Nuevo aviso de los supervisores para cerrar sucursales
Es julio y hace calor. La subida de las temperaturas podría explicar también la elevada escalada de la prima de riesgos, que el viernes se mantuvo por encima de los 560 puntos. Pero no, no es el calor lo que ha vuelto a ahogar las esperanzas del Gobierno, y sobre todo de la banca española, de lograr un respiro que pudiera llenar los pulmones de aire fresco para resistir un nuevo envite de los mercados. El sector financiero no se ha recuperado de la negativa del jueves del Banco Central Europeo (BCE) de llevar a cabo nuevas medidas de alivio.
Además, el Gobierno y la banca conocerán previsiblemente hoy un borrador con la condicionalidad que impondrán las autoridades europeas al sector para ser rescatado, aunque habrá que esperar unos días más para su firma. El jueves, un destacado banquero aseguraba en petit comité que tras los errores cometidos en los últimos cinco meses por el Gobierno y su prepotencia ante las autoridades europeas las cosas se estaban encauzado.
"Los problemas y sus soluciones ya están focalizados. Seguro que salimos de esta crisis. La predictibilidad que reclaman los mercados está en marcha. Una vez que el Gobierno ha comenzado a actuar de forma humilde y ha agachado las orejas frente al BCE, la CE y el FMI, las cosas han empezado a encauzarse y los mercados han comenzado a hablar ya de heterogeneidad. No todos somos iguales, y no todo va mal en España", aseguraba optimista este banquero unas horas antes de que el BCE desilusionase nuevamente con medidas que quedaron muy por debajo de lo que se esperaba.
Consejeros y ejecutivos de las cajas se quejan del linchamiento "generalizado" por el que están pasando, pero admiten que debían haber aplicado medidas antes
Pese a todo, este ejecutivo sigue pensando igual. "Que sí, que ya se ha comenzado a construir la autopista (las ayudas y los mecanismos europeos) para que los coches circulen sin sobresaltos, con seguridad, pero hay que esperar aún un tiempo, unos meses, para que los mercados conozcan el trayecto y circulen con tranquilidad. Por primera vez desde que se inició la crisis hace más de cuatro años el camino está marcado".
Su optimismo podría ser contagioso y extensible al resto de los banqueros y gobernantes. Puede que todo sea cuestión de tiempo, unos meses. "Entre finales de este año y los primeros meses de 2013 el sector financiero habrá finalizado su reestructuración y se habrá puesto fin a uno de los principales problemas del país", asegura totalmente convencido.
Es cierto que, de momento, se conoce que una gran parte del sistema financiero, el 70%, según el FMI, no tiene problemas y no necesita ayudas europeas. El 30% restante será recapitalizado con fondos europeos en su gran parte. Pero el Gobierno quiere que la factura a devolver a Bruselas sea la mínima posible. Espera que no llegue a los 62.000 millones de euros, aunque cada día que pasa el deterioro de los activos financieros se agudiza.
Por ello, sigue pensando en las soluciones corporativas como vía para reducir las ayudas. "Hasta que no se quede todo el sistema quieto y se haga la foto fija toda posibilidad está abierta. Nosotros tenemos unas estimaciones de las ayudas que necesitamos, pero pueden variar. Todos seguimos hablando con todos o casi todos. El mapa bancario no está cerrado, quedan fusiones por realizar y eso influye en el capital que puede pedirse a Europa. Las fusiones afloran plusvalías que aminoran las necesidades de fondos", afirma un director general de un grupo mediano.
Eso sí, mientras, que llega septiembre y se concreta el capital que necesita cada entidad, el Banco de España vuelve a insistir en la urgencia de reducir el sector financiero con el cierre de oficinas y reducción de plantilla. Varias fuentes bancarias y del Gobierno mantienen que esta es la principal condición que impondrá la CE a las entidades españolas a cambio de rescatar el sector.
"Bruselas considera que siguen existiendo demasiadas oficinas en España y reclama el cierre de una gran parte. La medida afectará sobre todo a las entidades que pidan ayudas, pero también se extenderá a toda la banca, principalmente a aquellas que no han cerrado casi sucursales en estos cuatro años de crisis", coinciden dos importantes directivos.
Mientras, varios ejecutivos y consejeros de cajas de ahorros se quejan del linchamiento al que se está sometiendo a los dirigentes de estas entidades. El detonante ha sido la querella presentada contra 33 exconsejeros de Bankia presentada por UPyD y que el miércoles pasado fue admitida a trámite por la Audiencia Nacional. Aunque no ha sido la única. La fiscalía analiza posibles irregularidades en 11 cajas de ahorros. "Es un acoso. Parece que todos somos delincuentes. Nos están sometiendo a un linchamiento público generalizado. No se está discriminando", se quejaba el viernes un directivo de una caja que precisamente no está en la lista de la fiscalía.
Varios exconsejeros de Bankia, mientras, también se quejan de este linchamiento, pero reconocen, como directivos de otras cajas, que estas entidades (aunque no han sido las únicas, precisan) tenían que haber modificado su gobernanza hace años, con lo que se hubiese evitado los abusos cometidos por algunos directivos. "Si hubiéramos hecho caso de las advertencias de los supervisores antes, seguro que las cajas seguirían existiendo, pero ya no hay remedio", se lamenta el presidente de una de estas firmas. La justicia y la sociedad reclaman un escarmiento ejemplificador en el sector. Lógico. Los abusos han sido innumerables y la pasividad ante ellos casi infinita.