España confía en lograr un saldo positivo con la UE hasta 2020
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, llega hoy a Bruselas con el objetivo de lograr un saldo presupuestario positivo con la UE durante los próximos siete años.
Tras el fracaso de la cumbre en noviembre de 2012, los líderes europeos se reúnen hoy de nuevo en Bruselas para intentar pactar el próximo marco presupuestario de la UE, que abarca los ejercicios de 2014 a 2020. El principal objetivo de la delegación española, encabezada por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es que España siga siendo receptora neta durante todo ese período, es decir, que su aportación financiera anual al club (unos 10.000 millones de euros) siga siendo inferior a lo que recibe en fondos estructurales y agrícolas (unos 13.000 millones de euros).
Fuentes españolas aseguran que ese objetivo está al alcance de la mano, aunque admiten que, a consecuencia de los recortes generalizados, España recibirá muchos menos fondos que en el marco presupuestario anterior (2006-2013). La caída prevista ascendía inicialmente a 20.000 millones durante todo el período, aunque se suavizó durante las negociaciones de noviembre, que terminaron encallando.
Ahora, al igual que hace tres meses, el equipo del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, se muestra confiado en las posibilidades de lograr un acuerdo definitivo. Pero las diplomacias nacionales prefieren ser más prudentes. "Todo el mundo viene con buen ánimo, pero luego todo el mundo quiere cantar victoria", ironiza una fuente comunitaria.
A falta de la última palabra de los líderes europeos, ya se pueden dar por descontados tres datos: por primera vez en la historia de la UE, el nuevo marco presupuestario dispondrá de menos dinero que el anterior; el proyecto inicial presentado por la Comisión Europea, cercano al billón de euros para siete años, sufrirá un recorte de casi el 10%; y si hoy no hay acuerdo, la mayoría de los socios son partidarios de abandonar las negociaciones hasta después de las elecciones europeas de 2014 y optar por presupuestos anuales.
La ruptura de las negociaciones perjudicaría especialmente a los países como España que esperan recibir una buena parte de los futuros fondos estructurales. La mayoría de ellos, de hecho, hubieran aceptado ya la propuesta del pasado mes de noviembre, que incluía una rebaja de 80.000 millones d euros sobre el billón inicial.
Pero Alemania, Reino Unido, Suecia y Holanda exigieron a Van Rompuy un recorte aún mayor (de 20.000 millones más como mínimo) que hoy podría materializarse. Fuentes diplomáticas calculan que Van Rompuy ofrecerá ya de entrada un recorte adicional de 15.000 millones de euros.
La mayor parte del recorte (10.000 millones de euros) se concentrará en la llamada iniciativa para conectar Europa, en la que se sacrificarán especialmente las inversiones en proyectos transfronterizos del sector de las telecomunicaciones y, en mucha menor medida, en el sector energético. La partida para infraestructuras de transporte apenas saldrá dañada, según las fuentes consultadas.
Veto parlamentario
En las últimas semanas, Van Rompuy y su equipo han limado muchas aristas de la negociación mediante numerosos contactos (presenciales y por vídeoconferencia). De esos contactos parece que sale definitivamente intacto el llamado cheque británico (una compensación anual a Londres de más de 3.000 millones de euros). España, representada por Álvaro Nadal, jefe de la Oficina Económica del Gobierno, también parece haber blindado en esas conservaciones una partida de 2.800 millones de euros para las regiones más pobres.
Por primera vez en la historia de la UE, sin embargo, el acuerdo sobre el marco presupuestario requerirá también el visto bueno del Parlamento europeo, que ya ha amenazado con vetarlos. Van Rompuy podría evitarlo "marcando" algunos fondos estructurales para combatir el paro juvenil y ofreciendo flexibilidad para cambiar de dinero de unas partidas a otras y de un ejercicio al siguiente.