Grecia se cruza otra vez en el camino
Atenas reclama tiempo para hacer los ajustes mientras la UE le exige cumplir el calendario.
Con un PIB que apenas ronda el 2% del conjunto de la zona euro, Grecia volvió a mostrar esta semana su poder desequilibrante. Cuando el mercado, animado por la escasa actividad propia del mes de agosto, se había instalado en la agradable idea de que la actuación coordinada del Banco Central Europeo (BCE) y el fondo de rescate podría ser la nueva solución para la interminable crisis de la zona euro, los apuros de Grecia para cumplir con las exigencias impuestas en su segundo rescate han devuelto al primer plano la evidencia de que el problema original no está aún resuelto.
El problema griego vuelve a enturbiar el horizonte de la moneda única y de nuevo se agita el debate sobre la permanencia helena en la divisa europea, con persistentes declaraciones que apuntan a que la zona euro bien podría resistir su deserción. El mismo viernes se supo que el Ministerio de Finanzas alemán analiza las repercusiones que tendría la salida de Grecia del euro.
Esta hipótesis, que torpedea el discurso de irreversibilidad de la divisa, debilita a España e Italia, ambos en apuros. En junio ya se comprobó cómo la cuestión griega influyó en las presiones para que España solicitara el rescate para su banca. Se trataba de dar solución al sector inmobiliario español antes de la celebración de las elecciones griegas.
El primer ministro griego, Antonis Samaras, ha expuesto estos días en una intensa agenda de encuentros europeos lo que para muchos ya es hace tiempo una evidencia. El país necesita más tiempo, cuando no más dinero, para responder a la fuerte exigencia que le supone el cumplimiento de reducción del déficit público. A cambio, recibió una segunda ayuda por valor de 130.000 millones de euros.
El lastre de cinco años de recesión, un paro en el 23% y la estimación de que la economía helena se hundirá este año otro 7%, por encima del 4,5% de las previsiones iniciales de Atenas, no permiten vislumbrar un horizonte halagüeño de recuperación económica del país.
Samaras ha querido lanzar esta semana el mensaje de que Grecia no necesita más dinero sino más tiempo. "Un poco de aire para respirar", ha señalado. Su objetivo sería lograr una prórroga de dos años para cumplir con los ajustes que deben implementarse hasta 2014.
El primer ministro griego -que el miércoles se reunió con Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, y el viernes con la canciller Angela Merkel- se ha encontrado con declaraciones de abierto apoyo a que Grecia permanezca en el euro por parte de sus interlocutores. Pero también con su postura firme, a la que se suma el presidente francés François Hollande, para que Grecia cumpla con sus compromisos de reformas y ahorro. Merkel fue tajante al declarar que "esperemos que las palabras se conviertan en hechos y las promesas se materialicen".
La troika regresará a Atenas a "principios de septiembre" para evaluar el grado de cumplimiento de las reformas y ajustes a los que se ha comprometido el Gobierno de Samaras a cambio del segundo rescate. En juego está que el Eurogrupo autorice el pago del siguiente tramo de ayuda, por valor de 31.500 millones de euros.
La prima vuelve sobre los 500 puntos
Tras el buen resultado obtenido la semana anterior, cuando la prima de riesgo española acabó por debajo de los 500 puntos básicos por primera vez desde principios del pasado julio, las últimas cinco sesiones han devuelto al termómetro del riesgo soberano de España por encima de la citada barrera. El diferencial entre el bono español y el alemán ya coqueteó en la frontera el jueves, para terminar instalándose en los 506 puntos el viernes (aunque llegó a alcanzar los 515 puntos básicos).El nuevo repunte del perfil de riesgo del país terminó contagiando también al Ibex, que ha vivido una semana desigual. Aunque el índice llegó a superar los 7.500 puntos el martes, el selectivo acabó la semana en los 7.310,30 puntos. Entre los sectores cotizados, el bancario ha sido uno de los peores parados con Bankia protagonizando la máxima caída semanal, del 14,29%, Bankinter cediendo un 6,71% en el conjunto de las cinco sesiones, y del 5,17% para BBVA. Paradójicamente, la mayor subida del periodo fue un banco, Sabadell, que cierra con una ganancia del 16,61% gracias al 13,4% de subida que se apuntó el viernes. El euro, por su parte, pasa de 1,23 a 1,25 dólares en la semana.