"Las barreras se rompen con la motivación adecuada"
Otros se hubieran conformado con ser dependientes durante toda su vida. Una opción que John P. Foppe (Breese, Misisipi, EE UU, 1970) respeta, siempre que uno mismo viva en paz, pero que él descartó de llano. Pese a nacer sin brazos, este estadounidense entrega tarjetas de visita, habla por teléfono, firma autógrafos y toma café por sí solo. Todo con los pies. Foppe es hoy un gurú de la motivación que asesora a través de su compañía, Visionary Velocity, a empresas del tamaño de Boeing, Pfizer o Bank of America.
Pregunta. ¿Cómo resumiría su filosofía de vida?
Respuesta. Las cosas están a tu alcance solo si crees que es posible alcanzarlas. Pienso que las auténticas barreras están en nosotros mismos. Se rompen con motivación, coraje, valores. Si te convences de que merece la pena intentarlo, puedes conseguirlo casi todo.
"Todos nos podemos lamentar de algo, pero eso es perder el tiempo. Hay que afrontar los problemas, establecer objetivos e imponerse desafíos"
P. Eso es fácil de decir, pero difícil de cumplir.
R. Estoy completamente de acuerdo. En mi caso este convencimiento me ha ayudado a superarme. Y creo que se puede aplicar el modelo a todas las cosas, también a los negocios: a no ser que entiendas cuál es tu misión, qué valores defiendes, poco vas a conseguir.
P. ¿Qué tipo de consejos le da a las personas con y sin discapacidad?
R. Intento dar los mismos, porque todo el mundo tiene alguna lucha en la vida. Una condición física, una barrera mental, una relación... En mi caso, hasta que no me convencí de que podía ser autosuficiente no logré serlo. Hay que mirarle a la vida de cara, no rehuirla. Todos nos podemos lamentar de algo, pero eso es perder el tiempo.
P. ¿Le costó a usted dar ese paso?
R. Sí. Durante una larga época de mi vida yo era un espectador. No jugaba en el recreo, sino que miraba cómo lo hacían otros. Logré cambiar, y espero poder hacer que la gente se lance a vivir su vida. ¡Solo tenemos una y hay que aprovecharla! Mi ejemplo les puede hacer pensar que tienen una actitud equivocada.
P. Lo malo de las barreras mentales es que no se ven.
R. Cierto. La clave es ver cuánto te estás perdiendo por no afrontar un miedo o un problema. Hay que sentir el dolor, porque solo si se toca fondo se decide uno por cambiar. Sé que suena irónico, pero yo cambié cuando me di cuenta de que estaba harto de estar harto. Mucha gente trata de convencerse de que no tienen opción, de que lo que les pasa es irreversible. Podemos encontrar muchas formas de respaldar nuestras excusas. Es importante darse cuenta de que, incluso en el peor de los casos, siempre hay elección: aceptar las cosas como son o intentar hacer algo al respecto.
P. ¿Hasta qué punto su experiencia vital le es útil a las compañías?
R. Las empresas me piden que hable en términos de cambio: cómo hacer más con menos, cómo no dar las cosas por inamovibles. A veces quieren que les muestre qué excusas se puede uno poner para no afrontar los cambios. En definitiva, creo que aporto una perspectiva diferente de afrontar los problemas.
P. ¿Qué actitudes percibe en las empresas en las que hace coaching?
R. Entre los empleados veo que cunde la incertidumbre, en algunos casos el miedo, ante la idea del cambio. Hay que ser flexibles, en el sentido de ser capaces de reaccionar e implementar cambios rápidamente. Y, por encima de todo, las compañías tienen que saber cuál es su misión: tienen que ser muy buenas en algo, no se puede pretender abarcarlo todo. Sobre eso hablo siempre antes de las charlas con los directivos.
P. ¿Qué tipo de conversaciones mantiene con los empleados tras sus conferencias?
R. En los seminarios suelo hablar de mi experiencia de superación y respondo a todas las preguntas. Para mí el éxito de estos seminarios es que al final la gente olvida que tengo una discapacidad. Es entonces cuando veo que están pensando en ellos mismos, en sus objetivos y en sus propios desafíos. Se dan cuenta de que pueden ser un agente de cambio. En muchas empresas aún está muy instalada la idea de que las transformaciones tienen que liderarse desde arriba, y eso es un error.
"Hay muchas formas de respaldar excusas"
En cualquier situación, por negativa que sea, siempre existe la opción de enfrentarse al estado de las cosas. "La dificultad llega cuando te das cuenta de que eres capaz de cambiar las cosas, porque entonces sobreviene la responsabilidad: sabes que tienes que hacer algo, que no te puedes quedar de brazos cruzados", señala Foppe. Y si no, siempre existe la posibilidad de "refugiarse en un mar de excusas", ya que siempre se encontrarán argumentos para justificar la inacción.What's your excuse? (¿Cuál es tu excusa?) es precisamente el título del libro en el que Foppe describe con detalle los tremendos obstáculos, tanto físicos como emocionales, a los que se ha enfrentado desde niño y las enseñanzas que ha extraído de ellos. "El único hándicap verdadero es el que te impide disfrutar plenamente de la vida", dice. El libro se ha traducido a seis idiomas.