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Aldomartins

Punto hecho arte para lucir chic todo el día

La firma catalana Aldomartins aúna la calidad y la tradición del punto hecho a mano con el diseño de una marca de alta gama dirigida a lamujer de hoy.

En ciertos sectores como la moda parece que está todo dicho, lo que hace aún más sorprendente encontrar quien tenga algo nuevo que añadir, como Aldomartins. La empresa familiar que comenzó Martí Bisbal en 1975 en Igualada, capital de la comarca de Anoia, a 67 kilómetros de Barcelona, es perpetuada en la actualidad por sus tres hijos: Martí, responsable de la comercialización; Nuria, del diseño, y Eduard, de la producción.

El municipio de Igualada, que históricamente ha concentrado en su territorio a muchas empresas dedicadas al punto y la piel, constituyó el marco ideal para el desarrollo de una marca basada en la tradición del punto pero adaptado a las preferencias de la mujer moderna de mediana edad (entre 25 y 50 años). Sin embargo, de las 200 empresas que existían por aquel entonces, tan solo perviven cuatro. "Antes se fabricaba sin marca propia, se confeccionaban por encargo productos básicos a buen precio, lo que ha llevado a la mayoría de tejedurías a su desaparición", explica Martí Bisbal hijo, director comercial de Aldomartins.

El punto todavía tenía cabida en la moda, pero Aldomartins fue de las pocas firmas que supo encontrar un espacio, haciendo marca con prendas muy coloridas de alta calidad como seña de identidad. "No hay que obsesionarse por fabricar productos muy baratos", dice Bisbal, aunque reconoce que en España, con la crisis económica, "hemos tenido que bajar los precios".

La expansión internacional es el rasgo más llamativo de esta marca de punto. La proyección hacia otros países se ha convertido en la base de su negocio, ya que las exportaciones representan el 80% de sus ventas, con la posibilidad de que en los próximos tres años lleguen a suponer el 95%.

El nivel adquisitivo medio alto al que están enfocados los diseños de la hermana de Martí, Nuria Bisbal, forma parte de la estrategia de negocio, ya que es un estrato social menos afectado por la crisis. El precio medio de un jersey varía entre los 100 y 120 euros, y los vestidos cuestan en torno a 200, pero su precio lo vale porque fabricarlos en España exige un alto nivel de calidad, ya que son manipulados por personal cualificado. La consecuencia de todo ello es el prestigio que le confiere ser un producto 100% nacional.

Internet: bajo coste, gran cobertura

La tarjeta de presentación de esta empresa suelen ser las ferias de moda internacionales, donde a través de contactos profesionales conocen a sus potenciales distribuidores. De esta forma pueden llegar a la tienda multimarca, que es el cliente al que se dirigen. No está en sus planes franquiciar ni tampoco tener sus propios locales. "La tienda multimarca, renovada y profesional, es lo que mejor funciona en otros países. Pero con el tiempo es posible que valoremos abrir una tienda emblema en algún lugar del mundo a modo de escaparate", avanza.

No se trata de una empresa que haya sobrevivido gracias a las ayudas, ya que salvo subvenciones puntuales para participar en ferias (como la de París), no cuenta con apoyo financiero público. "Nuestro negocio no está basado en las ayudas. Si vienen son bienvenidas, pero no quiero depender de ellas", afirma tajante Bisbal.

La compañía prevé crecer entre un 5% y un 10% el próximo año. Para ello, hace dos años empezó a promocionar la marca a través de redes sociales y a utilizar la publicidad online, ya que "con poco coste, estas herramientas permiten llegar a más gente". Aunque cuentan con una tienda virtual, no quieren basar su negocio en el comercio electrónico. "El hecho es que si no estás online, parece que no existes", remarca. Los Bisbal pretenden ser identificados como creadores y diseñadores, y que cada prenda suya sea una obra de arte que permita a quien la vista estar chic tanto de día como de noche. Y no parecen mal encaminados.

Hace tiempo que Martí Bisbal dejó de marcar con alfileres el mapa de Francia. Primero lo sustituyó por uno del mundo, que colgó en la pared, para poco después reemplazarlo por Google Maps: "Cada vez era más frecuente que llamara un cliente nuevo desde cualquier parte del mundo, y me era difícil encontrarlo en el mapa". Mediante la externalización y la subcontratación de talleres vecinos han creado una estructura que les permite seguir investigando. Esto les aporta también una capacidad de reacción más rápida, al mantener todas las fases de producción a corta distancia.

Datos básicos

FacturaciónEsta firma textil catalana afincada en Igualada (Barcelona), área de referencia del trabajo del punto en España, se ha especializado en tejer prendas combinando colores y texturas muy distintas, que han captado la atención de tiendas de todo el mundo. Prevé que el próximo año su facturación aumente entre un 5% y un 10% gracias a las ventas a sus 300 clientes extranjeros.ExportacionesEL desarrollo de la marca a través de su distribución en el mundo les ha llevado a basar el 80% de su facturación en exportaciones a EE UU, Europa y Asia, que prevén aumenten un 95% en los próximos tres años.Empleadoslos hijos de Martí Bisbal, creador de la marca en 1975, continúan el negocio familiar. Martí Bisbal, director comercial; Nuria, responsable de diseño, y Eduard, director de producción, cuentan con un equipo de 60 trabajadores, profesionales cualificados en el tejido de punto y en el manejo de telares especializados.

Internacionalización: cada país, una talla y un gusto distinto

Lo que es una desventaja para los que fabrican en otros países, es una ventaja para los que, como Aldomartins, han hecho del made in Spain, el puntal de su diferenciación. "Es triste, pero la depreciación del euro es una oportunidad para vender fuera. Con las ventas en EE UU seguimos ganando lo mismo, pero el americano paga menos y compra más", explica Martí Bisbal, director comercial del grupo.Además, cuenta con la fama de la ropa española que le precede. "La moda española está muy bien valorada en el mundo. Empresas como Zara, Mango, Desigual o Custo han ayudado a posicionarla internacionalmente para que sea valorada y bien recibida", recuerda."Pensamos globalmente, pero actuamos localmente", dice Martí. "Dentro de una misma prenda se hacen adaptaciones del modelo o las tallas dependiendo del país al que vaya dirigida", añade. Las diferencias entre mujeres de distintas nacionalidades no han impedido la expansión de la marca por el mundo. "Mientras en Japón tenemos que hacer mangas más cortas y tallas hasta la 42, en Alemania vendemos hasta la 52 y estamos valorando ampliar el abanico de tallas", señala.Los hermanos Bisbal entraron en el mercado estadounidense hace dos años y medio y cuentan ya con 300 clientes. A través de un total de 30 showrooms, salas en las que se enseña el muestrario de la colección, venden la marca tanto en ciudades americanas como europeas y asiáticas.Cada temporada, dos veces al año, sacan una nueva colección de 200 prendas, un conjunto uniforme adaptado a los gustos de cada país. "En España gustan más las prendas lisas de un solo color, mientras que en Alemania gustan más los estampados y las chaquetas tipo cárdigan", asegura.Todos los años la firma asiste a ferias profesionales, entre las que destacan las de París (Who's Next Prêt-à-Porter), Ámsterdam (Modefabriek), Düsseldorf (CPD) y Nueva York (Fashion Coterie).En cuanto al proceso, los Bisbal han tratado de mantener el método de trabajo de su padre. A partir del hilo hacen el tejido, para lo cual cuentan con empleados especializados en punto. "No es lo mismo que la confección, en la que un trozo de tejido se corta y se pega", concluye.

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