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Destinos | Grandes viajes

Los turistas vuelven a la medina

Túnez empieza a recuperar los visitantes perdidos por la revuelta de 2011.

Alfombras secándose al sol en los tejados de la medina de Túnez.
Alfombras secándose al sol en los tejados de la medina de Túnez.Fotografías de Carlos Otiniano Pulido (Cinco Días)

El mercader habla con pasión de la calidad y el diseño de las alfombras que su viejo ayudante va extendiendo en el suelo de la tienda para que puedan ser contempladas por los visitantes españoles.

De piel de dromedario, de lana de cordero, de seda..., los tejidos van cayendo a los pies de los extranjeros uno tras otro sin parar, mientras estos, cómodamente sentados, beben el té verde cortesía de la casa. "Podemos enviársela a España, pero ofrezco un 20% de descuento si se la lleva usted mismo".

Al final, el grupo se marcha sin haber comprado nada, pero Fathi Aouiaoui no parece decepcionado. La visita ha servido para acentuar su impresión de que los turistas están volviendo a Túnez después del parón provocado por la revolución popular de enero de 2011 que acabó con 23 años de dictadura.

El Museo del Bardo expone una magnífica colección de mosaicos romanos

"Antes venía mucha más gente, aunque poco a poco la situación está mejorando. Hoy mismo han llegado al puerto dos cruceros", apunta.

Los hosteleros tunecinos perdieron el año pasado un millón y medio de clientes europeos a causa de la rebelión, gran parte de los cuales se desviaron hacia las islas Canarias. Los españoles, por ejemplo, que antes de la revuelta suponían apenas el 2% del total, pasaron de 83.871 a 18.568.

Sin embargo, en los últimos seis meses la llegada de viajeros ha empezado a recuperarse: en la primera mitad de 2012 acumula un crecimiento del 55% en el caso de los europeos y del 87% en el de los españoles, de acuerdo con la Oficina de Turismo de Túnez.

El país, ahora gobernado por un partido islamista moderado que no tiene mayoría en el Parlamento, está pasando por un proceso de transición democrática. El ambiente en las calles es de tranquilidad a pesar de que hace solo un mes extremistas islámicos asaltaron comisarías, tribunales y bares en la capital y otras provincias, en protesta por una exposición de arte que consideraban una ofensa a su religión. Aquellas protestas dejaron un muerto y al menos 100 heridos.

El incidente parece superado y las calles de la medina y los principales museos de la capital vuelven a recibir a grupos de viajeros, la mayoría de los cuales llegan en cruceros. Agencias de viajes como las del grupo Barceló están ayudando a las autoridades locales a recuperar la confianza del turista español, vendiendo Túnez como un destino de playa que ofrece una buena relación calidad-precio, además de cercanía geográfica (a dos horas de Madrid en avión).

Típica calle del casco antiguo de Túnez.
Típica calle del casco antiguo de Túnez.

Colonia francesa hasta 1956, el país ofrece también una experiencia cultural muy excitante. Las mezquitas y comercios árabes contrastan con las huellas de su pasado fenicio y romano.

El Museo Nacional del Bardo, que ocupa la antigua residencia de invierno del rey, expone una estupenda colección de mosaicos romanos. Destaca, en particular, una bella pila bautismal del siglo II en perfecto estado de conservación que, como muchas otras de las piezas expuestas, fue hallada bajo varios metros de escombros cerca de Kélibia, lo que ayudó a protegerla de la lluvia y el paso del tiempo.

A 20 kilómetros de la capital está Cartago, donde son de visita obligada las Termas de Antonino, ubicadas frente a la costa y a pocos metros del palacio del derrocado Ben Ali.

Cerca de allí es posible contemplar también los restos de pequeñas casas fenicias descubiertas en 1925 y escuchar la historia del rey francés San Luis, que en 1270 llegó a estas tierras al frente de una cruzada, pero murió víctima de la peste, aunque según una leyenda local, esto no fue más que un ardid del propio monarca para poder quedarse a vivir con la hija del sultán, de la que se había enamorado y por la que incluso se habría convertido al islam.

De vuelta en Túnez, es recomendable perderse por las calles de la medina y visitar una perfumería. Los perfumistas ofrecen esencias que mezcladas con un cuarto de alcohol se transforman en imitaciones perfectas de marcas famosas. La flor de cactus, por ejemplo, es la base del Chanel N° 5.

También es inevitable un recorrido por el viejo zoco (mercado), donde puede encontrarse desde artesanías y gorros moriscos de origen andalusí hasta finas joyas y alfombras. Estas últimas se venden por metro cuadrado. Algunas llegan a costar 1.200 euros. Pero, ya sabe, puede obtener una rebaja si regatea un poco y se la lleva al momento.

Perfumista en su tienda de esencias.
Perfumista en su tienda de esencias.Carlos Otiniano (Cinco Días)

Guía para el viajero

Cómo ir. La única aerolínea que cubre con regularidad la ruta España-Túnez es Tunisair, que vuela desde Madrid, Barcelona y Bilbao. Jolidey y Quelónea, touroperadores del grupo Barceló, ofrecen paquetes con salidas desde estas ciudades. Orizonia y Travelplan también organizan viajes al país.

Dónde dormir. En Yasmine Hammamet, a 60 kilómetros de la capital, está el hotel Hasdrubal Thalassa (Telf. +216 72 244 000), que tiene acceso directo a una playa de arena blanca. Además, ofrece tratamientos de talasoterapia, método basado en el uso de aguas marinas en la que Túnez es líder mundial.

Dónde comer. Después de un paseo por la kasbah, el centro histórico de Túnez, puede reponer fuerzas en Dar Belhadj (Telf. +216 71 200 894). Situado a pocos pasos de la mezquita Zitouna, este restaurante conserva el encanto de una típica casona tunecina.

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