El BPI alerta: los bancos centrales, obligados a actuar ante la pasividad de los gobiernos
"Los bancos centrales se ven obligados a prolongar el estímulo monetario mientras los gobiernos actúan de forma rezagada y los ajustes se retrasan", según el Banco de Pagos Internacionales (BPI) en su informe anual publicado hoy.
El Banco de Pagos Internacionales (BPI) informa de que los activos agregados de todos los bancos centrales ascienden a más de 18 billones de dólares (14,2 billones de euros), que representan ahora aproximadamente el 30 % del Producto Interior Bruto (PIB) mundial, el doble de su valor hace una década.
En su informe anual, el BPI analiza el sistema financiero internacional entre junio de 2011 y comienzos de junio de 2012.
El BPI, que celebró hoy su asamblea general anual en su sede en Basilea, observa que "las tasas de interés oficiales en términos reales (tasas nominales menos inflación general) siguen siendo muy negativas en la mayoría de las economías avanzadas".
"Los bancos centrales de las economías avanzadas han continuado o incluso ampliado sus compras de deuda pública y su respaldo de liquidez al sistema bancario", dice el BPI.
No obstante, añade que es cierto que la economía mundial se encuentra hoy en una mejor situación, gracias a la actuación enérgica de los bancos centrales tras el colapso de Lehman Brothers en 2008 y en años posteriores.
El BPI cita como ejemplo "la oferta del Banco Central Europeo de préstamos bancarios a tres años a finales de 2011 y nuevamente a principios de 2012".
Este programa estuvo dotado con un billón de euros e incrementó los balances de los bancos centrales del Eurosistema en cerca de 500.000 millones de euros.
El BPI opina que este programa de inyección de liquidez a tres años "fue un factor decisivo para volver a activar los mercados de financiación bancaria e indirectamente reforzar algunos mercados de deuda pública de la zona del euro".
Además, el BCE, cuya tasa de interés oficial se sitúa en el 1 %, ha relajado de nuevo las condiciones para prestar dinero a los bancos.
"La extraordinaria persistencia de la política monetaria laxa responde principalmente a la insuficiente actuación de los gobiernos ante los problemas estructurales", según el BPI.
Añade que podrían estar desvaneciéndose los efectos positivos de estos esfuerzos por parte de los bancos centrales, al tiempo que aumentarían sus efectos secundarios negativos.
"Sería un error pensar que los bancos centrales pueden utilizar sus balances para resolver cualquier problema económico y financiero: no pueden inducir el desapalancamiento (venta de activos para ganar solvencia), no pueden corregir los desequilibrios sectoriales y no pueden resolver problemas de solvencia", según el BPI.
Unas tasas oficiales cercanas a cero y las inyecciones de liquidez abundantes y prácticamente incondicionales desincentivan el saneamiento de balances en el sector privado y la reducción de las necesidades de financiación en el sector público, al tiempo que distorsionan el sistema financiero y aumentan la carga sobre los supervisores.
Una lección aún más importante es que si los problemas estructurales subyacentes no se corrigen durante la fase de recuperación, corremos el riesgo de crear el caldo de cultivo de una nueva crisis.
Los desequilibrios fiscales de largo plazo se extienden más allá de la zona del euro.
Los gobiernos de las economías avanzadas deberían demostrar de manera convincente que pueden gestionar adecuadamente el gasto en pensiones y asistencia sanitaria a medida que envejece su población.
A corto plazo, también sería necesario recortar gastos y elevar los ingresos.
Los países con graves problemas tendrán que ir mucho más allá y realizar con rapidez una reforma significativa de su sector público.
La creciente brecha entre lo que se espera de los bancos centrales y lo que realmente pueden ofrecer podría socavar a largo plazo su credibilidad y autonomía operativa, según el BPI.