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La probabilidad de insolvencia comercial en España para 2013 es equiparable a Senegal, según Coface

La recesión dispara el riesgo de impago de las empresas

La aseguradora francesa de créditos a la exportación, Coface, elabora anualmente un informe que evalúa el riesgo de impago en el sector privado país por país. España, que lucía en 2008 la máxima nota crediticia, ha ido perdiendo poco a poco posiciones hasta ser degradada este año hasta el escalón B (alta probabilidad de impago), el mismo nivel que Rumanía, Senegal o El Salvador.

La recaída de Europa en la recesión entorpecerá tanto la reactivación del crédito, como el desapalancamiento privado, lo que castigará duramente la solvencia de las empresas, explica Coface.

La aseguradora advierte que 2013 será otro año muy complicado tanto para España, como para Italia, para los que pronostica caídas del PIB del 1,5% y el 1%, respectivamente. El país transalpino también ha visto rebajada su nota a B, debido sobre todo a su ingente volumen de deuda pública y la incertidumbre del escenario político en el corto plazo.

"La crisis financiera está en camino de solucionarse, pero los problemas en la economía real no se solventarán este año, como muestra la debilidad de las empresas", señaló el director general de Coface, Jean-Marc Pillu, durante la presentación del informe. Los concursos de acreedores en España alcanzaron un máximo histórico en 2012, según el último informe de la consultora PricewaterhouseCoopers (PWC). El número de insolvencias representó un incremento interanual del 32%. Las empresas españolas se encuentran en una situación especialmente difícil. Según relata el informe de Coface, se enfrentan a la vez a un descenso de las ventas domésticas y a la escasez de financiación. Pero es que además afrontan las recientes subidas de impuestos establecidas por el Gobierno con el afán de equilibrar las cuentas públicas. En cuanto a su capacidad de resistencia, el mayor punto débil del sector empresarial español es su abultado endeudamiento (134% del PIB a finales de 2011). Los impagos registrados por Coface y el número de quiebras continuaron en aumento durante 2012.

Grandes empresas

El análisis de la aseguradora detalla que mientras en la primera fase de la crisis (2009), fueron las pequeñas y medianas empresas las más perjudicadas, en la fase actual de la recesión son las grandes empresas las que también sufren las peores consecuencias de la contracción de la actividad. En el caso de las quiebras, la mayor parte de los casos se concentran en el sector de la construcción. Según el estudio de PWC, las suspensiones de pagos en el ámbito de la construcción crecieron en el primer semestre del año un 40% (286 concursos) y las del mercado inmobiliario, un 26% (123 concursos). Coface apunta también a otros ámbitos: el sector agroalimentario, el del material eléctrico, la química y el comercio no especializado.

Estiman además que el desplome español del sector inmobiliario no ha tocado fondo. En noviembre, últimos datos oficiales, la compraventa de viviendas volvió a caer tras un espejismo de tres meses consecutivos de incrementos interanuales (agosto, septiembre y octubre).

Es precisamente el maltrecho sector vinculado al ladrillo el que lastra al sistema financiero, junto con el deterioro de la coyuntura. No obstante, Coface estima que durante la última fase del año pasado se detectaron avances. La ayuda de Bruselas para la recapitalización de algunas entidades, la pruebas de resistencia conducidas por organismos independientes y la puesta en marcha del conocido como banco malo, al que serán transferidos los activos más tóxicos, han supuesto las medidas estrella de un decidido plan cuyo objetivo último es devolver la confianza a los inversores. Aún así, la seguradora resalta que "el fuerte descuento" con el que se han traspasado estos activos y alerta de que su continuo deterioro, al igual que la rentabilidad de los bancos.

Otro de los porqués de la bajada de nota es el fuerte deterioro del mercado de trabajo. La tasa de paro ha superado ya el 26% y todas las previsiones sin excepción apuestan porque las malas cifras no han tocado techo. El alto desempleo, junto con la reducción de los salarios en el sector público afecta directamente al consumo. Coface subraya también como síntoma inequívoco de la crisis el importante descenso de la tasa de ahorro.

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