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Empieza por Can

La Caixa arranca el ajuste de entre 600 y 800 oficinas tras la absorción de Cívica

La Caixa ha comenzado el ajuste de la red de oficinas tras la absorción de Cívica. La entidad prevé el cierre de entre 600 y 800 sucursales. El proceso ha arrancado en el área de influencia de la antigua Can, la primera donde se ha realizado la integración tecnológica. Se hará de manera gradual y estará completado en abril de 2013.

La entidad que preside Isidro Fainé está a punto de culminar la primera fase de la integración de la red de Banca Cívica. El proceso ha arrancado con la unión de la plataforma tecnológica de Can, a la que seguirá la de Cajasol y Caja de Guadalajara (diciembre), CajaCanarias (febrero de 2013) y Caja de Burgos (abril de 2013). Y este mismo calendario será el que se siga para ir realizando el ajuste de las redes en cada una de las zonas de influencia de las antiguas cajas socias de Cívica.

Fuentes sindicales aseguran que el ajuste afectará al cierre de entre 600 y 800 sucursales, de las 6.550 que suponen la actual red del grupo -5.151 de La Caixa y el resto de las cajas que integraban la alianza de Cívica-.

Desde la entidad, no obstante, afirman que "se trata de un proceso gradual que está permanentemente abierto" y que, por tanto, "no hay cifras definitivas". No hay que olvidar que Fainé es un firme defensor de la sucursal como medio de relación con los clientes. "Yo pondría oficinas de la caja en todo el paseo de Gracia, en toda la Castellana cada 100 metros", señaló en una reciente presentación de resultados de La Caixa.

En este ajuste, la entidad ha seguido el criterio de preservar aquellos locales mejor ubicados y más rentables, independientemente de si se trataba de una oficina de la propia Caixa o de Cívica. De hecho, en el sector financiero se espera que La Caixa aproveche para cerrar las sucursales de su red que no han obtenido los objetivos de negocio esperados.

La idea, según avanzó su consejero delegado Juan María Nin, es mantener una cuota de mercado de oficinas de entre el 15% y el 16%. Tras la absorción de Banca Cívica, esta ratio se situaba de media en el 16,4%.

Actualmente, las únicas zonas que superan el suelo marcado por Nin son Andalucía Occidental, con el 34,4% de cuota, Canarias (28%), Cataluña (25,6%) y Baleares (21,2%). El resto de las plazas está muy por debajo de este objetivo. En Madrid la cuota es del 14,9%, en Aragón, Rioja y Navarra, 13,6%; en León y Asturias, 11,9%; en Andalucía Oriental, 11,8%; en el País Vasco y Cantabria, 11,7%; en Levante y Murcia, 10,7%, y en Galicia, 9,3%.

Fuentes de la entidad aseguran que, en el caso de Navarra, los antiguos clientes de Can tendrán tras la integración a su disposición más oficinas y más cajeros que antes de la operación. Añaden que no se ha abandonado ninguna población y que la antigua caja navarra mantendrá el servicio que tenía en las poblaciones rurales.

La Caixa culminó el pasado 3 de agosto el cambio de imagen corporativo de las cerca de 1.400 sucursales de Cívica. Este incluía el mantenimiento de los logos de las cajas que conformaban la alianza de Cívica en cada uno de los territorios de origen junto al símbolo de La Caixa.

Más recortes de plantilla

La Caixa ya ha reducido la plantilla de Banca Cívica en 1.452 empleados, de los 34.800 que conforman el nuevo grupo. Bajas que han procedido, en su mayoría, de los servicios centrales que mantenía la antigua estructura de Banca Cívica, alianza integrada por cinco antiguas cajas de ahorros (Navarra, Burgos, Canarias, Guadalajara y Cajasol).Ahora, la reducción del tamaño de la red traerá más despidos. Fuentes sindicales afirman que, de momento, no cuentan con cifras de cuántos pueden ser los trabajadores afectados. Añaden que se ha abierto un proceso en el que los empleados que estuvieran dispuestos a abandonar voluntariamente la entidad lo comunicaran y luego se tuvieran en cuenta criterios profesionales. Además, han exigido a la entidad financiera "garantías" en los casos en los que se pida la movilidad geográfica del trabajador.Fuentes de La Caixa aseguran, no obstante, que "la integración de oficinas no conlleva, necesariamente, ni a priori, la salida de empleados".

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