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Entrevista al director de Aldeas Infantiles SOS en el país

Grecia hace pasar por caja a los huérfanos para reducir el déficit

Cada vez que habla del tema, a Yorgos Protopapas le hierve la sangre: "Los huérfanos griegos son los únicos del mundo que deben pagar impuestos para ser protegidos".

El director de Aldeas Infantiles SOS en Grecia se refiere así a la decisión del Gobierno griego de que también las ONG paguen impuestos, dentro de la lucha sin cuartel para reducir el enorme déficit público, desde el 15,6% de 2009 hasta el 6,6 % con el que se prevé concluir este año.

En 2011, Aldeas Infantiles SOS pagó en Grecia 165.000 euros de impuestos, aproximadamente el 8% del dinero ingresado.

"Si se nos compara con una empresa, está claro que es un porcentaje muy bajo, pero somos una ONG y todo ese dinero es para atender a niños abandonados y familias necesitadas, por tanto, se lo están quitando a ellos", se queja Protopapas.

El director de la ONG asegura que con ese dinero podrían ayudar a mantener a 200 familias dentro para que los hogares con problemas económicos no terminen abandonando a sus hijos.

Desde las reformas de impuestos de 2010, las donaciones también han dejado de ser deducibles para los donantes y los receptores deben pagar impuestos por ellas.

Además, se han incrementado hasta un 50% los impuestos sobre diversos servicios -como el gasóleo de calefacción- y se les hace pagar un 1% del valor inmobiliario de sus propiedades.

"¿Por qué tenemos que pagar por ellas si son edificios que no podemos vender y cuyo uso está exclusivamente restringido al de casas de acogida, incluso aunque la ONG desapareciera?", denuncia Protopapas.

Por si fuera poco, el Gobierno del primer ministro conservador Andonis Samarás ha cancelado las ayudas públicas a las ONG, debido a la falta de fondos y a la opacidad de la financiación la tupida red de organizaciones surgida los últimos años.

Este incremento impositivo llega en un momento en que los servicios sociales se han reducido al mínimo, se ha recortado el número de plazas en los hospitales públicos y se ha introducido el copago sanitario.

"Grecia nunca ha tenido un Estado del Bienestar que funcionase. Hasta ahora era la familia la que, con su ayuda, evitaba que esta gente cayese en la pobreza. Pero ahora también esto está fallando porque hay muchos hogares en los que ningún miembro trabaja", explica el experto en pobreza y desigualdad Panos Tsakloglu.

Así, el millón de parados griegos, muchos de los cuales han perdido incluso la prestación por desempleo, se ven obligados a recurrir a la caridad de las ONG, que les suministran alimentos, medicinas y cuidados médicos.

"Cada día hay más familias necesitadas y desesperadas que nos llaman para pedir ayuda en cosas muy concretas como pagar la luz, las medicinas, la calefacción... Son, sobre todo, ancianos, enfermos y madres abandonadas con hijos pequeños", asegura Begoña Kaligás, voluntaria de Cáritas en Atenas.

Pero también hay más solidaridad, apunta, y aunque el volumen de los donativos se ha reducido, hay un mayor número de gente que ofrece "pequeñas ayudas" de 5, 10 o 20 euros.

Otras ONG sobreviven, además de los donativos individuales, gracias a las fundaciones privadas como las que sostienen los armadores griegos -un sector con ventajas fiscales- o de organizaciones extranjeras.

"A pesar de que en algunos medios de comunicación se diga que los alemanes o los austríacos están en contra de los griegos, lo cierto es que nos están ayudando mucho. La solidaridad sigue existiendo", concluye Protopapas.

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