Los expertos instan a Rajoy a solicitar la ayuda lo antes posible
"Hay que pedir el rescate y cuanto antes, mejor". Ese es el sentir mayoritario entre los analistas consultados por este periódico, que consideran prioritario reducir la partida que el Estado dedica al servicio de la deuda, la más elevada en los Presupuestos de 2013, y garantizar la financiación a las empresas, que, a su juicio, son las únicas que pueden tirar de la economía invirtiendo y creando empleo.
"Hoy no lo necesitamos y por eso no lo hemos pedido". Así de tajante se mostró el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el viernes en una entrevista en la Cadena Ser preguntado por si el Ejecutivo había tomado la decisión de solicitar un rescate global. La contundencia utilizada por Rajoy trataba de disipar los insistentes rumores que desde hace dos meses anuncian que la petición será inminente. Desde el pasado verano, el presidente del Gobierno ha tratado de negociar, sin éxito, que esa petición no conlleve ningún ajuste adicional y que la activación del programa de compra de deuda propicie una rebaja de 200 puntos en la prima de riesgo. Solo con esas dos condiciones estaba dispuesto a impulsar la petición de rescate. No ha conseguido ni una ni otra, por lo que el Gobierno ha optado por cambiar de estrategia. Una vez que ha cerrado sus necesidades de financiación para este año y que ha obtenido la inyección de 40.000 millones para recapitalizar el sistema financiero, Rajoy trata de enviar el mensaje de que el Ejecutivo no ha descartado esa posibilidad, pero que considera que no es necesario por ahora.
Los expertos consultados por Cinco Días no opinan lo mismo y la gran mayoría considera que es imprescindible pedir el rescate para rebajar el elevado coste que tendrán que asumir el Estado y las empresas para endeudarse el próximo año. Y creen que cuanto antes mejor. En el horizonte hay dos citas electorales (Italia, en marzo de 2013, y Alemania, en octubre de 2013) que pueden volver a provocar oscilaciones en la prima de riesgo. "El Gobierno español quiere retrasar tanto como sea posible la solicitud de ayuda europea para no tener que cumplir con más condiciones impuestas. Con las elecciones italianas en el primer trimestre y la probable debilidad de la evolución del PIB en esos meses, veremos un nuevo repunte de la prima de riesgo y podríamos ver a España apelando al rescate europeo", subraya Madhur Jha, economista del HSBC. Muchos de los expertos coinciden en que la solicitud de ayuda debería llegar a lo largo del primer trimestre de 2013, puesto que España podría quedarse sin posibilidad de rescate si la fecha elegida para la solicitud se acerca demasiado a las elecciones en Alemania, el país más reticente a que el BCE apoye a los países periféricos.
Y los compromisos financieros acumulados para el próximo ejercicio son muy importantes. Los primeros vencimientos de bonos del Tesoro español llegarán en enero de 2013, que junto con los próximos abril, julio y octubre serán los meses más cargados de vencimientos de deuda a medio largo plazo, con entre 15.000 y 20.000 millones en cada uno de los meses. Un desafío que el colchón en el Banco de España y lo captado en las emisiones de noviembre y diciembre ayudarán a suavizar, pero que no eliminan. Por ello, persiste entre los analistas la sensación de que el rescate llegara tarde o temprano. "Que la rentabilidad del bono a diez años haya pasado del 5,6% al 5,2% es solo una ligera recuperación. Los actuales niveles de financiación son inasumibles y tarde o temprano, España pedirá el rescate", explica Javier Ferrer, jefe de la mesa de deuda de Ahorro Corporación. Ese ha sido, precisamente, uno de los principales errores de cálculo de Rajoy, que pensó que su llegada al Ejecutivo, tal y como ha sucedido con Monti en Italia, serviría para aliviar la tensión sobre la deuda. Nada más lejos de la realidad. Con bajadas y subidas, la prima de riesgo española, que mide la diferencia entre los bonos españoles a 10 años con los alemanes (considerados como los más líquidos), llegó a bajar 150 puntos en los primeros meses de la legislatura, para posteriormente volver a subir y cerrar esos doce meses prácticamente en el mismo punto. Un nivel que la economía española no se puede permitir eternamente si se observa el coste del servicio de la deuda, que se ha convertido en la partida más importante de los Presupuestos del Estado en 2013, con un importe de 38.615 millones.
