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Inbisa crea una filial para desarrollar suelo de entidades financieras en grandes ciudades

Las constructoras medianas se ofrecen a la banca para reactivar la edificación

La escasez de trabajo en España para las constructoras y el fuerte deterioro del stock de suelo en manos de la banca son dos problemas para los que se busca solución en una colaboración de ambas partes con la que se pretende reactivar la edificación de viviendas en ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao o Sevilla.

El de la empresa vasca Inbisa constituye el ejemplo de lo que es la clase media de la construcción española. La empresa nace en Bilbao hace 25 años y se expande por todo el país al calor del boom de las infraestructuras, la edificación, energías renovables o de los servicios. Tiene 700 empleados y factura unos 170 millones al año. Pero la crisis obliga ahora a buscar trabajo en el exterior, tal y como está haciendo en México, Brasil, Panamá, Colombia y Angola, y a dar una vuelta de tuerca a su modelo de negocio local. El último paso ha sido la creación de una filial llamada Inberalia, nacida para alimentar la actividad del grupo como constructora residencial.

Al frente de Inberalia se sienta de director de desarrollo un ejecutivo de la casa, José Ignacio Monge, quien advierte de la existencia de una creciente demanda de vivienda de nueva construcción en ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao e incluso en Sevilla.

Pero Inbisa no va a comenzar a comprar suelo por mucho que hayan bajado los precios. La empresa, al igual que otras competidoras, se dirige a los bancos con la tentadora oferta de liberarles de miles de metros cuadrados que lastran sus balances. De hecho, comienzan a proliferar concursos privados, promovidos por las propias entidades financieras, en los que convocan a distintas constructoras para que estas desarrollen terrenos en zonas prime y se encarguen de la comercialización de las viviendas.

Las posibilidades que se abren a grupos como Inbisa son la culminación de obras paralizadas y el arranque de nuevas promociones con la financiación asegurada. "Uno de los problemas de los bancos es convertir en líquido un suelo que tienen provisionado, y eso solo se hace a día de hoy trabajando sobre ese suelo", expone Monge. La nueva Inberalia pone a disposición de entidades financieras y particulares su experiencia en inmobiliario y edificación para analizar un determinado portfolio de suelo, diseñar el producto en base a la demanda, ejecutar las obras y cerrar el círculo con la comercialización. La constructora capta desde suelo cedido en aportación, en proyectos financiados al 100% por los bancos, hasta promociones delegadas en las que la constructora puede implicarse en el capital.

Además de Inbisa, una de las competidoras más activas está siendo la madrileña Level, firma del empresario Rafael Muñoz Toledo con nuevas promociones compartidas con la banca en Madrid, Cataluña o Andalucía.

Otra referencia en este nicho emergente de negocio es la promotora Vía Célere, fundada en el año 2007 por Juan Antonio Gómez-Pintado y cuyos fondos proceden de la venta de Agofer al grupo Sando. En este caso, la compañía ha ejecutado proyectos sobre suelos de Bankia, Sabadell o Catalunya Caixa.

La constructora Arpada es una cuarta referencia destacada en la copromoción con los bancos, como es el caso de un residencial que en estos momentos comienza a levantar en parcelas del BBVA en el Ensanche de Vallecas o recientes obras para Caja Madrid y Catalunya Caixa. Arpada también tiene en ejecución proyectos lanzados este año por clientes de perfil inmobiliario, como son Realia o Valenor.

Un nicho en Francia con la reforma de hoteles

Países europeos con el parque hotelero pasado de años, como es el caso de Francia, se han convertido en toda una oportunidad para constructoras de tamaño mediano. Inbisa acaba de crear una filial en el país vecino con la intención de trabajar tanto en el sector residencial como en la rehabilitación de hoteles. De momento, atenderá desde Bilbao la actividad que vaya surgiendo al otro lado de la frontera.Un caso similar es el de Ramos Catarino, constructora portuguesa de larga tradición en España que ha comenzado a trabajar en la remodelación de distintos hoteles parisinos y está en tratos con empresas hoteleras españolas para dar con ellas el salto a Latinoamérica.

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