Innovación en la viña para un ribera con carácter
Gracias a la aplicación de nuevas técnicas de cultivo, Bodegas Comenge conquista a catadores y aficionados al vino con un ribera del Duero de sabor y aroma únicos
Para los estudiosos del vino, Comenge es el autor de un clásico de la enología. Para los aficionados a su bebida, un tinto con volumen, fino y redondo. Ambas asociaciones son correctas. En 1942, el doctor en Farmacia Miguel Comenge Gerpe publicó La vid y los vinos españoles, el primer tratado científico sobre la situación del sector en España, que desde entonces ha sido libro de referencia para muchos viticultores. Inspirado en este trabajo, medio siglo después, su hijo Jaime fundó Bodegas Comenge. "El nombre es un homenaje al primer científico que se preocupó por estudiar la calidad de los vinos españoles", explica Rafael Cuerda, director general y también socio fundador de la empresa.
A diferencia de su padre, Jaime Comenge Puig, economista de profesión, no se entregó al mundo del vino hasta su jubilación a finales de los noventa, tras una extensa carrera en el sector privado y público -ocupó el cargo de secretario de Comercio Exterior entre junio de 1990 y marzo de 1991-, por lo que antes de entrar en el negocio se preparó haciendo un máster en Viticultura en la Universidad Politécnica de Madrid. Fue allí donde conoció a Cuerda, un joven enólogo que asumió la dirección técnica del proyecto.
"La idea era elaborar uno de los mejores tintos de España, para lo cual necesitábamos trabajar en nuestros propios viñedos, de manera que pudiéramos garantizar la calidad de la uva", dice Cuerda. Atraídos por la fama de sus vinos -en ese momento en pleno apogeo- y las mayores facilidades que encontraron para la compra de tierras, Comenge y sus socios Cuerda y Eugenio Muñoz decidieron instalar la bodega en la Ribera del Duero. Empezaron en 2000 con 12 hectáreas en los términos municipales de Pesquera de Duero y Curiel de Duero, en el valle del Cuco, a seis kilómetros de Peñafiel y 60 de Valladolid.
Trabaja con una densidad de 4.000 plantas por hectárea, la máxima permitida, para obtener "uvas sanas, pequeñas y sabrosas"
Al año siguiente compraron otras 16 hectáreas en Curiel y en 2002 iniciaron la construcción de la bodega. En esta primera etapa invirtieron unos tres millones de euros. La segunda etapa comenzó en 2006 con el desembolso de un millón y medio de euros más en la ampliación de las instalaciones. Actualmente disponen de 35 hectáreas de viñedos, 32,6 de la variedad tempranillo y 2,2 de cabernet sauvignon. La bodega sacó al mercado sus primeras botellas en noviembre de 2003, apenas 13.000, volumen que fue aumentando progresivamente hasta alcanzar las 180.000 unidades en la vendimia del año pasado.
En un mercado, el de los ribera, en el que compiten 267 bodegas productoras, Comenge apostó desde el comienzo por diferenciarse a partir de la aplicación de nuevas técnicas de cultivo. Así, por ejemplo, trabajan con una densidad de 4.000 plantas por hectárea, el máximo permitido por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen, cuando lo habitual en el sector es 2.500. "De esta forma, al aumentar la competencia por el agua y los nutrientes, obtenemos uvas más sanas, maduras, pequeñas y sabrosas. También nos permite conseguir racimos más sueltos y menos compactos", explica Cuerda.
La empresa aplica también técnicas de agricultura ecológica -nada de insecticidas ni herbicidas y solo fungicidas aceptados por la normativa sanitaria- y realiza la vendimia en pequeñas cajas de apenas 15 kilos de capacidad, de manera que la fruta llegue intacta a la bodega. Allí se seleccionan primero los racimos y posteriormente las uvas. Comenge fue la primera bodega española en practicar este doble sistema de criba en 2001.