La elevada factura del desempleo
Una de las cuestiones que más preocupa los analistas son las condiciones que se impongan para acceder al rescate. Luis Caramés, catedrático de Economía de la Universidad de Santiago de Compostela, apunta que España está dando señales de disciplina, que, a su juicio, debería utilizar para negociar ajustes y plazos. "Estos no deben infligir costes sociales muy elevados. Quizá haya que retocar las pensiones, pero no de una manera muy traumática. Otra cosa es el elevado destrozo provocado en las expectativas, por lo que otro castigo adicional resultaría desproporcionado", subraya.
La mayoría, sin embargo, considera que el Ejecutivo presidido por Mariano Rajoy apenas tiene margen de maniobra para negociar con la Comisión Europea o el BCE. "España no tiene más alternativas que aceptar el rescate con todas sus condiciones. Lo que hay que tener en cuenta es que esta condicionalidad empeorará la situación de la economía española en el corto plazo y provocará más sufrimiento", resalta Tyler Cowen, profesor de la George Mason University.
En su primer año de legislatura, el Ejecutivo de Rajoy ha acometido un profundo ajuste de gasto público y una subida masiva de impuestos (dos al mes) que, sin embargo, no le va a servir, según los expertos, para cumplir con el objetivo de déficit pactado con Bruselas. Y en ello ha tenido mucho que ver el desplome de los ingresos, impulsado por la caída de la actividad y del empleo, y el incremento del gasto, en especial de la partida dedicada a garantizar las prestaciones a desempleados. La última Encuesta de Población Activa, correspondiente al tercer trimestre, revela que el número de parados ya roza los seis millones y que seguramente los 27.000 millones previstos en los Presupuestos Generales del Estado de 2013 se van a quedar cortos para atender a ese colectivo.
"El gobierno prefiere esperar y evitar el rescate total si no es absolutamente necesario, pero la espera significa incertidumbre y por tanto las empresas y los inversores se encuentran en vilo y no concretan sus planes de inversión", apunta Mauro Guillen, director de The Wharton School. Ese es, precisamente, el cuello de botella que quiere evitar el Ejecutivo. Con unos presupuestos restrictivos, en los que apenas hay inversión, en los que los ministerios han sufrido un ajuste medio de gasto del 15% anual en los dos últimos ejercicios y en donde ayuntamientos y comunidades tienen como tarea exclusiva seguir la hoja de ruta de consolidación fiscal de cara a 2013, la única vía de escape es que el sector privado vuelva a generar actividad y empleo para tomar el relevo del público. Si Rajoy quiere que se produzca ese traspaso de poderes, Valentí Pich, presidente del Consejo General del Colegio de Economista, cree que se debe solicitar la ayuda lo antes posible. "Con ello se reduciría la presión que supone unos tipos de interés demasiado elevados, con efectos devastadores sobre nuestras empresas y nuestra competitividad", afirma.
Al impacto del elevado coste por endeudarse se suma un marco fiscal cada vez más duro para las compañías, en especial para las más grandes, por lo que se hace imprescindible un alivio a través de un menor coste de financiación. El problema es que nadie garantiza ese extremo, lo que ha llevado a la CEOE a pedir mucha prudencia a la hora de solicitar el rescate total. Alberto Nadal, vicesecretario general de Asuntos Económicos, Laborales e Internacionales de CEOE, apunta que una asistencia financiera como la que se está hablando solo se le da a un estado con dificultades para financiarse. "Ese no es el caso de España, ya que las últimas subastas del Tesoro han ido razonablemente bien. Por lo tanto, el rescate puro y duro no tiene sentido. Lo que sí lo tiene es una ayuda precautoria para garantizar un respaldo a aquellos inversores que compren deuda española", subraya. En su opinión existen tres grandes incertidumbres sobre el rescate. "No hay seguridad de que te vayan a dar lo que pides, más aún cuando algunos de los países que te lo van a prestar creen que no es la mejor opción; el proceso de toma de decisiones en la UE es muy complejo y puede haber países que impongan condiciones inasumibles;y el Banco Central Europeo ya ha dejado claro que sólo actuará en casos extremos, sin especificar la duración y la cuantía de lo que vaya a comprar", recalca. Nadal resume la posición de la patronal en una frase: "Existen muchas incertidumbres para un rendimiento escaso. Creo que no se debería pedir a menos que nos veamos en una posición difícil".
