La UE se resiste a utilizar el BCE para estabilizar el mercado como reclama España
Los líderes de la UE se reúnen esta noche en Bruselas con España cercada por los mercados y luchando por zafarse del rescate. El Gobierno de Rajoy llega con la exigencia, respaldada por el líder de la oposición, de medidas para estabilizar los mercados, pero no hay acuerdo sobre el papel del BCE en esa tarea. Pero Bruselas solo ofrece una mínima intervención a través del BEI y la emisión de bonos para proyectos transfronterizos.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, defenderá hoy en Bruselas la adopción de medidas urgentes para estabilizar los mercados financieros de la zona euro y aliviar la prima de riesgo que castiga a países como España, según adelantó ayer por teléfono al líder de la oposición socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Las dos partes parecen coincidir en la necesidad de esa intervención urgente a nivel comunitario, que podría canalizarse a través del Banco Central Europeo (BCE). Pero parecen discrepar en el calendario sobre las intervenciones a más largo plazo.
El PSOE cree que el Ejecutivo debería defender la emisión de deuda pública europea (o eurobonos), un proyecto que Rajoy, como la mayoría de los socios europeos, considera que requerirá una larga negociación. La otra propuesta de Rubalcaba, la flexibilización de los objetivos de déficit, no parece viable plantearla abiertamente después de que España haya debido rectificar dos veces al alza las cifras que se comprometió a cumplir con Bruselas.
Ayudas a la banca
Las posiciones de Rajoy y Rubalcaba se reflejan también a nivel europeo, con un presidente francés, François Hollande, partidario de medidas de largo alcance (revisión del estatuto del BCE, eurobonos) y una canciller, Angela Merkel, que mantiene su tesis de estabilizar el mercado mediante el ajuste del gasto y el saneamiento presupuestario.
La cita de esta noche en Bruselas, bautizada pomposamente como la "cumbre del crecimiento", pretendía buscar el equilibrio entre esas dos posiciones. O servir, de manera más modesta, para la presentación en sociedad de un Hollande que ha llegado al Elíseo sin que ningún miembro del Consejo Europeo (la inmensa mayoría del Partido Popular Europeo) se hubiera dignado a recibirle durante su campaña electoral frente a Nicolas Sarkozy.
Pero ni pomposidad ni reconciliación han resistido el azote de los mercados. Y la cena informal organizada por el presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, será el enésimo gabinete de crisis tras dos años de esfuerzos estériles por estabilizar la zona euro y recuperar la confianza de inversores, ahorradores y ciudadanos en general.
La impaciencia por esa inestabilidad hace ya presa entre los socios más castigados, con uno de ellos, Grecia, en franca rebelión electoral contra las medidas de ajuste. Y con España, que ocupa ahora el potro de tortura por el que pasaron Irlanda y Portugal antes de ser rescatadas, planteando abiertamente sus quejas ante lo que aprecia como falta de solidaridad europea.
Hollande será, precisamente, el primero en escuchar hoy esas quejas durante un almuerzo de trabajo con Rajoy (a las 13 horas) en el Palacio del Elíseo en París. Será el momento, según fuentes españolas, para dejar claro ante el presidente francés que la banca española no necesita ayuda europea, como pareció sugerir Hollande la semana pasada.
Pero al margen de esa clarificación, Hollande podría ser el gran aliado de Rajoy en su cruzada a favor de una intervención del BCE, reclamada casi con angustia por el presidente español. "Lo más urgente", clamó anteayer Rajoy en Chicago, "es la estabilidad financiera, que cuando un país tenga un vencimiento de deuda pueda refinanciarlo". "Y esto", añadió, "se puede hacer (...) en 24 horas", plazo que solo el BCE parece en condiciones de cumplir.
Pero el emisor lleva ocho semanas sin utilizar el programa de compra de deuda pública que puso en marcha para aliviar la prima de riesgo de Irlanda y Portugal, primero, y de Italia y España, después. Y Berlín se resiste a que el BCE repita la inyección de liquidez (hasta un billón de euros en total) que ha llevado a cabo con el objetivo de que las entidades financieras, si lo desean, adquieran la deuda pública.
"Al final, la llave de cualquier solución la sigue teniendo el BCE", reconocen fuentes diplomáticas en Bruselas. Y apuntan como prueba de ese protagonismo el hecho de que esta noche, en la cena informal, el debate sobre la situación de la zona euro lo abrirá Mario Draghi, presidente del BCE.
La otra posibilidad de intervención urgente pasaría por el fondo de rescate, que puede comprar deuda pública en el mercado primario y secundario. Y fuentes comunitarias reconocen que se está debatiendo la posibilidad de habilitar a ese fondo para que inyecte capital en los bancos en dificultades sin necesidad de rescatar al Estado de turno, posibilidad que rechaza Berlín.
A la espera de resolver esos debates, las ofertas de Bruselas para recuperar el crecimiento se limitan a una tímida ampliación del capital del Banco Europeo de Inversiones (de 10.000 millones de euros sobre una base de 232.000 millones) y a las llamadas obligaciones para proyectos, cuya fase piloto se pondrá en marcha durante el próximo año tras recibir ayer el visto bueno del Consejo de Ministros de la UE y del Parlamento Europeo.
Se trata de aprovechar 230 millones de euros de los actuales fondos estructurales para atraer inversión privada (se habla de hasta 4.500 millones de euros) hacia proyectos transfronterizos (interconexiones de electricidad o gas, oleoductos o conexiones por carreteras o ferrocarriles) difíciles de financiar a nivel estatal.
Merkel, socia estable y fiable
El Gobierno de Mariano Rajoy parece prestar poca atención a los cantos de sirena a favor del crecimiento que llegan desde el Elíseo y prefiere apostar por su alianza con la canciller alemana. "Angela Merkel es una socia estable y fiable", señala Antonio López Istúriz, eurodiputado español y secretario general del Partido Popular Europeo (PPE). López Istúriz, como en cada cumbre, ejercerá hoy como anfitrión del encuentro de Merkel, Rajoy y el resto de líderes populares, sin que figure entre ellos, por primera vez en 17 años, el ocupante de la presidencia francesa.Ante la llegada de François Hollande, el PPE se muestra convencido de que "no va plantear ninguna revolución y actuará preocupado por el futuro de Europa". Impresión que comparten fuentes diplomáticas: "no parece que Hollande busque la confrontación". Por si acaso, Rajoy ya ha elegido bando: el de Angela Merkel.