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Minería

La mina quiere seguir con vida

El histórico sector industrial intenta adaptarse a las nuevas condiciones de la economía, lejos del mito de ser un área soportada por el dinero público

Pocos sectores se mantienen activos durante siglos y ocupando un lugar destacado en las economías. Pocas actividades contienen la historia, la dureza y las particularidades del sector minero, un ámbito que va más allá de la simple actividad económica y empresarial, marcando una forma de vida para generaciones de trabajadores. La mina no escapa a la situación actual de la economía, pero intenta adaptarse a una demanda diferente a la de hace treinta años. E incluso a la de seis.

Entre 2007 y 2010, último año con datos publicados, el valor de la producción minera ha caído en casi un 25%, hasta 3.427 millones de euros. El peso de la construcción, como en casi todos los ámbitos, ha tenido buena culpa de ello. La minería más ligada a ella es la de productos de cantera, la que, a día de hoy, más explotaciones y puestos de trabajo acapara pese al fin de la burbuja inmobiliaria, aunque también la que más viene destruyendo: "Ha mantenido la importancia de la minería en el PIB, y compensaba la pérdida de empleos en otras minerías", afirma Carmen Marchán, ingeniera del Instituto Geológico y Minero de España. "Antes no era tan importante, siempre ha sido muy local y no creaba mucho valor. Cuando comenzó a ser valiosa, se levantaron muchas canteras, pero de un tamaño pequeño, y cada zona se surtía de ellas para su consumo", relata Marchán, que aporta un dato: la producción y venta de cemento ha caído un 60% tras desatarse la crisis del sector de la construcción. Otros minerales que se extraen de estas minas para un uso más industrial, como la magnesita, no han caído de forma tan abultada. Dentro de esta minería se incluyen las rocas ornamentales, que pese a descender en su consumo interno, sí tienen salida en el extranjero: "La calidad española es muy importante. La pizarra o el mármol han caído aquí, pero se exportan". Además, por número de empleados, es el segundo sector minero más importante.

Pero no siempre fue la minería enfocada a la construcción la que tiró del sector. En la década de los ochenta, la minería metálica y la del carbón predominaban en este ámbito. "La minería metálica siempre ha estado ahí, pero con muchos altos y bajos. Está muy expuesta a la oferta y la demanda, pero por valor económico es de las más importantes". El cobre, el estaño o el wolframio son algunos elementos principales de esta minería en España, que se concentran principalmente en las minas andaluzas, que es la autonomía con mayor valor de producción. La minería del carbón, por su parte, siempre ha centrado los debates sobre la minería en España. Las exigencias europeas para retirar las subvenciones públicas totalmente en 2018 han provocado una caída en picado en España, sobre todo de empleos. Pero Carmen Marchán no comparte que la minería del carbón tenga una sentencia de muerte: "La dependencia energética del exterior que tiene Europa es tan grande que no podrá permitirse acabar con sus recursos propios. El carbón tiene que seguir, pero adaptándose a los recursos económicos disponibles".

Esa dependencia del carbón de las subvenciones hace que se suela asociar a ello al conjunto de la minería. Pero el resto de sectores sobreviven gracias a la empresa privada. En la minería industrial, quizá la que mejor ha soportado los envites de la crisis por tener un consumo más constante, hay potentes empresas españolas, como Tolsa o Minersa.

La minería es un negocio con una mayor cuota de riesgo que otros. Por su naturaleza no garantiza retornos a corto plazo y requiere de una inversión importante tanto en equipos como en trabajadores. Dada la situación económica actual, estos elementos hacen más complicado que se incorporen más empresas privadas, en especial extranjeras, a explotar los recursos de las minas españolas, a lo que se suma una burocracia demasiado farragosa. Pero los minerales, a menos que se agoten, siguen ahí. "Las minas se paran, pero no se cierran", resume Marchán.

29.500 empleos directos en 2010

La cifra de ese año, último con datos publicados, fue un 8% inferior a la de 2009, arrastrada por la minería ligada a la construcción, que perdió un 10% de un año a otro.

Cuando el carbón aún no estaba señalado

Dæpermil;CADA DE LOS OCHENTA. El peso de la extracción del carbón en el sector minero nacional seguía siendo elevado, junto a la minería metálica. Las crisis del petróleo hicieron necesario reducir la dependencia energética externa y potenciar los recursos internos. Pero tras la entrada de España en la Comunidad Económica Europea y los posteriores planes continentales de reducir, hasta la eliminación, las subvenciones, el carbón inició una caída en picado que ha llevado a una situación crítica para muchos mineros del norte de España.

El apogeo de una minería con poco valor añadido

BOOM DE LA CONSTRUCCIâN. Como en tantos otros ámbitos de la economía, la burbuja inmobiliaria relanzó a los sectores ligados a la construcción. Fue el caso de la minería de productos de cantera: arena, grava, yeso, granito... Surgieron un gran número de canteras de pequeño tamaño que servían a las necesidades del entorno más cercano. Todo lo que se producía era inmediatamente utilizado. El empleo se multiplicó y, con los datos de 2010, con el sector de la construcción ya bajo mínimos, seguía siendo la minería la que más empleo acaparaba.

Reajustar el modelo a la nueva realidad económica

FUTURO TRAS LA CRISIS. Con una minería del carbón encaminada a una producción mínima, y un sector de la construcción que no volverá a los niveles de 2006 y 2007, se hace necesaria una reformulación, que pasa principalmente por adaptar plantillas y producción a la demanda real. Otros tipos de minería, como la industrial, siguen una línea más estable, ya que suelen llevar consigo la presencia de empresas transformadoras que crean productos con un valor añadido, creando así una cadena en la que todos los eslabones son necesarios entre sí.

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