Las familias han perdido casi un tercio de su riqueza financiera en solo seis años
El Banco de España ha publicado esta mañana las cuentas financieras de los hogares hasta finales del segundo trimestre del año. De sus cifras pueden extraerse varias conclusiones que explican buena parte de lo que está pasando. Las familias han perdido desde 2006 casi un tercio de su riqueza financiera, al pasar de 991.883 millones de euros ese año a 702.549 millones en junio pasado.
La crisis ha cambiado la manera de trabajar, la forma de consumir y, por supuesto, los criterios a la hora de invertir y todo ello ha tenido su reflejo en las cuentas financieras de las familias.
Según las cifras que ha publicado hoy el Banco de España, los hogares atesoran hasta el segundo trimestre de este año una riqueza financiera neta (efectivos, depósitos y acciones menos las deudas bancarias y otras cuentas pendientes de pago) de 702.549 millones de euros, un 7,6% menos que solo tres meses antes, un 16,4% inferior a la riqueza de hace un año y nada menos que un 29,1% menos que la que tenían en 2006, un año antes de que todo comenzara a derrumbarse.
Ese año, en plena etapa de barra libre de crédito y burbuja inmobiliaria, los hogares llegaron a tener activos financieros netos (descontadas sus deudas) por valor de casi un billón de euros (991.883 millones de euros), el máximo de la serie histórica, cuando ahora se sitúa en los citados 702.549 millones. ¿Cómo se explica tanta diferencia en tan poco tiempo?
La fuerte caída registrada por la Bolsa tiene mucho que ver. En 2006, los hogares poseían acciones y participaciones por valor de 804.893 millones de euros y, según las últimas cifras, en junio de este año apenas conservaban 383.821 millones, menos de la mitad.
Viendo las turbulencias bursátiles, las familias españolas, de tradicional bastante conservadoras en sus carteras de inversión, decidieron huir de la renta variable y solo dos años después redujeron la tenencia de acciones un 33%. La caída se debió, fundamentalmente, al desplome de las Bolsas mundiales en 2007 y 2008. A partir de entonces la situación volvió a sus orígenes: los hogares volvían a tener más dinero invertido en depósitos y efectivo que en el parqué.
Otro de los factores que ha contribuido a esta pérdida de riqueza financiera es que mientras las acciones en Bolsa se desplomaban, las familias, fuertemente endeudadas como consecuencia del boom inmobiliario, han logrado disminuir su nivel de apalancamiento, pero de manera muy suave.
Así, de los 965.449 millones que mantenían en 2008, máximo de la serie, en préstamos a largo y corto plazo, en junio de este año apenas se había reducido un 3,6% hasta los 930.214 millones. Conclusión: la deuda se ha moderado muy poco y el valor de los activos financieros se ha depreciado un 14%, de ahí que las familias hayan perdido casi un 30% de su patrimonio financiero.
Sobra recordar que en estas cuentas no está contabilizado el valor del patrimonio inmobiliario. Obviamente, para las familias que compraran su vivienda antes del boom o en sus primeros años y no se endeudaran en exceso, el saldo total (activos financieros + activos inmobiliarios -deudas) será mejor incluso a pesar de la crisis. Pero también habrá quienes con esa cuenta obtengan un peor resultado porque los inmuebles también se han depreciado tras el estallido de la burbuja y la deuda, en cambio, tiene que seguir pagándose.
En cuanto a las últimas cifras, destacar que a junio de este año las familias tenían en depósitos y efectivo 852.375 millones de euros, un 0,7% más que tres meses antes y casi tanto como lo que dice el Banco de España que adeudan en créditos a largo y corto plazo: 858.819 millones. Es decir, podrían incluso amortizar casi la totalidad de su deuda, por lo que en términos agregados no parece ser un balance preocupante. Lo malo es que unas familias atesoran el efectivo y otras, para su desgracia, las deudas.