Los inversores extranjeros sacan de España 96.000 millones en once meses
La escalada de la prima de riesgo no es una mera referencia numérica ni un objeto exclusivo de la especulación. Detrás hay realidades contantes y sonantes como la huida del dinero extranjero de España, que ha superado con creces los niveles de cualquier crisis reciente.
Desconfianza, desconfianza y más desconfianza. Se supone que eso es lo que mide la prima de riesgo, la rentabilidad extra que se le pide a la deuda española frente al activo de referencia, el todopoderoso bono alemán, porque si no nadie invertiría en ella. Y últimamente se le exige mucha. Ya sucedió en agosto, con un ataque en toda regla que disparó la prima de la deuda española; se recrudeció en diciembre, y ahora vuelve a azotar.
Puede que la cifra concreta de ese diferencial sean 390, 420 o 460 puntos, pero lo que esconde es un problema de financiación. España tiene dificultades para captar fondos si no ofrece un gran caramelo y lo mismo le sucede al sistema bancario e incluso a las empresas. Es cierto que hay parte de especulación, de apretar a ver cuánto se puede conseguir y de jugar a hacer plusvalías con las desgracias ajenas, pero también hay mucho de huida, de aversión al riesgo, de retirada de tropas a los cuarteles a la espera de que llegue un tiempo más propicio para la inversión.
Y eso es lo que están haciendo los inversores extranjeros de forma masiva. En el arranque del año pasado, la prima de riesgo nacional rondaba los 200 puntos, una cifra escalofriante en ese momento, pero que da envidia mirada desde el día de hoy, cuando se han sobrepasado generosamente los 400 puntos. ¿Qué ha pasado entremedias?
Salida masiva
La respuesta es rotunda: los inversores extranjeros han retirado casi 96.000 millones de euros desde marzo de 2011 a enero de este año, según los datos del Banco de España. Son once meses consecutivos de una huida de fondos que empezó de forma tímida a finales del invierno del ejercicio pasado solo para las inversiones de cartera, se acentuó a partir del verano al unirse a ella los préstamos al sistema financiero y tuvo su máximo en diciembre, cuando salieron 36.600 millones en un solo mes.
"Es cierto que las medidas extraordinarias del Banco Central Europeo (BCE) han evitado males mayores, el Tesoro público está financiándose gracias al dinero que han recibido los bancos en las megasubastas de los pasados diciembre y febrero. Pero la salida de dinero extranjero, que se produce ya desde hace varios meses, es preocupante", señala José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.
Y más cuando se mira la otra cara de la moneda. Puede que el BCE haya aplacado el incendio de la deuda soberana, pero con la consecuencia de traspasar parte del riesgo a los bancos, que se están llenando de bonos y letras del Tesoro.
Pero el problema va más allá. "El dato es muy preocupante porque demuestra una desconfianza muy grande de los inversores a la deuda pública y privada española", apunta Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia e investigador del Ivie.
La balanza de pagos
Y es que los casi 96.000 millones que han retirado los inversores extranjeros no han salido exclusivamente de la deuda pública. De esta cantidad, unos 70.000 millones sí son renta fija soberana, pero también han vendido acciones de compañías cotizadas por cerca de 18.000 millones y han cerrado líneas de liquidez a la banca española por otros 8.000.
¿De dónde salen los números? La inversión procedente del extranjero queda reflejada en tres partidas de la balanza de pagos que elabora mensualmente el Banco de España: la inversión de cartera, la inversión directa y un epígrafe denominado "otras inversiones".
La inversión de cartera se nutre de deuda pública y de acciones de empresas que cotizan en Bolsa. Los últimos datos disponibles, de cierre de 2011, revelan que los extranjeros tenían 165.541 millones de euros en renta variable y 708.018 millones en letras, bonos y obligaciones.
Las otras inversiones son fundamentalmente préstamos al sistema financiero y se situaban en 713.451 millones a finales del año pasado. Los expertos señalan que es lógico que las entidades nacionales hayan reducido su dependencia del dinero del exterior, pues desde el pasado diciembre cuentan con la liquidez al 1% que el BCE inyectó a través de la primera megasubasta a tres años.
El 6,5% del PIB
Lo realmente preocupante es la salida de dinero de la deuda pública. Así, según los datos del Banco de España, los inversores extranjeros se han deshecho en once meses de deuda por un valor equivalente al 6,5% del Producto Interior Bruto (PIB) español de 2011 a precios de mercado.
Y los datos recopilados por el Tesoro revelan que en febrero los inversores siguieron vendiendo letras, bonos y obligaciones. Ese mes vendieron casi 25.000 millones de euros y todos los indicios apuntan a que las desinversiones continuaron en marzo y persisten en abril.
"Para poner en contexto lo que está pasando es bueno recordar que en septiembre y octubre de 1992, durante la crisis del sistema monetario europeo, los inversores internacionales sacaron de España 2.000 millones de euros, el equivalente al 0,5% del PIB de la época. El relato de aquella época se aproxima a la Odisea de Ulises pero viéndola con perspectiva y comparada con la actual fue un juego de niños", señala el economista jefe de Intermoney.
En todo caso, lo que está ocurriendo no es nuevo, ya ha habido otras ocasiones de huida del dinero extranjero. "La buena noticia es que, tras los momentos de tensión, los flujos de dinero acababan regresando. Esta vez, eso sí, el infarto está siendo especialmente duro y largo", explica José Carlos Díez.
Los españoles vuelven
La buena noticia es que, pese a la que está cayendo, los datos del organismo que dirige Miguel Ángel Fernández Ordóñez demuestran que no está habiendo fuga de capital español hacia el extranjero. Al contrario: están vendiendo activos fuera y los están invirtiendo en deuda y Bolsa españolas. Desde marzo del año pasado han regresado más de 32.000 millones de euros.
Igualmente, las empresas extranjeras continúan inyectando dinero en sus filiales españolas -por ejemplo, Microsoft Ibérica es la sociedad creada por el gigante estadounidense del software para que gestionar sus negocios en España y Portugal- , como indica la tercera de las partidas de las inversiones extranjeras. Así, la inversión directa - el dinero aportado por las matrices en ampliaciones de capital y préstamos directos- creció en 14.500 millones entre marzo de 2011 y el pasado enero.
En todo caso, pese al cambio de Gobierno, España se enfrenta a las mismas dudas que antes. El sistema financiero sigue deteriorado y los mercados no han visto con buenos ojos la reforma planteada. Además, los inversores tienen miedo de que los Presupuestos, cuyo único objetivo es corregir el déficit, tengan como efecto rebote una severa recesión.
¿Tiene remedio esta situación? Parece que no demasiado mientras no se resuelvan las dos incógnitas principales que pesan sobre España en estos momentos: "Cómo van a cumplir las comunidades autónomas y cómo se va a resolver el saneamiento del sistema financiero", señala Maudos. Y no se dispone de mucho tiempo. "Una prima de riesgo como la actual puede aguantarse unos días, si no hay vencimientos o necesidades acuciantes, pero no a medio plazo", añade.