'Geuros': ¿solución para Grecia?
Los cubanos prefieren los dólares americanos a sus propios pesos. Es lo que pasa cuando los Gobiernos emiten una moneda en la que su gente no cree. Pero un régimen de doble divisa puede ser la forma menos mala de mantener a Grecia en el euro.
Supongamos que el nuevo Gobierno griego rechaza las condiciones acordadas en sus planes de rescate. Los partidarios de una Grecia en el euro querrían esquivar la quiebra y la salida desordenada del euro. Podrían evitar un caos financiero pagando el cupón de la deuda griega existente, mientras se castiga a Grecia negándola nuevos fondos de rescate. El Gobierno se quedaría sin euros. En vez de no pagar a funcionarios y pensionistas, podría emitir documentos de reconocimiento de deuda (IOU en inglés). Se propagarían por la economía, convirtiéndose en una especie de subeuro. Thomas Mayer, del Deutsche Bank, ha sugerido que se les llame geuros. Los geuros serían emitidos como un sucedáneo del euro, pero los extranjeros solo los aceptarían con un descuento sustancial. El cambio inicial geuro-euro sería bajo. Pero pasar a una economía parcial en geuros traería los beneficios de la devaluación. Pese a que el euro seguiría siendo la moneda oficial, las importaciones serían más caras y las exportaciones más competitivas.
El geuro también podría hacer todo peor. Los bancos griegos serían insolventes ya que los prestatarios ofrecerían solo geuros para pagar los préstamos en euros y los ahorradores intentarían sacar sus euros del país. Mayer sugiere una solución: convertir los bancos griegos en un banco malo gestionado por la eurozona. Podría funcionar, pero otros países de la eurozona se horrorizarían. Mayer piensa que la impopularidad de esta salida parcial del euro inspiraría a Grecia a poner su casa en orden.
Incluso si todo fuese bien, los griegos tendrían que manejar la confusión de utilizar dos monedas a la vez. Y tanto los griegos como los no griegos afrontarían pérdidas reales. Es fácil ahora pensar en otras maneras de haber gestionado la eurozona. Pero el "y si" no puede arreglar los problemas de la actualidad.
Por Edward Hadas