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René Schuster

El consejero telecomunicador

Estadounidense y alemán, este ingeniero se convirtió en directivo, perono deja que se le escapen las últimas novedades tecnológicas.

René Schuster
René SchusterHogue

Que los teléfonos móviles forman ya parte de nuestra realidad más cotidiana no es ninguna novedad. Pero parece que el uso del móvil está alcanzando tales proporciones que supera a otras tareas diarias. Durante una charla en Berlín hace unos meses, el consejero delegado de Telefónica Alemania, René Schuster (Nueva York, 1961), presentó un sorprendente dato: en el mundo hay más teléfonos móviles (6.000 millones) que cepillos de dientes (4.200 millones). Schuster es consciente de las posibilidades que ofrece la tecnología y desde su llegada a la dirección de esta filial de Telefónica, en junio de 2009, la compañía se ha convertido en la empresa alemana de telecomunicaciones con el crecimiento más rápido.

Telefónica Alemania se enfrenta ahora a su salida a Bolsa, que está previsto que se lleve a cabo en el mercado de Fráncfort el 30 de octubre. La compañía española anunció hace unos días que prevé colocar el 23,17% del capital social de la filial, que está valorada en unos 6.600 millones de euros. Ante la inminente operación, René Schuster aseguró que se trata de una oportunidad de invertir en el país germano, al que describió como una isla en medio de la convulsa Europa. "Si quieres invertir en Europa, querrás invertir primero en Alemania", aseguró recientemente.

Este directivo de 51 años, ojos azules y amplia e impecable sonrisa, nació en Estados Unidos, pero sus padres no eran norteamericanos sino alemanes. Schuster estudió Ingeniería Electrónica en la Universidad Estatal de San Diego, en California, y su carrera comenzó a mediados de los ochenta como ingeniero de desarrollo en la filial alemana de Bosch. Más tarde, su habilidad para la dirección le llevó a dejar a un lado la destreza puramente técnica para pasar a los despachos. Cursó un máster en Administración de Empresas en la Universidad de La Verne, cerca de Los Ángeles, y ya en puestos de dirección trabajó en la consultora KPMG, en la división de Compaq para Reino Unido e Irlanda y en el gigante tecnológico HP. Antes de recalar en Telefónica, pasó por Vodafone, donde ocupó el puesto de director de marketing global.

Su periplo por todas estas empresas y su doble nacionalidad, estadounidense y alemana, fueron dos de los aspectos que destacó de Schuster el que fuera consejero delegado de Telefónica Europa, Matthew Key, en su incorporación al equipo. "René tiene un profundo conocimiento del mayor mercado de Europa", afirmó Key, "su considerable experiencia en empresas de telecomunicaciones, tecnología y otras industrias lo convierte en la persona idónea para consolidar el crecimiento de Telefónica O2 Alemania".

Y es que O2, la marca de telefonía móvil de la operadora, progresa a un buen ritmo pero todavía se encuentra en desventaja en un mercado dominado por T-Mobile (de Deutsche Telekom), Vodafone y, en menor medida, E-Plus (filial de KPN). En los tres años que lleva al frente de la empresa, Schuster se ha esforzado por captar nuevos clientes, convenciéndolos de que el mundo de la tecnología móvil todavía tiene mucho por ofrecer.

El consejero delegado, que es un buen orador, se prodiga habitualmente por salones y conferencias sobre comunicación para explicar las bondades de los teléfonos inteligentes. Pero, llegado el caso, Schuster no tiene problemas en admitir los errores en los que ha incurrido la industria de las telecomunicaciones en los últimos años. En alguna ocasión, el directivo reconoció que las compañías han cobrado tarifas excesivas a sus clientes, especialmente por las llamadas desde el extranjero.

Aunque, donde Schuster pone el foco, más que en las tradicionales llamadas telefónicas, es en las posibilidades que presentan los smartphones. Así, se muestra convencido de que "la muerte de la tarjeta de crédito está cada vez más cerca", haciendo referencia a los pagos a través del móvil que parecen ser el próximo reto del mercado.

Sin embargo, después de pasar todo el día hablando de smartphones, aplicaciones e internet de alta velocidad, la desconexión de toda esta avalancha tecnológica no resulta fácil al salir del trabajo. Schuster está casado y tiene que lidiar en casa con sus dos hijos, de los que habla como dos "nativos digitales" que nunca han vivido en un mundo sin ordenadores ni redes sociales. Un mundo en el que, aunque no lo parezca, sí que vivió su padre.

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