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Turismo

Objetivo: repetir el milagro de 2011

El sector turístico encara el verano con optimismo contenido. Ni los más pesimistas pronostican que 2012 puede perder el empuje logrado gracias al efecto primavera árabe

Aguantará el turismo el tirón de 2011? O mejor dicho, ¿cuánto crecerá el sector? Ese es el interrogante que planea sobre las cabezas de la industria, dado que ni el Gobierno ni ninguna fuente consultada barajan la posibilidad de que las cifras de crecimiento del presente ejercicio cierren en rojo.

El turismo puede presumir de contarse entre los pocos sectores económicos españoles en expansión. Aunque ello se deba a efectos coyunturales. Según los datos facilitados por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, en 2011 visitaron el país 57 millones de extranjeros, un 8,1% más que en el año anterior. Dicho incremento fue propiciado, en gran medida, por el llamado efecto primavera árabe: la convulsa situación política y social en los países del Magreb (de Marruecos a Egipto, pasando por Túnez y las menos turísticas Argelia y Libia) desvió a millones de viajeros, principalmente británicos, a destinos de sol y playa de la cuenca mediterránea, entre ellos España.

Toda una bolsa de oxígeno que fue capaz de paliar el muy precario turismo interno, incapaz de levantar cabeza a tenor de un cuadro macroeconómico deprimente (5,3 millones de parados, reducciones salariales y una severa constricción del consumo). Con todo, el peso de la actividad turística fue el año pasado superior al 10% del PIB nacional, por lo que se puede hablar de ella como la primera industria del país. Todo un éxito que retrotraía al sector a niveles previos a la crisis.

Los datos sobre el rendimiento de la campaña de Semana Santa, la primera prueba de fuego del año, aún no están cerrados. El sector se temía lo peor, debido a que las reservas eran muy escasas a dos semanas de su inicio. Salvaron la papeleta las compras a última hora de los españoles, expertos en prorrogar la decisión hasta el último momento. "Las perspectivas no se han cumplido. Hemos cerrado con una ocupación media en torno al 70%", apunta Juan Molas, presidente de la patronal hotelera Cehat. Una cifra que en 2011, año de récords históricos, alcanzó el 82%. "Achacamos el mal resultado a la climatología adversa y a la debilidad del mercado nacional", señala el empresario. Javier Jiménez, socio de Deloitte responsable del área de Turismo, añade a estas causas "el negativo efecto de las huelgas de pilotos de Iberia" en protesta por la creación de la low cost Iberia Express, y considera que dados estos factores el primer gran periodo vacacional "se ha comportado bastante bien".

DESPLAZAMIENTOS CORTOS

No hay perspectivas de mejoría respecto al mercado interno. "El consumo está cayendo tremendamente y el paro no deja de subir. Lo lógico es que el turismo interno caiga", indica Tomás López de la Torre, socio de KPMG. Las débiles reservas para el puente de mayo corroboran el argumento. Lo cual no significa que no vaya a haber movimientos. "El turismo es una actividad que se ha normalizado en las familias españolas y, aunque los desplazamientos son por lo general más cortos, se sigue viajando", interpreta en tono optimista Enrique Riera, director general de Vibo Viajes, la recién rebautizada Viajes Iberia.

Todas las esperanzas están puestas en el turismo extranjero. Y, de momento, los números invitan a seguir confiando en cerrar un buen año. El optimismo reina con vistas a este verano. Según los últimos datos disponibles del Instituto de Estudios Turísticos, perteneciente al ministerio, las llegadas internacionales hasta marzo han aumentado un 2,6%, superando los nueve millones y mejorando levemente los registros análogos de 2011. "Los mercados europeos siguen una tendencia muy similar a la del año pasado, con fluctuaciones muy leves respecto a las mismas fechas. Los turistas holandeses y rusos, ambos con un gasto superior a la media, están aumentando significativamente", lee en clave positiva Molas. Las tres nacionalidades que sustentan las llegadas internacionales (británicos, alemanes y franceses) se mantienen, según avanza la patronal hotelera.

¿Perderá intensidad este año el tan beneficioso (como moralmente execrable) efecto primavera árabe? El sector lo da por descontado, aunque también considera fuera de duda que seguirá haciendo de imán para los destinos vacacionales por excelencia: Canarias, Baleares y el litoral mediterráneo. España y sus competidores seguirán bebiendo, sobre todo, de los viajeros que preferirían ir a Egipto, destino a día de hoy "completamente paralizado", según el responsable de Smilo (la división de servicios receptivos de Orizonia), Eduardo Zambrano. "Son compradores con antelación, principalmente británicos, y ya están empezando a reservar sus vacaciones", confirma Molas. Túnez y Marruecos, por su parte, "están recuperando la normalidad y han apostado por agresivas políticas de promoción, por lo que recuperarán parte del turismo perdido en 2011", afirma un responsable de una importante touroperadora.

GUERRA DE PRECIOS

El segmento vacacional, que aglutina al 75% del turismo en España, no parece correr peligro. Aunque no se puede decir lo mismo para el urbano. "Seguirá sufriendo este año: al exceso de oferta se une la atonía generalizada del gasto de las empresas en eventos. Y pese a que las ocupaciones han mejorado, la guerra de precios minimiza su efecto sobre el sector", asegura Jiménez. Barcelona sigue superando a Madrid como destino preferencial de viajes de negocios, y también acapara más inversión, elemento fundamental para su crecimiento.

La radiografía para el verano es, pues, de optimismo contenido. Ni siquiera la hipotética prolongación de la huelga de pilotos de Iberia, muy lamentada por el sector, amenazaría dichas sensaciones. "Preocupa el consumo interno, pero el buen ritmo de las llegadas contribuirá a que tengamos una temporada estival parecida a la de 2011, si no surge ningún imprevisto", concluye Molas. De ser así, el turismo seguirá siendo la punta de lanza de la economía española.

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