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Pequeños Gigantes | Grupo Petromillares

El carburante de puerta a puerta

Una gasolinera y un restaurante marcaron la hoja de ruta hasta convertirse en el grupo Petromiralles, uno de los diez mayores distribuidores de carburantes en España

Hasta los 85 años, Pera Torrens mantuvo intactas sus dos pasiones, la gasolinera familiar, que fundó su hijo Josep y que daría origen al emporio Petromiralles, y el Barça. En la primera, en medio de un sorprendente y precioso paisaje del campo catalán, en su pueblo de Santa María de Miralles, se pasaba 16 horas diarias, 365 días al año, de seis de la mañana a diez de la noche, ya cayeran chuzos de punta, nevara, tronara o hiciera un calor sofocante.

De su rutina solo consentía salir el día de Navidad para ir a comer con la familia; transcurrido el ágape, volvía a su encierro voluntario. De ahí tampoco lograron sacarle ni una sola vez para disfrutar en vivo y en directo de las victorias blaugranas. Jamás consintió acudir al Camp Nou, él solo veía los partidos en la televisión entre las cuatro paredes de la estación de servicio.

"¡Qué personaje, tú!", suelta divertido y emocionado José María Torrens junto con su hermano, Pera, sus dos nietos, dueños y artífices de Petromiralles, hoy encaramados entre las diez empresas de combustibles y carburantes más potentes del sector en España.

La filial WillOil importa gasóleos a precios competitivos

Mientras cuenta la anécdota, José María señala, tras la ventana de su despacho, una pequeña humareda que va y viene monte arriba, monte abajo.

Es su padre y su tractor, José también -porque en la familia Torrens todos son José o Pedro o Josep o Pera-, 82 años y un no parar. Y es este señor el que tuvo la visión del negocio. Preocupado porque el sector de la ganadería, al que se dedicaba, no le iba a procurar ni el bienestar ni las rentas que quería para sus hijos, decide en 1967 poner en marcha un restaurante, aún abierto, y una gasolinera propiedad de su esposa, también en servicio actualmente y que está junto a la sede central de la compañía. El restaurante llegó a ser el mejor negocio de la familia, pero "extremadamente esclavo", acumulaba una reserva con hasta más de 15 días de antelación y más de 200 comidas diarias.

Con 11 años, José María y su hermano Pedro ayudan a servir mesas y con 17 empiezan con el reparto diario de combustible entre los payeses de la zona. El tesón, el trabajo y la eficacia del servicio que ofrecen hacen que el boca a boca haga el resto. Nace Petromiralles. Corre el año 1972 y coincide con la desaparición de los monopolios y la liberalización del sector energético, y son los primeros en crear "su propia marca sin el apoyo de ninguna de las grandes. El éxito fue brutal".

Los hermanos Torrens hacen de todo, montan una oficina con tres personas y trabajan de sol a sol, llevan el combustible hasta la misma puerta de sus clientes, fundamentalmente agricultores, toman notas de las comandas y atienden la gasolinera. La falta de camiones propios para abarcar la demanda la suplen con un amplio horario de entrega, "entre cuatro de la madrugada, primera entrega, y doce de la noche y una de la madrugada del día siguiente" en que terminaban el reparto. El éxito de su estrategia comercial se asentó en dos claves: entrega puerta a puerta, sin coste adicional para el cliente, y una política muy competitiva de precios que incluía descuentos según el número de litros dispensados.

El despegue definitivo se produce en 1997. Hoy cuentan con 62 estaciones de servicio, de ellas 17 son propias y 45 colaboradoras; están presentes en 15 comunidades autónomas; tienen una cuenta de beneficios de 8,1 millones de euros, un 3,1% más que en 2010; ocupan el puesto octavo entre los principales grupos de distribución de carburantes y, pese a la crisis, su crecimiento ha sido constante. Esta compañía familiar acapara el 8% de la cuota del mercado nacional de distribución de carburantes, por delante de empresas como Chevron España (adquirida por Cepsa), Shell España o Kuwait Petroleum.

En los años 2002-2003 tienen un golpe de suerte al hacerse con la comercialización de biodiésel y con la venta en exclusiva, con lo que se convierten en operadores dando suministro a otras compañías. "La venta de este combustible fue un bombazo", explica José María Torrens, hoy director general, y el espaldarazo definitivo para que Petromiralles entrara en el sector "con nombre propio y con el prestigio como compañía". La expansión de la empresa, que tiene importantes traders petroleros internacionales, ha permitido que a través de su filial, WillOil Trading, especializada en comercio, importara gasóleos a precios muy competitivos.

Casi nada. Y José María Torrens lo cuenta con toda humildad, como la cosa más natural del mundo.

Datos básicos

Ventas. Con una cuota de mercado del 8%, vendieron 1.147 millones de litros de combustible en 2011, solo un 2,60% menos que el año anterior (1.178 millones), en un contexto de descenso del consumo en el sector y de recesión.Beneficios. El grupo generó un cash flow positivo de 14,3 millones de euros en 2011 (+11,8%) y aumentó un 3,1% el beneficio después de impuestos, que fue de 8,1 millones.Importaciones. El valor total de las importaciones de WillOil Trading, la filial del grupo, ascendió a 403,8 millones de euros en el ejercicio 2011.

Los negocios también pueden ser solidarios

A pesar de su expansión, Petromiralles defiende las señas de identidad con las que empezó, tienen muy claras sus raíces y dedican parte de su tiempo y beneficios a ayudar a otros. No solo no quieren salir de su pueblo, sino que mantienen la sede central de la compañía en Santa María de Miralles, a una hora en coche de Barcelona. "Nos gusta conservar los orígenes y tener el trabajo al lado", explica divertido José María Torrens. La mayoría de los 300 trabajadores de la compañía proceden de allí y "sería una faena moverlos"; la relación con ellos es bastante familiar y son un activo para la empresa por su alta implicación y compromiso. La creación de empleo es una constante y la plantilla aumentó un 7,6% el año pasado.José María es, además, desde hace cinco años, el alcalde del pueblo y devuelve parte de su sueldo, "una vez liquidado Hacienda", a financiar las necesidades del mismo. Petromiralles tiene acuerdos de colaboración con pequeños municipios para establecer programas activos para personas de la tercera edad y da soporte a entidades españolas dedicadas a la estimulación sensorial a través del deporte de niños con deficiencias intelectuales, entre otros programas. Fuera de España, mantiene varios proyectos y programas solidarios en África. Desde 2008, la empresa sostiene una escuela en el barrio marginal de Karidja, en Abiyán (Costa de Marfil), y ha financiado los estudios básicos de cientos de niños. Esta zona está habitada por familias que han huido de guerras y litigios en países vecinos, que hablan lenguas tribales y que, al desconocer totalmente el idioma del país, tienen muy difícil la integración en el mismo.Petromiralles también tiene un programa de desarrollo agrícola en Guinea Bissau, una de las naciones más pobres de África, que permitirá en dos años producir en el propio país el arroz, que ahora tienen que importar y que es un producto básico en su alimentación. Son 5.000 hectáreas en las que Petromiralles realizó los estudios logísticos y adquirió la maquinaria necesaria tanto para el acondicionamiento de los terrenos como para el cultivo y la recolección, incluyendo un avión para siembra aérea. Actualmente ya es completamente productiva una tercera parte del proyecto.

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