La zona euro juega con la paciencia de los mercados
Todo listo para el segundo rescate parcial de España. El Gobierno pide una intervención del BCE para rebajar 200 puntos la prima de riesgo, pero Berlín apura los plazos para arrancar más ajustes a Madrid, París y Roma
Todo listo en Madrid, Bruselas y Fráncfort para un nuevo rescate parcial de España, hasta el punto de que el Gobierno de Mariano Rajoy ya habla abiertamente de la necesidad de una intervención del Banco Central Europeo y cifra en 200 puntos básicos la rebaja en la prima de riesgo que espera conseguir gracias al organismo presidido por Mario Draghi.
Solo falta, y no es un obstáculo menor, el visto bueno de Alemania, partidaria de apurar los plazos para mantener la presión reformista y saneadora no solo sobre España sino también sobre Francia e Italia. Pero ni siquiera esa objeción parece suficiente para dilatar durante mucho tiempo una intervención reclamada insistentemente por el sector privado español y ahora, también, por la administración.
Ya "no es cuestión de tiempo sino de concreción", reconoció el viernes la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Y su ministro de Economía, Luis de Guindos, aprovechó el día anterior su presencia en un lugar tan simbólico como la London School of Economics para proclamar que España necesita una intervención del BCE en el mercado secundario de deuda y expresó su disposición a aceptar a cambio "ciertas condiciones".
La mayoría de las condiciones ya están pactadas y figuran en el Plan Nacional de Reformas aprobado por el Gobierno español el pasado 27 de septiembre. El Plan será sometido el lunes al escrutinio del Eurogrupo (consejo de ministros de Economía de la zona euro). Pero un alto cargo comunitario ya adelantó el viernes que las medidas anunciadas por Madrid "tienen muy buena pinta y cumplen casi todas las recomendaciones cursadas desde Bruselas y, en algunas áreas, incluso van más lejos".
Pero si el capítulo de ajustes y reformas parece casi cerrado, no ocurre lo mismo con las negociaciones en torno al alcance de la intervención del BCE.
Draghi se niega en redondo a fijar por adelantado un objetivo para la relajación de la prima de riesgo. Pero en su rueda de prensa del jueves en Liubliana (Eslovenia) dejó claro que el BCE, en respuestas a una pregunta sobre España, está dispuesto a intervenir hasta eliminar "los riesgos de cola" asociados a las dudas sobre el futuro del euro.
Sus palabras indican que Fráncfort admite con matices la tesis de Madrid, que considera injustificada una prima que el viernes cerró en 417 puntos básicos, tras una caída que anticipa la irrupción del emisor.
"Se calcula que hay unos 200 puntos básicos que no se explican por la situación de la economía española", señaló el viernes Fernando Jiménez Latorre, secretario de Estado de Economía. El BCE podría facilitar esa rebaja siempre y cuando España formalice la petición de ayuda al fondo de rescate y suscriba un Memorándum de condiciones. Madrid ya ha indicado que acepta ese paso, pero falta la aquiescencia del resto de capitales de la zona euro.
Pero en algunas capitales no parece haber demasiada prisa y prefieren observar con tranquilidad la evolución de los mercados. Y en parte parece lógico. Por primera vez en dos años y medio, la clase política europea parece haber recuperado el resuello. Y disfruta con placidez, sentido el humor y hasta cierto regodeo de la desorientación que cunde entre los inversores.
"Los mercados tienen que aprender a entender a Europa", señaló el jueves en Berlín el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, en la Universidad de verano que organiza su familia política, el Partido Popular Europeo (PPE). Y un par de días antes, con desparpajo mucho mayor, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, se despachaba con un hilarante trabalenguas sobre las noticias que anticipaban una inminente intervención del fondo de rescate y del BCE en el mercado de la deuda española. "A lo mejor es posible [que esa noticia sea cierta] o no, ¿qué más da?", bromeó tras asistir a una Conferencia de Presidentes de las comunidades autónomas.
La misma indiferencia aparentan fuentes del Eurogrupo y de los organismos comunitarios. "Si siguen pronosticando que España pedirá ayuda, a lo mejor acaban acertando", ironiza un alto cargo europeo. "Pero no, no tenemos noticia de ninguna petición de ayuda inminente".
Tras meses de incesante presión, Bruselas también se deshace ahora en parabienes sobre el potencial de crecimiento de la economía española y sus posibilidades de recuperación. "España cuenta con algunos sectores de exportación de categoría mundial", parecen haber descubierto de repente fuentes del Eurogrupo. Otras fuentes comunitarias, sin embargo, se muestran mucho más cautas. Y reconocen que la inesperada tregua entre la zona euro y los mercados se debe casi en exclusiva al BCE y su oferta de compra ilimitada de deuda de los países que se sometan a un plan de ajuste.
