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Rápida reestructuración

Un proceso de fusiones abrupto y en plazo récord

El sector financiero español ha pasado de contar con 52 entidades hace tres años a tener apenas una docena.

"Es el sistema financiero más sólido del mundo". Era la frase más repetida por políticos, supervisores y banqueros tras el estallido de la actual crisis y las primeras quiebras bancarias en países como Reino Unido y Estados Unidos. Poco más de tres años después, la sobrecarga de ladrillo en los balances de las entidades financieras españolas, acumulada durante los tiempos de bonanza económica, ha forzado a una reestructuración del sector sin precedentes, con una reducción del número de entidades desde las 52 iniciales a apenas una docena. En este periodo, las cajas de ahorros se han visto abocadas a las fusiones, primero con la constitución de los denominados SIP (sistemas institucionales de protección) o fusiones virtuales y más tarde con la conversión de estos en bancos y el salto, en algunos casos, a la Bolsa.

Pero muchas entidades han caído en el trayecto. De hecho, en el proceso, cuatro han sido intervenidas (Caja Castilla La Mancha, Cajasur, CAM y Banco de Valencia) y otras cuatro han sido nacionalizadas: Catalunya Caixa, Unnim, Novagalicia y Bankia. Aún quedan pendientes la subasta de Catalunya Caixa y Banco de Valencia, participada de la antigua Bancaja, así como una solución definitiva para Novagalicia y la definición del futuro de Bankia. La entidad gallega intenta a toda prisa conseguir atraer capital privado para evitar su subasta, algo que los expertos consideran que en la situación actual será muy complicado. Gobierno y supervisor se resisten a aceptar el esquema de ayudas en favor del eventual inversor que propone la entidad. Mientras, el nuevo equipo gestor del cuarto grupo financiero español diseña con urgencia un plan de negocio que permita el saneamiento de la entidad y devuelva la confianza en el sector financiero español.

Algunos bancos también han movido ficha. Sabadell, que en 2009 adquirió Guipuzcoano, se hizo con CAM y ahora aspira a quedarse con Catalunya Caixa. Popular, por su parte, ha absorbido Banco Pastor y no descarta presentarse a alguna de las subastas pendientes. BBVA compró Unnim y, al igual que Santander, se ha postulado para hacerse con Catalunya Caixa o Novagalicia. Esta última también interesa a CaixaBank, que en estos momentos está en proceso de integración de Banca Cívica.

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El mapa bancario español, por tanto, aún no está cerrado y tiene a un gigante como Santander sin haber movido aún ficha. Las aspiraciones del Gobierno apuntan a que al final del proceso de reestructuración queden un máximo de unas ocho entidades fuertes, con un tamaño entre los 150.000 y los 200.000 millones de euros. En esta línea se enmarcan las presiones ejercidas sobre Unicaja, Liberbank, Ibercaja y BMN, a las que el Ejecutivo les ha exigido que acometan nuevas fusiones entre ellas a dos o incluso a cuatro bandas. Algunas de ellas tienen prácticamente cerrada la operación, como es el caso de BMN y Liberbank, aunque han preferido esperar a calibrar el impacto del real decreto aprobado este viernes por el Gobierno para anunciarla. No obstante, no se descarta que a última hora, y como consecuencia del empeño del Gobierno, se sumen nuevos socios, como Ibercaja, en proceso de absorción de Caja3. El futuro más incierto se presenta para Unicaja, que acaba de retomar su fusión con Caja España Duero tras casi un año estancada.

También se ha apremiado a otras, como Kutxabank, a pesar de lucir los ratios más solventes del sistema, a participar en el proceso de reconversión del sector. Esta entidad, resultado de la fusión de las tres cajas vascas, ha optado por jugar todas sus cartas en la subasta de Catalunya Caixa, cuya resolución se espera en unas semanas. Al margen de cómo cuadren al final las piezas del puzle financiero, estará completado para finales de junio, fecha tope marcada por el Gobierno.

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