Emilio Ontiveros, fundador y presidente de AFI
Emilio Ontiveros, catedrático de Economía de la Empresa en la Universidad Autónoma de Madrid y presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI), defiende sin ambages que el Gobierno de Mariano Rajoy solicite la ayuda europea. "Primero porque es una forma de garantizar un menor tipo de interés sobre la deuda pública, en un momento en que los gastos en intereses de deuda serán la principal partida de los Presupuestos General del Estado. En segundo lugar, el rescate sería una garantía de poder financiarse en el mercado primario a lo largo de 2013 y, en tercer lugar, porque la condicionalidad que podría llevar aparejada ya se está llevando a cabo, en buena medida". A su juicio, si aún no se ha solicitado "es por el estigma político que conllevaría".
Joaquín Trigo, director general del IEE
Joaquín Trigo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE), se muestra partidario de pedir el rescate, siempre y cuando posibilite que la economía española obtenga financiación adicional y más barata. "No nos van a dar ni uno ni otro, al menos hasta que no pasen las elecciones en Alemania", subraya en clara alusión a las reticencias alemanas a comprar deuda a los países periféricos. En ese contexto cree que lo mejor, por lo tanto, sería no solicitarlo, más aún teniendo en cuenta las experiencias sucedidas en Grecia o Portugal. "Nos pueden exigir cosas irrazonables como en Portugal. Les pidieron que vendieran todos sus edificios públicos, se resistieron en un primer momento y posteriormente tuvieron que malvenderlos".
Santiago Carbó, catedrático de la Bangor Business School
El catedrático de Economía de la Universidad galesa de Bangor, Santiago Carbó, cree que se está haciendo un análisis muy desenfocado sobre el rescate. "Es muy positivo que la banca haya recibido los 40.000 millones del rescate al sector. Tras concretarse la reestructuración bancaria, el Tesoro ha recuperado el acceso a la financiación", remarca. A su juicio el gran problema es que las empresas aún no se pueden financiar a precios razonables. "Sería básico para que las empresas españolas, que son las que tiran realmente de la economía, vuelvan a captar financiación. Hasta que eso no suceda no se habrá regularizado la financiación del país. Y para lograrlo sería imprescindible que se solicitara la ayuda y así se activara el programa de compra de bonos".
Anton Brender, economista jefe del grupo Dexia
El economista jefe de Dexia, Anton Brender, considera que el Gobierno de Mariano Rajoy no tiene porqué solicitar el rescate de forma inmediata. "En principio no hay prisa para solicitar la ayuda europea. El programa de compra de compra de deuda del BCE tiene un poder de disuasión considerable sobre los mercados, lo que concede un cierto margen al gobierno español: si considera que la prima ha subido demasiado, bastaría con dejar entrever que va a solicitar apoyo para que la tensión del mercado disminuyese". Aún así, Brender entiende que esta es una situación de equilibrio precario: "Las necesidades de financiación para 2013 son masivas y si la coyuntura se deteriorase aún más, la presión de los mercados podrían forzar la petición de rescate".
Joaquín Maudos, catedrático de la Universidad de Valencia
Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico en la Universidad de Valencia e investigador en el IVIE, considera imprescindible que el Gobierno solicite cuanto antes el rescate para que el BCE_active el programa de compra de deuda y se relaje la prima de riesgo. "España debería haber solicitado ya el rescate. Desde junio, está la puerta abierta a esa posibilidad. Realmente, el memorando que pactó el Gobierno para el rescate bancario ya incluye condiciones y no creo que se incluyeran muchas más exigencias", comenta. Maudos señala que las ventajas de pedir la ayuda serían mayores que las desventajas si se realiza un análisis coste-beneficio. "Las empresas españolas, que tienen un endeudamiento alto, verían reducirse significativamente sus costes de financiación".