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El PIB puede contraerse más de un 1%

La industria mira hacia los mercados emergentes

La economía vasca respira gracias a la industria, que aporta casi el 25% del PIB (la media de España es del 14,8%). Ante el desplome del mercado nacional por la crisis, las exportaciones fabriles han sido claves para la generación de riqueza en Euskadi.

En 2011, las ventas al exterior aumentaron un 17,9%, por encima de los 21.000 millones. Este ejercicio mantienen una dinámica positiva (crecimiento del 1,2% en el primer semestre), aunque con síntomas de ralentización. La demanda en la UE, su principal cliente fuera, se ha contraído y en algunos casos se ha desplomado (por ejemplo Italia, el cuarto destino por volumen de exportaciones de los productos Made in Euskadi).

Las empresas vascas tienen claro que el futuro está fuera de los mercados maduros y miran a los países emergentes. Una de las tareas del nuevo Ejecutivo de Vitoria será ayudar a las compañías en sus implantaciones productivas en China, India, Rusia, Brasil y México, por citar algunos casos. Son inversiones muy costosas, a veces inalcanzables para las pymes si no cuentan con apoyo institucional.

El PIB vasco se contraerá este año entre un 0,6% (según la estimación del Gobierno saliente) y hasta un máximo del 1,3%, de acuerdo con los cálculos de la patronal vasca Confebask. Por tanto, las exportaciones serán claves en 2013 para intentar mantener los actuales niveles de empleo. De todas formas, Confebask cree que la comunidad autónoma perderá 15.000 empleos este ejercicio y que el paro se disparará hasta el 12,5%, en torno a la mitad del nivel esperado para el conjunto de España, y eso porque la industria vasca ha limitado los efectos de la crisis.

Otra de las prioridades en la agenda del nuevo lehendakari será el rescate al mundo de las pymes, que suponen el 75% del tejido empresarial de la comunidad autónoma. La crisis se está cebando desde 2007 con estas compañías. Más de un millar han desaparecido en ese período y el goteo no cesa. En este ejercicio, se superará el récord anual de concursos de acreedores. El anterior data de 2011 con 400 suspensiones de pagos.

El cumplimiento del objetivo del déficit en 2012 también marcará el día a día del inquilino de Ajuria Enea. Los candidatos a lehendakari que se han disputado los votos tampoco han coincidido en la campaña electoral en este punto. Unos por asegurar que no llegará al 1,5% del PIB y otros porque lo rebasará. Los analistas estiman que Euskadi será de las pocas comunidades autónomas que llegarán a esta meta.

La deuda vasca tampoco dará motivos para el descanso al partido que lidere el Gobierno de Vitoria. Las malas noticias se han seguido acumulando en los últimos días. La semana pasada, tres jornadas antes de la cita de ayer con las urnas, la agencia de calificación Standard & Poor?s rebajó dos escalones el rating de deuda pública de la comunidad autónoma, para situarlo en el nivel BBB+, además con una estimación negativa a largo plazo. La caída de la recaudación y los recortes presupuestarios por la crisis han jugado en contra, así como las propias revisiones a la deuda soberana de España, situada a un paso del nivel del bono basura.

Euskadi ha pasado en tan solo dos años y medio de la calificación AAA, la más distinguida en el mundo de la deuda pública, a la fatídica distinción de la triple B. La última emisión de deuda vasca, realizada a mediados de la semana pasada para captar más de 100 millones, obligó al Ejecutivo de Vitoria a afrontar el pago de un tipo superior al 7%, para vencimientos entre nueve y doce años. Y esa operación se realizó antes de conocerse el castigo de Standard & Poor?s. Al cierre del primer semestre de este ejercicio, el País Vasco mantenía una deuda de 6.798 millones, que representa el 10,2% del PIB (frente al porcentaje del 8,1% con el que cerró 2011).

Fuera del ámbito de la deuda y la empresa, la crisis está cada vez más presente entre las familias vascas, que exigirán medidas de apoyo al nuevo lehendakari. El 40% de los hogares de Euskadi confiesa que la crisis les ha alcanzado "bastante", según los datos de una encuesta. La cara más dramática son los desahucios de viviendas por el impago de las hipotecas. Una media de catorce al día que amenaza con incrementarse a corto plazo, en paralelo a la negativa evolución del paro. Una situación que ha llevado a Juan Luis Ibarra, presidente del Tribunal Supremo, a declarar que "si la crisis justifica el rescate de los bancos, más legitimidad tiene ayudar a las familias".

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