Rajoy contradice sus propios presupuestos para quitar hierro al rescate
¿Afectará el rescate al déficit español? Rajoy fue rotundo: no. Pero los presupuestos redactados por su Gobierno dicen otra cosa.
Guerra dialéctica entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y su ministro de Economía, Luis de Guindos. Todo a cuenta del rescate europeo a la banca española y a si el pago de los intereses de la línea de crédito terminará computando como déficit. Puede que parezca una batalla técnica, pero resulta determinante para calibrar su incidencia en la vida de los españoles: si sube el déficit vendrán más recortes o subidas de impuestos para compensarlo.
De ahí que uno diga "no", mientras el otro responde "sí". Ambos, igual de tajantes. ¿Quién tiene razón? Al final, resulta que la pueden tener ambos, pero para que gane Rajoy se tienen que producir dos milagros.
El primero es que el Estado no tenga que hacerse cargo de los intereses del préstamo que le conceda el fondo de rescate porque todas las entidades auxiliadas lo sean a través de instrumentos (como los cocos, los bonos convertibles contingentes) que paguen un rendimiento similar al que cobra el crédito. Ahí, el Estado sería un mero intermediario: cobraría por un lado lo que paga por otro, así que el saldo final es neutro para las cuentas públicas. El problema es que pensar que Bankia, Novagalicia o Catalunya Caixa estarán en disposición de remunerar a su prestamista es pecar de un optimismo rayano en la ilusión...
Otra forma de que el impacto sea neutro es que el hada de la confianza, como le gusta llamarla al economista y premio Nobel Paul Krugman, aparezca por fin y, gracias a la resolución del problema del sistema financiero español que conseguiría el rescate, haga descender al fin la prima de riesgo. ¿Hasta dónde? Hasta una cifra que sea lo suficientemente inferior a la que se usó para hacer los presupuestos de 2012 de forma que reduzca el gasto en financiación del Estado hasta el punto de que compense el pago de los intereses del rescate.
El problema es que este último punto requiere un milagro incluso más grande que una Bankia capaz de pagar intereses por el capital prestado.
Y es que el Gobierno de Mariano Rajoy ya fue bastante optimista en la redacción del presupuesto, pese a que lo hizo con 2012 ya bien iniciado y consciente de las tensiones que atenazaban a la deuda soberana. Aun sí, los cálculos de gasto financiero se hicieron con una prima de riesgo en 360 puntos básicos, según consta en el Programa de Estabilidad remitido a Bruselas y en la presentación de los Presupuestos Generales del Estado para este año.
Se trata de una media anual, pero que ya ha sido superada cuando no se ha cumplido ni la mitad del ejercicio. En estos momentos, la prima de riesgo media efectiva en el acumulado de 2012 está en 385 puntos. Con el diferencial con el todopoderoso bono alemán rondando actualmente los 530 puntos, el riesgo-país tendría que caer en picado de forma radical en las próximas semanas y cotizar varios meses en el entorno de los 300 puntos para que la media final no fuera superior a lo que dice el presupuesto.
Por mucho que los Gobiernos siempre se dejen un colchón de gasto financiero previsto para no pillarse los dedos, Rajoy sabía ya el domingo que dar por hecho que el rescate lograría una bajada de la prima hasta los niveles necesarios para que no se incremente el déficit era un brindis al sol. Y eso, antes de que el salvamento bancario se mostrara inútil para erradicar los miedos del mercado y disparara aún más la prima de riesgo. Para que Rajoy gane el pulso a Guindos y tenga finalmente razón, el presupuesto tendría que haberse hecho con otras cifras. Hoy por hoy, sin embargo, deja bien claro lo que dice.