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Marcos Camacho, cuarta generación del bufete familiar

Con tradición, solera e integridad

El bufete de su familia cuenta con 150 años de historia.

Marcos Camacho ejerce de jerezano con una naturalidad que desmonta tópicos de señoritos y caballos enjaezados. Y eso que bien podría siendo el titular, junto a su hermano Antonio, de un despacho situado en pleno centro de la capital del vino generoso, fundado en 1866 y ejerciendo desde hace unos meses como decano de su Ilustre Colegio de Abogados. Alejado de ningún estiramiento le encontrarán en su despacho una mirada franca, una sonrisa acogedora y muchos expedientes de sus clientes que "reviso siempre personalmente". Antonio Camacho Abogados está ahora dirigido por la cuarta generación de una familia (se espera a la quinta), "es casi una predisposición genética", dice Camacho. Desde 1866 llevan dedicándose al oficio de las leyes, siempre con una mirada puesta en "la vocación de servicio a la profesión", que hace que él sea el tercero de los decanos del colegio jerezano con ese apellido.

Una abogacía muy pegada a los frutos de la tierra, "muy civilista al principio por la presencia del sector agrícola o el urbanismo", que ahora " va evolucionando con los tiempos" a otros espacios económicos, como "el turismo, la hostelería o el contencioso-administrativo", y con una especial vocación por la pyme. Conviene advertir que la Administración pública en Jerez no pasa por sus mejores momentos.

En Antonio Camacho Abogados prima una atención integral al cliente, porque "esto es como un confesionario, si van a desnudar su alma, que no lo tengan que hacer más que una vez", dice. En las grandes ciudades, "se puede ser especialista", afirma conociendo bien el terreno que pisa, "pero aquí somos, haciendo un símil médico, el abogado de familia". Y como tales sanadores de pleitos que quieren ser, recomiendan siempre a sus clientes "prevenir y aconsejarse", procurando que sus clientes no tengan que ir al "litigation", pronuncia con un acento andaluz que no esconde sus orígenes anglosajones por parte de madre y su vasto conocimiento de la cultura legal del common law. Dando pie a hablar de las nuevas tendencias legislativas sobre mediación y arbitraje va más allá y asegura que "ni siquiera habría que llegar a ese punto. Con un buen asesoramiento o una negociación previa sería suficiente". Eso sí, con "una honestidad" que no siempre se encuentra, apostilla con cierta resignación.

Conocedor de la importancia de la gestión, "soy un empresario del Derecho", cree que la viabilidad del sector legal está en tener "la dimensión adecuada", la que permite responder al cliente en sus necesidades, y que desde esa filosofía no le tiene miedo "a la competencia", que la liberalización del sector legal ha extendido rompiendo barreras de ubicación y tamaño. "Yo creo en el valor del abogado de plaza, en un lugar en el que nos conocemos todos y en el que la palabra dada vale".

Y hablando de palabra, llegamos a la comunicación y al, si no sorprendente, al menos infrecuente, departamento de asesoramiento en comunicación del que dispone el bufete. "Es muy importante, y las empresas están muy atrasadas en esa materia. Una mala comunicación es perjudicial para sus intereses". Se agradece la ayuda y la recomendación. Que cunda el ejemplo.

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