El valor de la cantera
Banco Popular confía en un profesional que ha desarrollado toda su carrera en el grupo para el recuperado puesto de consejero delegado
Después de un 2012 con algún que otro sobresalto, Banco Popular ha iniciado una nueva etapa coincidiendo con el nuevo año y con la nueva realidad del sistema financiero. El futuro más próximo presenta importantes retos que afrontar, y por ello el presidente de la entidad financiera, Ángel Ron, ha decidido buscar un apoyo y recuperar el cargo de consejero delegado, que no aparecía en el organigrama del Popular desde 2009. El elegido es Francisco Gómez Martín (Madrid, 1964), hasta ahora director general de riesgos. Un nombramiento que encaja con la filosofía de un banco de tradición familiar que prefiere confiar en los profesionales que han desarrollado sus carreras dentro de él. Como diría un diario deportivo, Ron ha preferido tirar de la cantera.
La elección de Gómez Martín puede haber sorprendido fuera del banco, ya que se trata de alguien que nunca ha estado en la primera línea mediática y cuya trayectoria siempre se ha desarrollado en cargos con tareas más 'oscuras', como ha sido la dirección general de riesgos en plena crisis financiera. Algo a lo que también se suma una forma de ser discreta y tranquila, alejada de otro tipo de directivo más dado al contacto con los medios. Una distancia que pudo comprobarse en la presentación de los resultados anuales de la entidad y que supuso su primera exposición pública tras el nombramiento.
Conocido por todos dentro del banco como Paco Gómez, el nuevo consejero delegado lleva una trayectoria ininterrumpida de 25 años dentro del grupo, en los que ha pasado por todo tipo de departamentos: inversiones, gestión de activos, recursos humanos o la dirección comercial, y también por distintos puntos de la geografía: en 1996 es designado responsable de gestión de personas y jefe de inversiones de Banco de Andalucía, dos años después pasa al Banco de Crédito Balear como director de inversiones, y en 1999 le nombran director de zona de Banco de Galicia, la tierra de Ángel Ron, que por entonces era director de la red comercial del grupo, incluidos los bancos regionales, por lo que la relación profesional entre ambos fue directa.
Es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid, y ha compatibilizado sus tareas de alta dirección con los estudios del Programa de Dirección General del IESE. Le definen como un «banquero clásico en un banco clásico», de corte conservador, de ahí que su cometido en la dirección de riesgos en los últimos años, nombrado directamente por Ron, haya sido la racionalización de éstos, «poner orden», en definitiva, tras los años de las aventuras inmobiliarias. Serio y muy riguroso a la hora de trabajar, no le gusta perder el tiempo, por ejemplo, con reuniones innecesarias, y prefiere convocar las mínimas e imprescindibles. Destacan su capacidad como gestor de equipos «en la distancia corta», accesible y con la puerta de su despacho abierta, siempre que sea con algo relacionado con el trabajo. La discreción es su principal característica, y como reconocen en el banco, no es de los que tienen un perfil más reconocido. El hecho de ser un hombre de la casa, además de su experiencia en puestos de responsabilidad, y su vasto conocimiento del sector en general, y en particular, de la red comercial del banco, le han servido para auparse a un cargo para el que, en principio, no era el máximo favorito.
Como consejero delegado se dedicará a la gestión diaria de un banco que tiene como base el negocio minorista, descargando así de responsabilidades directas a Ángel Ron. Para ello se apoyará en la que ha sido su mano derecha en la dirección de riesgos, Susana de Medrano, a partir de ahora jefa de gabinete.
La lectura o el cine son algunos de los gustos de una persona sencilla con costumbres sencillas, que también simpatiza con el Real Madrid. Y por supuesto viajar, como queda demostrado con sus diversos destinos dentro del banco, aunque a día de hoy su prioridad son sus dos hijas tras su reciente viudedad.
Francisco Gómez encara este nuevo reto con serenidad y confianza, pese a que los últimos resultados del grupo han arrojado unas pérdidas de 2.461 millones de euros, las mayores de su historia, aunque en consonancia con el contexto actual de saneamiento de los balances bancarios. Alejado el fantasma de la ayuda estatal, el Popular inicia una nueva etapa. Pero como demuestra este nombramiento, la filosofía sigue intacta.