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En varias localidades catalanas

Detenidas 22 personas por estafar 8 millones desde chiringuitos financieros

La Policía Nacional ha detenido en varias localidades catalanas a 22 personas acusadas de estafar más de 8 millones de euros a unas 200 personas a través de dos complejos entramados de empresas sin actividad mercantil real radicadas en Barcelona que operaban como chiringuitos financieros.

Según ha informado hoy la Policía, los detenidos, muchos de ellos británicos que operaban desde los dos "chiringuitos financieros" ubicados en Barcelona, captaban sobre todo los ahorros de compatriotas a través de campañas telefónicas en las que ofrecían productos de inversión que eran inexistentes.

En la operación, que se inició en octubre de 2011, se ha detenido a diez personas en Barcelona, seis en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), dos en Arenys de Mar (Barcelona) y una en Castelldefels (Barcelona), Sitges (Barcelona), Breda (Girona) y Querol (Tarragona).

También se han llevado a cabo nueve registros en domicilios de Barcelona y poblaciones de su área metropolitana, en los que se han incautado de 367.000 euros en efectivo, cuatro pistolas con munición, siete pasaportes falsos, manuales para la captación de clientes, listados de potenciales clientes, así como ordenadores y discos duros, cuyo contenido se está analizando.

Según han informado fuentes policiales, los responsables de la red, que se da por desarticulada, ofrecían a las víctimas de la estafa, a través de masivas campañas telefónicas, jugosas ofertas en productos de inversión, vinculados sobre todo al sector del ocio, que acababan siendo inexistentes.

Los responsables de los "chiringuitos financieros" ingresaban el dinero entregado por las víctimas de la estafa en cuentas bancarias abiertas a nombre de un conjunto de empresas instrumentales, de donde los retiraban en efectivo, de forma casi inmediata.

El dinero era movido en sucesivas disposiciones, para evitar dejar rastro, hasta que acababa en manos de los responsables de la red.

Los dirigentes de la trama, de origen británico, utilizaban identidades ficticias con pasaportes falsificados y cambiaban constantemente de domicilio para dificultar su seguimiento.

Según la Policía, la red desarticulada ahora funcionaba en subgrupos autónomos, con diversos grados de especialización, de forma que los responsables de cada grupo apenas se relacionaban con el resto de la organización para no ser descubiertos.

La organización también abrió varias cuentas corrientes a una asociación sin ánimo de lucro para desviar parte del dinero estafado

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