La crisis expulsa a las empresas españolas del 'top 100' mundial
Puede que la crisis actual comenzara al otro lado del Atlántico, pero son las empresas europeas y, especialmente, las españolas las que están pagando la factura y desapareciendo del Olimpo de las más grandes del mundo.
¿Potencia consolidada? Estados Unidos. ¿En ascenso? La inevitable China, Latinoamérica, ciertos países de Asia y Australia. ¿En franco retroceso? Europa.
El análisis de cuatro años consolidados de crisis financiera mundial deja un claro perdedor: el Viejo Continente. Y no solo porque varios de sus integrantes hayan sido rescatados y se tema por la salud de, al menos, tres o cuatro más, sino también porque sus empresas están sufriendo las consecuencias de una debilidad cada vez más generalizada y están perdiendo posiciones entre las más grandes.
En abril de 2008, Europa dominaba la lucha de poder bursátil. De las 100 mayores empresas del mundo por capitalización en Bolsa, 43 tenían su sede en algún país de la vieja Europa. Es cierto que entre las diez más grandes solo contaba con un representante, pero en los estadios medios ganaba por goleada. Estados Unidos, mientras tanto, lucía a Exxon y a General Electric como pesos pesados, pero salía perdiendo en el cómputo general, con solo 35 representantes.
Hoy la situación no puede ser más distinta. Exxon ya no es la mayor compañía del mundo por valor en Bolsa, pero a Estados Unidos le da igual, porque es una conciudadana suya, Apple, la que está en ese puesto. Además, ahora ya no solo gana en la parte alta de las más grandes, sino también por el medio y el final.
El resumen empresarial de una crisis que amenaza con no terminar es que las empresas de Estados Unidos han aprovechado para fortalecerse en Bolsa y ahora copan 41 de los 100 puestos principales del mundo. Europa pierde posiciones, en un goteo a la baja que va a más porque es en el Viejo Continente donde la tormenta está azotando ahora con más fuerza, mientras en Estados Unidos escampa. En estos momentos, con los datos de capitalización de este lunes, solo 30 del top 100 son empresas europeas.
Pero no todos los países continentales han sufrido igual. España (sus compañías) está entre las más castigadas. En abril de 2008 había cuatro firmas españolas entre las más grandes (Telefónica, Santander, BBVA e Iberdrola), con las dos primeras entre las 50 más destacadas. Ahora solo queda una (Telefónica) y está en el puesto 95. Como curiosidad, en primavera de hace cuatro años Santander estaba en la 45ª posición, a solo un puesto de Apple. En estos momentos, el banco español está el 108º y la compañía de la manzana es la primera.
Es cierto que estas compañías no son comparables. Una (Santander) procede del sector más castigado por la crisis, mientras que Apple vive su momento de gloria. Una comparación más homogénea puede hacerse con Telefónica y sus compañeras de sector. Hace cuatro años la española era la cuarta teleco del mundo por valor en Bolsa, solo superada por China Mobile, AT&T y Vodafone. Ahora es la séptima, con América Móvil, Verizon y Docomo también por delante.
Peor les ha ido al BBVA y a Iberdrola, que tienen más de doscientas y trescientas compañías delante, respectivamente. El camino contrario ha llevado Inditex, que cada día está más cerca de la precisada lista.
Reino Unido, en cambio, tiene doce representantes entre las 100 más grandes, dos más que hace cuatro años; Alemania ha perdido dos posiciones y ahora tiene cuatro, las mismas que Francia, que ha rebajado a la mitad su contribución a la lista. Italia está igual que España: un único representante, aunque el suyo (ENI) bastante más alto; ha perdido dos por el camino.
El tropezón europeo lo está aprovechando China, que ya tiene 10 firmas en lo más alto. Latinoamérica sigue mejorando posiciones, al igual que Asia, Australia y Canadá.
De todas formas, por mucho que la crisis esté pasando más factura a unos que a otros, el conjunto de las 100 empresas es menos poderoso ahora que hace cuatro años. Su capitalización supera por poco los 12,5 billones de dólares (cerca de 9,7 billones de euros) y eso significa que más de dos billones de dólares se han quedado por el camino.