzado cifras especialmente positivas en la categoría de renta variable, que concluyó 2012 con una subida media del 10,43% o del 8,62% si hablamos de la renta variable mixta.
Si nos fijamos en los distintos plazos, la rentabilidad media anual es del 5,2% a 22 años y del 4,6% si se trata de 20 años.
Se ha disparado la prestación por desempleo de larga duración
También en cuanto al volumen de activos las cifras han remontado. A finales de 2012, el patrimonio de los fondos de pensiones se situó en 86.536 millones de euros, lo que supuso un incremento de 3.389 millones de euros respecto al año anterior. Sin embargo, el aumento se explica no por la entrada de nuevos flujos -los últimos datos de ahorro familiar constatan que no están los tiempos para eso-, sino por la revalorización de los activos. En cualquier caso, se trata de la cifra de patrimonio más alta del histórico de planes de pensiones en España.
De hecho, el sector parece que recobra algo de optimismo y recientemente el presidente de Inverco, Mariano Rabadán, aseguró que aunque a corto plazo hay que ser cauteloso, espera que 2014 sea el año en el que los planes de pensiones salgan del túnel.
Hasta aquí lo positivo. En la otra cara de la moneda está la preocupación ya reconocida públicamente por el daño que está causando a la industria el fuerte desempleo que sufrimos en nuestro país. A medida que la cifra de parados se ha ido incrementando, las gestoras han visto cómo cada vez más gente optaba por rescatar su plan de pensiones, ya que el desempleo de larga duración es uno de los casos excepcionales que la normativa recoge para permitir que un partícipe acceda al dinero acumulado antes de la jubilación. Si hace cinco años el estar en paro y la enfermedad grave -el otro supuesto especial de liquidez- apenas supuso el reembolso de 60 millones de euros, Inverco estima que hoy esas partidas se han disparado hasta los 425 millones de euros. Esta cifra de prestaciones puede aumentar muy pronto como consecuencia también de otro efecto derivado de la crisis económica: las dificultades de muchos españoles para hacer frente al pago de la hipoteca.
El proyecto de ley antidesahucios que se tramita en las Cortes contempla que se pueda rescatar anticipadamente nuestro plan de pensiones para evitar un desahucio si se trata de la vivienda habitual, si el partícipe no dispone de otros bienes con los que hacer frente a la deuda y si la cuantía ahorrada en el plan permite saldar totalmente la deuda con la entidad.
Tampoco por el lado de las aportaciones está el panorama para soltar cohetes. En 2012 ha habido sobresaltos, y grandes, ya que estas han disminuido en algo más de 1.000 millones de euros, debido a la crisis económica que ha provocado que importantes promotores hayan reducido las contribuciones a los planes e, incluso, las hayan interrumpido, caso de las Administraciones públicas tras la decisión tomada por el Gobierno de Mariano Rajoy de suprimir las aportaciones a los planes de los funcionarios.
Así, 2012 concluyó con un volumen de entradas al sistema privado de pensiones de 3.929 millones, con una caída del 20,8% respecto a 2011, frente a un volumen de prestaciones de 3.870 millones de euros. Así las cosas, el saldo neto ha descendido hasta mínimos históricos de 58 millones de euros, una cifra que podemos calificar de ridícula si se compara con los 1.010 de 2011 o los 4.388 millones de euros del cierre del ejercicio de 2006, tiempos aquellos en los que la palabra crisis nos resultaba ajena a nosotros.
Movilizaciones
Los españoles somos cada vez más conscientes de que podemos mover nuestro ahorro de un plan de pensiones a otro sin tener que tributar en ese momento por los beneficios. De hecho, el pasado año los partícipes y beneficiarios traspasaron 10.350 millones de euros de un producto a otro, es decir, el 20% del patrimonio del sistema individual.