ACS y Hochtief hablan ya el mismo idioma
Aumentar el rendimiento de Hochtief, seleccionar activos no estratégicos para su venta, controlar el intensivo uso de capital de la filial australiana Leighton y evitar sustos con sobrecostes en obras, son los principales retos de Marcelino Fernández Verdes como nuevo consejero delegado de Hochtief. Con su dirección, ACS toma el mando en su filial alemana.
Cuando ACS pasa de importante accionista de Hochtief a propietaria, a través de una opa que triunfó en los primeros meses de 2011, la intención declarada de la empresa española fue garantizar la "germanidad" de su nueva filial. Hochtief iba a mantener su marca, seguiría cotizando en Frankfurt, no habría un despiezamiento para vender negocios y la gestión gozaría de amplio margen de independencia respecto a Madrid. Un compromiso de neutralidad con el que ACS atajó cualquier tentación de intervención del gobierno alemán en contra de la opa y que sirvió para apaciguar las protestas de la plantilla.
Casi dos años después, con Hochtief ya consolidada en las cuentas de ACS, las riendas del gigante alemán pasan a manos de un ejecutivo español, Marcelino Fernández Verdes. Todo un intento de Florentino Pérez por embridar la integración de Hochtief y los propios resultados del gigante alemán. Su margen bruto de explotación no llega al 5%, mientras su hermana española Dragados suele presentar el 7%. Recientes pérdidas, así como la falta de rendimiento preocupan en ACS.
Además de mejorar los ratios de rentabilidad, el consejero delegado Fernández Verdes deberá identificar negocios no estratégicos para soltar lastre; ha de controlar las grandes obras de la subsidiaria australiana Leighton, especialmente en el campo de la minería por sus grandes necesidades de capital; apuntalar la expansión en EE UU, y evitar grandes provisiones de capital por sobrecostes en obras. Quién sabe si incluso pilotar una integración de Hochtief y Dragados, tal y como se especula en el mercado.
Al ejecutivo le llega este nuevo reto con 57 años. Ha vivido durante los últimos 25 el crecimiento de ACS a base de la integración de constructoras y ha sido el álter ego de Florentino Pérez en el negocio principal del grupo, que no es otro más que el de la obra civil.
Entre la competencia no se encuentra un sólo reparo a su trayectoria. Dicen que es sensato en los negocios, sólido técnicamente y siempre de buen trato con el Gobierno de turno. Más que un directivo a la sombra de su popular jefe.
Ingeniero de Caminos por la Universidad de Barcelona, Marcelino Fernández Verdes se ha ganado un hueco entre los top del sector, tras ascender a ese Olimpo en 2003. Por entonces se hizo con las máximas responsabilidades de la Dragados ya fusionada con ACS. Año a año ha ido reeditando el liderazgo de su empresa en el sector constructor español.
A Alemania fue de apaga fuegos hace ocho meses. Pese a formar parte del consejo de supervisión de Hochtief desde que ACS entró en la germana, su verdadera inmersión en Hochtief se produjo con la entrada en el comité ejecutivo como director de Operaciones.
ACS cierra ahora la toma del mando en una compañía con la que crea un grupo de infraestructuras que pugna con los grandes conglomerados chinos por el liderazgo mundial. Pero más allá de amasar una cifra de negocio cercana a los 35.000 millones anuales, la unión de ACS y Hochtief da lugar a una constructora con notable presencia en todo el mundo, (más del 80% de la facturación procede de fuera de España).
Fernández Verdes releva a Frank Stieler, quien abandona el comité ejecutivo tras un año y medio de mandato. El propio nombramiento de Stieler, en sustitución de Herbert Lütkestratkötter, fue un intento de ACS de dejar las riendas en manos alemanas. Se buscaba consenso interno y la figura idónea era la de un conocedor de la empresa. Pero a Hochtief le costaba asumir la cultura de ACS. Ahora, con Fernández Verdes al frente, las sedes de Madrid y de Essen (Alemania) están más cerca que nunca.