_
_
_
_
Distribución

¿Vamos de compras después de ir al cine?

La ampliación de los horarios comerciales y la apertura en festivos levanta encendidos debates entre partidarios y detractores, grandes empresas y pequeños tenderos. Y el consumidor, normalmente en medio, dividido entre la comodidad de poder resguardarse en grandes superficies un domingo del lluvioso otoño y las evidencias de que los pequeños comercios no pueden soportar la competencia y poco a poco van desapareciendo.

Pero lo cierto es que desde que las grandes marcas de supermercados abren en el barrio hasta las diez de la noche (incluso alguna cadena hasta las once), las relaciones de vecindad han disminuido y ya son pocos los que osan poner como excusa que la tienda está cerrada para llamar a la puerta del quinto derecha "a por sal". Y es que hasta hace no muchos años, salir tarde del trabajo era sinónimo de tener que dejar vacía la nevera hasta el sábado. Ahora no solo puede hacerlo a diario hasta bien tarde, sino que incluso puede contar con los domingos.

Detrás de los hábitos de compra que hemos asumido los españoles en las últimas décadas se encuentran las grandes cadenas de hipermercados francesas. Tras una primera irrupción tranquila, su crecimiento se aceleró tanto a comienzos de la década de los noventa -duplicaron su superficie en solo cinco años- que este creó el pánico en el sector y el ministro de Comercio del momento, el socialista Javier Gómez Navarro, decidió en 1996 regular los horarios y dar marcha atrás a la liberalización decretada una década antes por Miguel Boyer, en aquel momento precisamente para "facilitar la expansión de las multinacionales que venían a modernizar el comercio español", recuerdan fuentes del sector.

Si nos salimos del ámbito de la alimentación (con los híper a favor de una mayor liberalización, los supermercados sin ver la rentabilidad de abrir más horas y el pequeño comercio incapaz de trabajar también los festivos), en otros sectores de la distribución hay menor discusión sobre el rendimiento de abrir más allá de los días laborables.

Fuentes de la multinacional sueca de decoración y muebles Ikea calculan que aproximadamente el 40% de las visitas semanales a los establecimientos madrileños se produce durante el fin de semana, con lo que repartir la afluencia entre el sábado y el domingo mejora la atención al cliente. Los fines de semana y los festivos son también los días en los que las tiendas reciben visitas de provincias limítrofes. En el caso de la Comunidad de Madrid, hasta un 11% de las visitas anuales proceden de áreas de influencia.

Los concesionarios de coches, por ejemplo, están convencidos también de que sus ventas podrían mejorar domingos y festivos al facilitar al consumidor y su familia acceder a sus exposiciones. En cualquier caso, los vaivenes liberalización-restricción se han seguido dando en todos estos años y de la mano de las distintas autoridades competentes. En 2004, por ejemplo, se rebajó de doce a ocho el mínimo de domingos y festivos de apertura que las comunidades pueden fijar, pero también se decretó que los comercios de menos de 300 metros cuadrados puedan abrir las 24 horas, con excepción de los que pertenecen a alguna cadena comercial.

Ese matiz posiblemente cambiará con la reforma normativa que estudia ya la Secretaría de Estado de Comercio. Detrás de ella está, en primer lugar, según fuentes de la misma, la creación de empleo, a lo que hay que añadir la necesidad de aprovechar el gasto derivado de 57 millones de turistas anuales, la conciliación para los propios consumidores, que así ven ampliadas sus posibilidades de compra, y la equiparación con otros sectores de actividad donde se trabaja en festivos, como la restauración y la hostelería.

Esta nueva regulación tendrá que tener en cuenta que son realmente las comunidades autónomas las que tienen en su mano la toma de decisiones sobre unos mínimos que marca la legislación general tanto en horas de apertura como en festivos. Van desde las más liberalizadoras, como Madrid (ha autorizado 22 festivos para 2012) hasta las más restrictivas, entre ellas Cataluña, que no permite la actividad más allá de los ocho domingos anuales que fija la normativa estatal.

MÁS LOCALES EN MADRID

Y precisamente es Madrid la que quiere dar un paso más y prepara la implantación de la Ley de Dinamización del Comercio, con la que todos los establecimientos podrán abrir 24 horas al día, 365 días al año, sea cual sea su superficie. Esta comunidad parece un modelo del agrado de la Secretaría de Estado de Comercio, que resalta las mejores evoluciones en empleo y actividad comercial en aquellas regiones con reglamentos tendentes a una mayor liberalización y argumentan, con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) en la mano, que pese a que existe un descenso progresivo en el número de locales al por menor, Madrid y Murcia han aumentado el número absoluto de establecimientos.

En cuanto al empleo generado en el sector del comercio minorista en el conjunto del Estado, ha tenido un crecimiento general del 20,2% entre 2000 y 2011, y de nuevo Madrid aparece como una de las autonomías con mayor aumento de trabajadores, un 27,2% más en 10 años.

Pero no solo las comunidades autónomas ejercen su competencia. æscaron;ltimamente son cada vez más numerosos los municipios que quieren tomar sus propias decisiones, sobre todo con el objetivo de aprovechar las tarjetas de crédito de los turistas. Ya hace meses que Madrid declaró zonas de gran afluencia turística media docena de barrios para que sus comercios puedan abrir todos los domingos. Los empresarios del centro de Barcelona reclaman también un cambio en la regulación de horarios que permita a las tiendas atender a la gran cantidad de visitantes que llegan a la Ciudad Condal. El Gobierno de Baleares, por su parte, ya ha regulado que los locales del centro de Palma puedan abrir entre abril y octubre todos los días con el objetivo de dar servicio a los cruceristas que llegan a la isla en temporada baja.

Pros y contras aparte, lo cierto es que la ampliación de horarios comerciales ha modificado los hábitos del ciudadano medio... ¿o fue al contrario y han hecho al consumo protagonista de nuestro ocio?

Archivado En

_
_