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Gestión

¿Hay riesgo por los recortes en nuevos equipos médicos?

Ante la falta de compras de nuevos equipamientos debido a los menores recursos, las empresas están apostando por mecanismos para vender, como las colaboraciones público-privadas, mediante las que las compañías equipan los hospitales a cambio de pagos anuales.

Cuando acude a un hospital a realizarse una prueba médica o a recibir un tratamiento es probable que no repare en la tecnología médica. Ni siquiera en si es nueva o, menos aún, recapacitará sobre si está en perfecto estado de mantenimiento. Pues bien, la patronal de tecnología sanitaria Fenin ha lanzado una alerta sobre lo que puede ocurrir en las clínicas si el ritmo de compras y reparaciones queda paralizado por los recortes.

Una empresa de tecnología reconoce que en la revisión de mantenimiento de unos respiradores encontró aceite y gracias a eso diagnosticó un problema en los compresores que fabricaban aire medicinal. Luego se ordenó la paralización de los mismos en el hospital porque, efectivamente, los tanques de producción de aire medicinal estaban llenos de aceite, señala una fuente del sector.

Desde la patronal se asegura que de momento no ha habido casos graves, pero ha decidido pasar a la acción y acaba de presentar un protocolo de mantenimiento para hospitales, la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y la propia Fenin, que llevará un control de los casos de mantenimiento inadecuado que se puedan producir. El problema radica en que los hospitales han paralizado casi totalmente la compra de nuevos equipos y los responsables de la patronal temen que, por ahorrar, tampoco se hagan los mejores controles y reparaciones a los antiguos. Las tecnologías de altas prestaciones como las resonancias, TAC o escáneres pueden superar el millón de euros por cada nuevo equipo.

Si en 2010, la actividad de electromedicina facturaba 425 millones de euros en España, en 2011 descendió hasta los 370 millones y en 2012 está sufriendo una caída adicional de un 25%, de acuerdo con la patronal. "Hay reparaciones y mantenimiento muy profesionales y otros no tanto", asegura Carlos Sisterna, responsable de Fenin en Cataluña. Por eso, se ha querido lanzar este protocolo con unos estándares y donde se recojan alertas de mal funcionamiento, que en estos días se están repartiendo entre las empresas. "Cada vez es más crítico porque la vida útil se alarga. Hemos detectado que las piezas no se sustituyen por originales y no siempre se controlan correctamente los aislamientos y las fuentes de alimentación".

Cada equipo lleva asociado un nivel de riesgo, catalogado desde el uno (el menor) hasta el tres. Como peligro mínimo se situaría, por ejemplo, una grúa para cargar a un paciente. Como alarma extrema figuraría un equipo de radioterapia en mal funcionamiento. "El parque de equipos en España está anticuado", asegura Sisterna. Los datos de Cocir (el Comité Europeo de Coordinación de la Industria de Radiología y Electromedicina) apuntan a que la media de edad de la tecnología en el país es considerablemente mayor que la de sus vecinos. El último estudio de esta institución, en 2009, cuando todavía no existía un claro ajuste fiscal en las cuentas de las comunidades autónomas (responsables de los gastos en sanidad), señalaba a España e Italia como los alumnos atrasados.

La sustitución de los equipos con más de 10 años es esencial, según Cocir. Pues bien, en lo relativo a España, el 13% de los casos de tomografía computerizada (CT, en sus siglas en inglés) superaban esa franja (frente a un 9% en Europa occidental), el 15% en resonancia o el 19%_en rayos X. En el ejemplo de CT, "los casos españoles e italianos de equipos de seis años o más representan casi la mitad (47%) de los equipos instalados, lo que se desvía significativamente de las reglas de oro", se destaca en el informe. Estas normas indican que solo deberían superar los seis años un 30% de las máquinas.

"Y la situación ha empeorado", cree el directivo de Fenin. "Los hospitales no compran y las obras para nuevos centros están paralizadas", recuerda, como sucede en el Hospital de Toledo y el Central de Asturias.

Ante la pregunta de si detrás de esta alerta puede haber cierta exageración por un interés comercial de las empresas, Sisterna reconoce que hasta ahora no se ha producido ninguna alerta grave. Y advierte de que la tecnología avanza muy deprisa y quedarse atrás puede ser perjudicial para pacientes e incluso en ahorros a largo plazo para el sistema.

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