La agonía del Calmante Vitaminado
Los históricos Laboratorios Pérez Giménez se encuentran en situación concursal y presentan un nuevo ERE
De estar en todas las farmacias de España a morir agónicamente. Ese es el camino que ha hecho la compañía cordobesa Laboratorios Pérez Giménez. La firma histórica, bien conocida en los hogares por su producto estrella, el Calmante Vitaminado, se encuentra en una situación complicada de remontar.
La empresa entró en concurso de acreedores en marzo, con varios administradores concursales, entre los que destaca BBVA. Además presentó hace seis meses un expediente de regulación de empleo (ERE) temporal por seis meses para 47 trabajadores, acaba de presentar un segundo por un año, según fuentes sindicales de la empresa, y ha despedido a 15 trabajadores de un total de 180 personas que conforman la plantilla.
El ERE ha afectado sobre todo a la fuerza comercial de la empresa porque el laboratorio ha dejado de fabricar productos bajo su marca. "Ha habido una muy mala gestión en los últimos años y precisamente lo más valioso que tenían, que era la red de distribución propia, que llegaba a 14.000 farmacias, ha desaparecido", explica una fuente del sector financiero conocedora de la situación del laboratorio.
"La mala administración proviene del año 2002, cuando la empresa nombra a un nuevo director general, Guillermo Sada, quien cambió la estrategia de la compañía. Se decidió construir una planta nueva, fabricar productos de otras compañías y el gasto se disparó en cosas como coches de lujo", asegura José Ruiz, representante de los trabajadores por el sindicato UGT.
Diego Pérez Giménez, farmacéutico cordobés nacido en los primeros años del siglo XX, inventó el Calmante Vitaminado en la década de los cincuenta, un producto que combina ácido acetilsalicílico y vitamina B. En 1966, según datos del registro, creó el laboratorio con un socio, José María Ruiz-Mateos, que le llevó a que le expropiaran la compañía junto al resto de empresas del Holding Rumasa en 1983. Pero recuperó el control de la empresa.
A su muerte, en 1991, fue su nieto, Diego Pérez Giménez, quien tomó la gestión de la empresa familiar. En enero de 2009 se inauguró la nueva fábrica en Almodóvar del Río (Córdoba). Esta operación endeudó a la empresa y desencadenó una cascada de denuncias cruzadas con la compañía que debía construir un centro comercial en la antigua planta, según explica el representante sindical.
En 2010, la familia vende por un euro la firma y sus dos filiales (Cuvefarma y Faribérica), además de la deuda, a Tecris, sociedad formada por un grupo de empresarios encabezados por José Enrique Rosendo, fundador del grupo Negocio, junto a Jacinto Romeu Masip y Balbino Fraga (fundador de El Mundo), el empresario Joaquín Garreta, Pedro Pérez (vicepresidente de la constructora San José), Manuel Delgado Solís (consejero de ACS), María José Hélice (Grupo Suma) y Javier Gómez (consejero de Bodybell). Como administrador se eligió a Romeu. "Se comprometieron a invertir 6 millones de euros, ampliables a 10 millones, pero de aportar el capital comprometido ni un solo euro", denunció el pasado año el sindicato local CTA.
La Junta de Andalucía otorgó una ayuda finalista de dos millones de euros para la compra de materias primas y el pago de nóminas, pero según los sindicatos esos recursos no se gastaron en esos cometidos. Incluso CTA llevó a los tribunales a Romeu por desviación de fondos.
"La nueva planta se fue desabasteciendo de materia prima hasta dejar de fabricar nuestros productos", asegura Ruiz. El catálogo incluía, además de Calmante Vitaminado, la marca de alcoholes y agua oxigenada más vendida de España, sacarina, aceite de almendras, bicarbonato y los supositorios de glicerina Cuve.
En agosto de 2011 una nueva sociedad, la barcelonesa Spheric Nanohealth, se hizo con la compañía, nombrando al médico Sergio Martínez Escobar como administrador único. "El compromiso del nuevo gerente es traer nuevos inversores. Y lo está intentando. Creo que sí tiene un interés real por sacar la compañía adelante. Pero la situación es complicada y no hay quien invierta", asegura el representante de UGT. Para este sindicalista, la compañía tiene futuro si vuelve a fabricar sus propios productos, "bien conocidos por los farmacéuticos", y no los de terceros.
Pero remontar la situación no parece sencillo. Según las últimas cuentas presentadas en el registro, las de 2010, la compañía ingresó 10,5 millones de euros, perdió 6,1 millones y tiene deudas a largo plazo por 22,3 millones. Entre los préstamos hipotecarios a pagar tenía en esa fecha deudas con el Banco Espírito Santo (4,8 millones), Bankinter (3,1 millones), Caja Sur (2,5 millones), y otros con la Agencia Idea de la Junta (2,5 millones) y La Caixa por el mismo importe.
Las cuentas
Pérdidas de 6,1 millones en 2010 y unas deudas a largo plazo de 22,6 millones. Su filial Faribérica, de Lisboa, se encuentra sin actividad y mantiene deudas con entidades financieras, Hacienda, Seguridad Social, proveedores y empleados, según la auditoría.