"Falta por saber si esta calma precede a la tormenta o es antesala de una tregua más duradera", señala un funcionario comunitario. Y la misma fuente recuerda que los mercados ya han dado zarpazos con anterioridad que han sorprendido a las instituciones europeas con la guardia baja.
Draghi, por ahora, se limita a reivindicar el éxito de su plan, aunque aún no se haya estrenado. "Ha contribuido a aliviar las tensiones de los mercados en las últimas semanas y de esa manera ha reducido la inquietud ante posibles escenarios destructivos", señaló el italiano el pasado jueves. Pero no ocultó su creciente impaciencia ante la pasividad de unos Estados que no acaban de activar su plan.
En Fráncfort y en Bruselas cunde la impresión de que Alemania, de nuevo, está jugando con la paciencia de los mercados. Un juego que en el caso de Grecia retrasó durante meses la concesión de ayuda y acabó triplicando el coste del primer rescate. Berlín podría cometer el mismo error con una España que ahora solo necesita un pequeño empujón.
Rajoy pide que se cumpla el plan para la unión bancaria
El presidente del Gobierno, Mario Rajoy, instó el viernes a los socios de la Unión Monetaria a cumplir el calendario previsto para llevar a cabo la llamada unión bancaria. "Queremos que cuando [la zona euro] tome decisiones las cumpla y lo haga ya", apremió Rajoy desde La Valeta (Malta), donde se reunió con varios líderes europeos. La zona euro se comprometió en junio a "considerar" antes de finales de año la creación de un supervisor financiero. La Comisión Europea ya ha puesto en marcha la iniciativa legislativa para transferir al Banco Central Europeo los poderes de supervisión que ahora ejercen las autoridades de nacionales. Pero Berlín ha expresado su deseo de estudiar con muchísimo detalle una decisión de tanta envergadura. Y existen pocas posibilidades de que el BCE asuma sus nuevas funciones antes de mediados de 2013, como muy pronto. Rajoy se reunió en La Valeta con el presidente francés, François Hollande, y el primer ministro italiano, Mario Monti, partidarios ambos de que España pida cuanto antes la intervención del BCE.
Los acreedores públicos se resisten a una condonación
El fracaso de los planes de rescate en Grecia está provocando las primeras fisuras en la troika (CE, BCE y FMI) encargada de su aplicación. El Gobierno de coalición presidido por Antonis Samaras ha acordado nuevos recortes (por valor de 11.500 millones de euros) y subidas de impuestos (con los que espera ingresar 2.000 millones de euros), pero los economistas de los tres organismos de la troika no se ponen de acuerdo sobre la valoración de esas medidas. "Se trata simplemente de discusiones técnicas", intentan minimizar fuentes del Eurogrupo. Pero el telón de fondo no parece tan inocente porque están en juego los objetivos de sostenibilidad de la deuda griega en 2020, que se antojan inalcanzables con la caída de crecimiento (casi 7% este año, frente al 4,7% que preveía la CE hace solo cuatro meses). La inviabilidad del país parece reclamar una nueva quita, que ahora afectaría a los acreedores públicos (troika y zona euro). El FMI parece apoyar esa opción (siempre que no le afecte), pero el BCE lo descarta y el Eurogrupo "no contempla ese escenario".
España tendrá que asumir la factura de la recapitalización
España tendrá que asumir la factura de la recapitalización de manera prácticamente definitiva, aseguran fuentes del Eurogrupo. Madrid preveía que, tras la creación de un supervisor financiero europeo, el Estado podría pasar la factura de la banca al fondo de rescate de la zona euro. Pero buena parte de los socios europeos, con Alemania a la cabeza, han empezado a matizar esa previsión. Por lo pronto, el supervisor no estará en marcha a principios de 2013. "El 1 de enero, la factura de Bankia seguirá cómodamente registrada en el FROB, no en el fondo de rescate", ironizan fuentes del Eurogrupo.Y tampoco hay certeza de que más adelante el fondo MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad) se haga cargo de la recapitalización. "El MEDE estudiará banco por banco y solo asumirá el coste de la recapitalización de entidades sin problemas heredados", precisan fuentes comunitarias. El Gobierno español parece resignarse a lo inevitable: "El impacto en deuda de la factura solo serán unas décimas", se consuelan fuentes del ministerio de Economía.