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Han reducido un 3,2% sus ahorros en depósitos en ocho meses

Los pequeños inversores compran 11.000 millones en acciones de bancos

Los depósitos pierden brillo en las preferencias de los ahorradores, en gran medida por la apuesta de los bancos por los pagarés, que eluden las penalizaciones de la guerra del pasivo. Por contra, y como consecuencia de las OPS de las entidades que han saltado al parqué, los particulares han comprado acciones de banca por 11.000 millones.

La cantidad de dinero que las empresas y familias destinan a los depósitos ofrecidos por las entidades de crédito lleva registrando desde junio de 2011 hasta febrero de 2012 una tendencia decreciente, según los datos del Banco de España.

A lo largo de este periodo las familias han reducido el saldo acumulado en depósitos en un 3,2%, mientras que en el caso de las compañías no financieras la caída ha sido mucho más acusada, llegando a alcanzar el 12,7%.

Las razones que explican esta inversión de tendencia hay que buscarlas, sobre todo, en las modificaciones normativas puestas en marcha en junio de 2011. El objetivo de estas iniciativas era poner coto a la guerra del pasivo en que se encontraban inmersas muchas entidades, deseosas de captar fondos de nuevos clientes para obtener una liquidez inmediata.

Un 34% de la inversión de los hogares está en letras y bonos

El primer decreto-ley aprobado por el Gobierno socialista gravaba a los bancos y cajas que ofrecieran unos tipos de interés que excedieran los fijados por el mercado. La penalización a la que se enfrentaban consistía en la realización de aportaciones adicionales al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) ya que, según palabras del vicepresidente del anterior Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, "los depósitos más rentables acaban trayendo créditos más caros para todos".

Poco a poco, estas modificaciones, junto a la aparición de otros productos estrella, como los pagarés, han llevado a familias y empresas a redirigir sus ahorros hacia otras inversiones con las que obtener las mayores rentabilidades posibles.

Para los hogares, las adquisiciones de acciones y participaciones procedentes de ofertas públicas de suscripción (OPS), como las realizadas por Bankia y Banca Cívica, y las ampliaciones de capital se han convertido en la alternativa preferida, acumulando un saldo total de 11.000 millones de euros. Claro está, esta modificación en los criterios de inversión han sido inducidos en gran medida por parte de las propias entidades.

También los pagarés se han hecho con un importante hueco de mercado. Este instrumento de deuda, que ha comenzado a cosechar adeptos entre octubre y diciembre de 2011, ha contado con gran interés de las empresas, compensado el retroceso de los depósitos, según el Banco de España. Para los hogares, la inversión en la renta fija de las entidades equivale a un tercio de la caída sufrida en el saldo de depósitos.

Deuda pública

Los precios registrados por la deuda pública despertaron el interés de los inversores. En noviembre de 2011, coincidiendo con un brote de la crisis de deuda, las letras alcanzaron precios que superaban con creces a los ofrecidos por otros productos. Llegaron hasta el 5%. En concreto, en la segunda mitad del año un 34% de la inversión efectuada por los hogares iba destinada a deuda: letras (29%) y a bonos y obligaciones (5%). Para las empresas esa cantidad se reduce al 9%.

Además de estas alternativas, los depósitos internacionales son una senda a explorar. Desde mediados de 2011, la inversión en depósitos extranjeros registrada por las sociedades supone el 24% de la disminución de las imposiciones en España. En este apartado hay que tener presente que los flujos de capital pueden estar influidos por decisiones de tesorería de los grandes grupos multinacionales en el marco de las estrategias globales. Los pequeños ahorradores prefieren soluciones más conservadoras como las anteriores y este apartado supone solo un 1% de la disminución de los depósitos nacionales.

Al florecimiento de nuevas alternativas en las que refugiar el dinero se suma el empeoramiento de las condiciones económicas a partir de la segunda mitad de 2011. El pinchazo económico -la economía española ha entrado en recesión en el primer trimestre con una caída del 0,3% del PIB-, la elevada tasa de paro y la política impositiva han pasado factura al ahorro.

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