El banquero de consenso
Este ejecutivo se convirtió el pasado miércoles en el financiero más observado del mundo. Goirigolzarri ha sido rescatado de su jubilación para reflotar Bankia.
En menos de una semana, José Ignacio Goirigolzarri ha pasado de ser un prejubilado de lujo de BBVA, con una vida más o menos tranquila, a convertirse en el banquero más observado del mundo. El pasado miércoles Goiri, como se le conoce en el mundo financiero, fue nombrado presidente ejecutivo de Bankia y de su matriz Banco Financiero y de Ahorros (BFA). Pasa así a ser uno de los banqueros más destacados del país y sobre el que recae el mayor peso del sector, reflotar el cuarto grupo financiero español, nacionalizado el mismo miércoles. Con este reto Goirigolzarri logra poner un broche de oro, o eso espera, a su carrera financiera, tras 30 años en BBVA.
Cuando en septiembre de 2009 este ejecutivo dejó el grupo que preside Francisco González se llevó una espina clavada. No había logrado su sueño, ser el número uno de BBVA, pese a que su presidente siempre le señalaba como su delfín.
Coincidencia o destino. José Ignacio Goirigolzarri es un gran aficionado al fútbol, deporte que practicaba ya en su época estudiantil, y un forofo del Athetic de Bilbao, club del que, salvo asuntos de fuerza mayor, intenta no perderse ningún partido. Y su nombramiento en Bankia como primer ejecutivo del grupo coincidió con la final de la Europa League celebrada en Bucarest con otro equipo de los mismos colores, el Atlético de Madrid. En esta caso no pudo ver el partido, pero estaba totalmente justificado, era uno de esos casos de fuerza mayor.
Pese a que sus relaciones con González no fueron muy estrechas, el presidente de BBVA consideró el domingo pasado a Goirigolzarri, lo mismo que Isidro Fainé, responsable de CaixaBank, y Emilio Botín, del grupo Santander, como la mejor opción para presidir Bankia. Era el as que tenían guardado el Gobierno y el Banco de España para reflotar el cuarto grupo financiero. Su experiencia en el sector le avala. También fue el nombre que Rodrigo Rato, su antecesor en Bankia, puso sobre la mesa para ser su número dos. La primera vez antes de nombrar a Francisco Verdú consejero delegado. Entonces ni se lo pensó. Aún estaba vigente la cláusula de incompatibilidad de dos años que le impuso BBVA para operar en el sector financiero -finalizó en septiembre pasado- si no quería perder su millonaria pensión vitalicia. Tres millones de euros brutos al año. Luego, cuando ya el mercado y el FMI exigían un cambio de cúpula en BFA-Bankia el nombre de este banquero vasco volvió a salir a la luz.
Pero Goiri no quería volver a ser el segundo de abordo en un barco que, encima, hacía aguas. Puso sus condiciones, ser presidente ejecutivo, y todos aceptaron. Quería tener las manos libres para enfrentarse a Bankia sin censuras. "La banca y el Gobierno no podían elegir a alguien mejor", aseguraba el lunes pasado un amigo y excompañero suyo en Banco Bilbao Vizcaya (BBV).
A su favor también está la escuela de la que procede, BBV, de donde han salido directivos de gran prestigio y una parte importante de los que han reflotado el sector financiero en épocas de crisis, como Alfredo Sáenz, llamado por el Banco de España en 1994 para sanear Banesto.
Goirigolzarri también tenía otras ventajas que podían eclipsar a otros potenciales candidatos. Es un destacado experto de la banca comercial, el núcleo del negocio de Bankia. Fue, de hecho, el impulsor, junto a su entonces jefe, Pedro Luis Uriarte, del famoso Libretón de BBV, un producto lanzado en 1990 que logró la captación de 750.000 nuevos clientes mediante regalos y sorteos. Es un hombre que sabe hacer equipos, y cuenta con una gran lista de prejubilados del sector de entre 52 a unos 60 años de edad, casi todos provenientes de BBV y luego BBVA, de los que "va a echar mano para crear el nuevo organigrama de Bankia. Y seguro que todos estarán encantados de trabajar con él", señalaba ayer otro excompañero suyo.
Otro punto a su favor es que no necesita un sueldo alto, una vez que los ejecutivos de Bankia tienen muy mermada su salario tras la rebaja que impuso Economía a todas las entidades en las que el Gobierno ha inyectado capital.
Nació en 1954 en Bilbao en una familia "normal", según la definen compañeros del colegio. Estudio en la Universidad de Deusto. En 1978 ingresó en el Banco de Bilbao Vizcaya como analista de planificación estratégica. En enero de 1990 fue nombrado director general adjunto de BBVA y en 2001 ascendió a consejero delegado, sustituyendo a su mentor, Uriarte. Personas que han trabajado con él le definen como afable y tranquilo, "pero exigente. No existe el reloj para él".
Goirigolzarri fue el último directivo vasco de BBVA, y el último de los Neguri, núcleo de accionistas históricos vascos de BBV que dejaron el grupo según ganaban terreno los directivos de Argentaria, de donde provenía González. En la actualidad es, además de presidente de Bankia, consejero de la Asociación para el Progreso de la Dirección, patrono de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE) y vicepresidente de Deusto Business School. Ha impulsado Garum Fundatio, plataforma para potenciar a los emprendedores.