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Cultura

El Museo de la Ciencia despega en La Coruña

El Prisma de Cristal de la ciudad gallega acoge la nueva sede del centro, que se inaugura el 4 de mayo.

Por fuera, un cubo de cristal galardonado en varios premios de arquitectura. Por dentro, una colección sobre ciencia desconocida hasta ahora. Así es la nueva sede del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (Muncyt), que se inaugura el 4 de mayo en La Coruña. Un nuevo espacio cultural que se abre, en plena crisis, gracias al trabajo de los últimos años.

Ese día acudirán los Príncipes de Asturias a la inauguración oficial y el 5 de mayo habrá una jornada de puertas abiertas. Durante todo el mes recibirá visitas concertadas, principalmente, de colegios de la zona. Y será a partir del 1 de junio cuando sus puertas abran al público. Su director, Ramón Núñez, espera una cifra de 200.000 visitantes al año ya desde 2012.

El Prisma de Cristal, de vidrio acanalado y translúcido, está situado junto a la playa de Riazor. Ha sido diseñado por AceboxAlonso Studio. "Es un edificio muy singular", reconoce el director del museo. En total, la resplandeciente sede del Muncyt ha costado 23 millones de euros de inversión, 15 en el edificio (pagados por la Diputación) y el resto desembolsados por el Gobierno central en los últimos años. En total, ocupa 6.000 metros cuadrados, de los que algo más de la mitad se dedican a las exposiciones, en seis salas.

Nada más entrar al edificio, el visitante verá un bosque de cadenas que separa las distintas exposiciones de la sala Miscelánea. Allí se encontrará "un aperitivo de lo que va a ver en el museo", cuenta Núñez. Entre otros, propone el llamado Taller de chapuzas, donde quien se atreva podrá desguazar un electrodoméstico para conocer sus tripas, por ejemplo, de un DVD o de un microondas. "Ayudamos a satisfacer la curiosidad de la gente y no les obligamos a que vuelvan a montar de nuevo el aparato", bromea. También en esa planta hay una expo llamada Trebejos, cachivaches y chintófanos, de aparatos que son útiles pero que desconocemos o que son extraños o que se usan para una función conocida pero no se sabe su nombre. De sus nueve plantas, seis estarán dedicadas a exposiciones. Una de ellas sorprende al visitante con un mastodonte: el morro del Lope de Vega, el Jumbo de Iberia que trajo de vuelta el Guernica desde Nueva York a Madrid en la Transición. Allí está por ser un hito de la aviación, la aeronave que más pasajeros ha trasladado de una orilla a otra del Atlántico.

Además, la muestra Ex Cátedra sorprenderá con dos guías muy particulares: Pepexán y Marilú, dos robots que atenderán al forastero y le explicarán los objetos más típicos de un laboratorio. "Pensamos que los robots van a atraer mucho a la gente", comenta Núñez.

Piezas desconocidas de científicos españoles

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero apostó por descentralizar algunos de los museos nacionales, como el Muncyt, que se creó en 1980 y disponía de una sede provisional en la antigua Estación de Delicias de Madrid, o el nuevo de la Energía, en Ponferrada (León). Zapatero recibió una oferta del Ayuntamiento de La Coruña para llevar allí el museo y no la dejó escapar. La Diputación coruñesa había construido el prisma como un centro de las artes, con una escuela de danza y un museo de arte contemporáneo. Pero la idea se abandonó a favor de acoger el museo nacional.Durante todos estos años, el Muncyt ha ido adquiriendo objetos, especialmente en los últimos, para tener preparada una colección de piezas hasta ahora desconocidas para el público. Su director, Ramón Núñez, ha querido hacer hincapié en la ciencia española; por eso, dedica una sala a los innovadores españoles. Entre ellos, Núñez destaca "a uno muy desconocido", Mónico Sánchez, inventor del tubo de vacío (para rayos X, por ejemplo). Y a finales de año estará lista la última sala, la destinada a los inventos que marcaron el pasado siglo XX.

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