La empresa tampoco utiliza hongos comerciales para fermentar el mosto sino su propia levadura, que vive en la piel de las uvas que maduran en sus viñas, y que es aislada y conservada año tras año en un pequeño tubo de ensayo custodiado por el departamento de tecnología de los alimentos de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de la Politécnica de Madrid. "La levadura influye en las características organolépticas del vino (color, olor, sabor). El problema de utilizar microorganismos comerciales es que tienden a uniformizar estas características. En cambio, al fermentar el mosto con nuestra propia levadura, obtenemos un vino inimitable, con una personalidad original".
La bodega ha patentado tanto este proceso como un nuevo método de envejecimiento en barrica en el que utiliza también sus propios hongos. El grupo ha invertido 670.000 euros en estos dos proyectos de investigación, en los que lleva seis años trabajando "codo con codo" con los expertos de la Politécnica de Madrid y que financió con préstamos del CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial) y la Agencia de Desarrollo de la Junta de Castilla y León.
Recientemente, esta experiencia ha sido presentada en el Congreso Internacional de la Viña y el Vino celebrado en Esmirna, Turquía. Además de los aplausos de los enólogos, el resultado de todas estas innovaciones es un tinto voluminoso y elegante en boca, al tiempo que redondo, es decir, equilibrado, en el que ninguno de sus componentes destaca sobre otro. No produce astringencia ni ardor alguno y, por lo mismo, es fácil de beber, lo que según Cuerda, es poco frecuente en los ribera, que tienden a la acidez.
A pesar de tratarse de una bodega pequeña y relativamente joven, Comenge ha ganado ya numerosos premios, incluyendo seis medallas en diferentes ediciones del Concurso Mundial de Bruselas, considerado el más importante de cata a nivel internacional. El último galardón (medalla de oro) lo recibió en el certamen de este año, que se celebró en mayo en Guimarães, Portugal. Miguel Comenge Gerpe, desaparecido en 1971, estaría orgulloso de su legado.
Centro de enoturismo en Peñafiel
Además de a la elaboración de vinos de calidad, Comenge está consagrada al enoturismo. Así, salvo Domingo de Ramos y Navidad, la bodega está abierta a visitas todo el año. Además, imparte cursos de cata y organiza paseos por los viñedos y el valle del Duero en coche tirado por caballos."El vino es cultura y hay que preservarla y transmitirla. No tiene sentido tener cerradas las bodegas", dice Rafael Cuerda, director general de la empresa. "A pesar de que somos un país productor, hay más cultura del vino fuera que dentro de España. Es algo que tenemos que cambiar", sostiene.El esfuerzo que Comenge dedica a esta labor ha sido recompensada. En mayo del año pasado recibió una mención especial al mejor establecimiento enológico en los Premios Rutas del Vino de España que entrega la Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin).Actualmente está preparando la apertura de un centro de enoturismo en el mismo Peñafiel, que contará con un restaurante y tienda de vinos y artesanías. El establecimiento abrirá la primera semana de agosto.
Datos básicos
Facturación. A excepción de 2009, en que las ventas de la bodega sufrieron una caída del 12%, su evolución ha sido positiva. De los 664.000 euros que facturaron en 2007 pasaron a 772.000 (en 2008), 679.000 (2009), 822.000 (2010) y 943.000 (2011). Este año prevén superar por primera vez el millón de euros.Exportaciones. La compañía vendió fuera el año pasado el 44% de su producción, cuota que este año espera suba al 58%. Suiza es su principal comprador -la mitad de sus ventas en el exterior-, seguido por Alemania, Holanda, Bélgica y Dinamarca. Fuera de Europa, Corea del Sur es un mercado que ha crecido mucho en los últimos años. También exportan a China, EE UU, Brasil y Sudáfrica.Marcas. Tiene tres: biberius, un vino joven cuyo nombre proviene del que las tropas romanas dieron al emperador Tiberio, gran aficionado a los vinos del valle del Duero, donde acampó durante su intento de conquistar Cantabria; Comenge, de crianza, y Don Miguel Comenge, un vino especial elaborado con las uvas del mejor viñedo, el Pago de las Hontanillas. De este último solo se elaboran 13.000 botellas.