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La Bolsa española pierde el 0,95% y la prima se amplía a 419,8 puntos

El Ibex salva los 8.000 puntos pese al regreso de las tensiones al mercado

Sesión de pérdidas generalizadas. Una subasta del Tesoro español que no terminó de convencer, la negativa del Gobierno al pacto fiscal que buscaba Cataluña y la publicación de datos económicos débiles en lugares tan dispares como China o Europa se conjugaron en contra de los mercados ayer. A ello se suma el temor a que España retrase la petición de ayuda y el miedo a una desaceleración global. El Ibex perdió el 0,95%, aunque se mantiene por encima de los 8.000 puntos, y la prima de riesgo se amplió hasta 419,8.

Los mercados no aceptaron de buen grado ayer el resultado de los dos grandes eventos del día. La subasta del Tesoro, en la que el Estado emitió 4.800 millones de euros a tres y 10 años, 300 millones más del máximo previsto y con fuerte demanda extranjera, no tuvo una buena lectura. La decepción mostrada por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, por la ausencia de acuerdo con el presidente del Gobierno sobre el pacto fiscal tampoco sentó bien. Todo ello en una sesión marcada por la publicación de débiles datos económicos que aumentaron el temor a una desaceleración global. Un cóctel de noticias que decantó la sesión al lado negativo.

La Bolsa española cayó así el 0,95% tras llegar a perder el 1,7% en el peor momento, mientras que la prima de riesgo se amplió hasta los 419,8 puntos básicos tras rozar 430. En el resto de Europa el patrón de comportamiento fue similar. El rojo se impuso con caídas que oscilaron entre el 1,68% que perdió la Bolsa italiana y el 0,02% que bajó el Dax alemán.

Los inversores interpretan que la capacidad de financiación demostrada ayer por el Tesoro quita presión al Gobierno y temen que retrase su petición de ayuda. Es más, el hecho de que apenas colocara deuda a 10 años y centrara la adjudicación en el tramo a tres años (ver apoyo), plazo en el que incidirán las futuras compras de deuda del BCE, se interpretó como un síntoma de que el mercado sigue percibiendo riesgos importantes para Europa.

Otro factor de tensión son las incertidumbres sobre cuándo y cómo pedirá el rescate el Gobierno español. Y también incidió mucho en el ánimo inversor la publicación de datos económicos débiles a nivel global. Los indicadores que llegaron de China, donde la actividad manufacturera volvió a mostrar contracción, generó especial preocupación, aunque tampoco gustaron otros datos publicados como la contracción de la actividad en la zona euro al mayor ritmo en tres meses, la caída de las exportaciones en Japón o unas peticiones de subsidio de desempleo en EE UU mayores de lo esperado. El único contrapunto llegó del dato algo mejor de lo esperado del índice de actividad de la Reserva Federal de Filadelfia.

Bajo volumen

La preocupación en el mercado se hizo patente, pero pese a todo el Ibex logró mantener la cota de los 8.000 puntos al cerrar en 8.022. La otra buena noticia fue que las ventas que se produjeron ayer vinieron acompañadas de un bajo volumen de negocio, lo que lleva a algunos analistas a interpretar las caídas como un alto en el camino tras el fuerte rebote reciente. En total se movieron tan solo 1.160 millones de euros en la Bolsa española, un volumen ridículo en comparación con los ya reducidos 1.896 millones diarios de media del presente mes de septiembre.

La Bolsa española, con todo, aún ha ganado un 34,6% desde los mínimos de julio, un comportamiento que le ha permitido recortar la caída anual al 6,35%. Eso sí, aún sigue siendo el peor índice europeo y su comportamiento dista mucho del 25,28% que gana el índice alemán.

Los extranjeros copan el 70% de la subasta

El Tesoro emitió 4.800 millones de euros ayer en bonos a tres y diez años. Logró captar 300 millones más del máximo previsto en una subasta que dejó un sabor agridulce. Destacó el fuerte interés extranjero, responsable del 70% de la demanda, pero también el escaso apetito por la deuda a largo plazo. El Estado tan solo adjudicó 859 millones de euros a 10 años y centró la adjudicación en el plazo corto respaldado por el BCE. El mejor tono del mercado permitió, eso sí, que la rentabilidad media que pagó a 10 años cayera al 5,67%, el nivel más bajo desde abril.El Tesoro afrontaba una nueva prueba de fuego ayer al medir su capacidad de financiación a largo plazo. El pasado martes realizó la primera subasta de deuda desde que el BCE prometiera intervenir en el mercado de deuda pero ayer la dificultad del examen era mayor. El Estado debía comprobar si el interés mostrado hace dos días por los inversores también alcanzaba a la deuda a 10 años. El resultado de la emisión dejó un regusto amargo. El Estado triunfó con claridad en la subasta a tres años pero mostró sus debilidades al tratar de vender a 10 años.En concreto, emitió 3.900 millones a tres años tras recibir unas peticiones totales de 6.084 millones de euros en este tramo. En la referencia a 10 años, sin embargo, apenas adjudicó 859 millones tras recibir una demanda total de 2.448 millones a este plazo. El mejor tono de mercado sí se sintió en los costes. En la referencia a 10 años pagó un tipo medio del 5,67%, un interés que contrasta con el 6,647% que tuvo que desembolsar en la subasta de agosto, y es el más bajo desde abril. En la referencia a tres años pagó un tipo medio del 3,85%, un precio algo superior al 3,7% que pagó a principios de mes por un bono similar.

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