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No pueden vender hasta junio de 2013 si quieren recuperar todos sus títulos

Los inversores de preferentes quedan atrapados en acciones de Bankia

La caída bursátil de Bankia es un drama para todos sus accionistas, pero más para los que canjearon sus preferentes en marzo: no pueden huir. Según las condiciones de la oferta, tienen que mantener sus títulos si quieren recuperar todas sus acciones. Si venden ahora pierden la mitad de su inversión.

¿Cuál es el valor que más cayó ayer del Ibex? Bankia ¿Y hoy? La misma respuesta ¿Por qué? Los inversores deshacen posiciones ante la inminencia de una nueva inyección de fondos estatal. La incertidumbre nunca ha tenido un especial atractivo para el dinero y la perspectiva de un futuro marcado por cambios en la cúpula, saneamientos, cifras mareantes de activos tóxicos y recetas para depurar los excesos no ayuda.

Pero no todos los accionistas pueden tomar libremente la decisión de vender sus acciones de Bankia o seguir apostando por la entidad. Es cierto que hay pocos que no tengan que asumir pérdidas en su huida, sobre todo porque la entidad bancaria salió a Bolsa a 3,75 euros hace menos de un año y ahora está por debajo de los 2,3 euros, así que la caída ronda el 40%. Pero hay algunos que están en peores condiciones que otros.

Y es que un grupo destacado de afectados por la actual crisis de Bankia lo forman los inversores que canjearon sus preferentes por acciones de la entidad el pasado mes de marzo. La oferta se dirigió a los titulares de participaciones preferentes y bonos subordinados por un máximo de 1.274 millones que colocaron Bancaja, Caja Rioja, Caja Ávila, Caja Segovia, Caja Madrid, Caja Laietana y Caja Insular, y tenía una particularidad. Según las condiciones del canje, los inversores que aceptaran la propuesta solo recibirían en un primer momento el 75% del valor nominal de su inversión en acciones. Para llegar al 100% debían conservar los títulos hasta junio de 2013.

Pese a esta condición, el canje tuvo un éxito abrumador. Más del 90% de los dueños de preferentes y bonos aceptó el riesgo de convertirse en accionista a largo plazo de Bankia con tal de conseguir liquidez para su inversión y no quedarse atrapado en unas preferentes perpetuas, sin plazo de amortización.

Pero todo a cambio de pérdidas y de cambiar una trampa por otra. En primer lugar, porque Bankia fijó el precio de canje para determinar el número de acciones a entregar a los tenedores de preferentes en 3,31 euros, una cotización que ya estaba un 12% por encima del precio de mercado de las acciones en el momento de determinarse y que ahora implica una depreciación del 33% para los que aceptaron la oferta. Y eso que ha pasado poco más de un mes desde entonces.

Y eso es solo la primera parte. Si los dueños de preferentes deciden que es mejor salir y vender las acciones, tendrán que sumar a su quebranto la renuncia al 25% de su inversión inicial, ya que nunca verán las acciones que Bankia todavía les debe. Y las pérdidas serían cuantiosas. Por cada 100 euros que pagaron por sus bonos o preferentes solo recuperarían 50, según los precios actuales de cotización. Vender ahora, por tanto, implica renunciar a la mitad de la inversión.

Para conseguir todas las acciones, los inversores deben aguantar y arriesgarse a que el valor siga cayendo. En concreto, la entidad ha diseñado una suerte de ventanas que implicarán más títulos para el inversor si cumple una serie de condiciones. Así, a finales del próximo junio los accionistas que se hayan mantenido fieles recibirán un 8,3% adicional de su inversión. El mismo porcentaje conseguirán a finales de año si no han caído en la tentación de vender y conservan al menos dos tercios de los títulos recibidos. Por fin, ya en junio de 2013 se le entregará otro 8,3% si se han quedado al menos con un tercio de las acciones entregadas en un principio.

Desde el principio, el riesgo de acudir al canje era obvio: la posibilidad de una caída bursátil. Ahora que Bankia está a un paso de ser rescatada de nuevo con fondos públicos, la crisis se ha materializado y está encima de la mesa. Los inversores tendrán que decidir si quedarse y confiar en una recuperación o asumir cuantiosas pérdidas.

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