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Subida de impuestos

El fantasma de la guerra de precios vuelve a amenazar a las tabacaleras

Subirán las cajetillas entre 20 y 25 céntimos por el cambio fiscal, pero algunas marcas podrían descolgarse

El fantasma de la guerra de precios vuelve a amenazar a las tabacaleras
El fantasma de la guerra de precios vuelve a amenazar a las tabacalerasBLOOMBERG

No era lo que esperaban, pero podía hacer sido mucho peor. Las tabacaleras han recibido con resignación el cambio fiscal anunciado el pasado viernes por el Gobierno que asumían "era cuestión de tiempo y, tal y como están las cosas, iba a ser más pronto que tarde", aseguran fuentes de una de las principales tabacaleras. "Pero que quede claro que esto no es un cambio de fiscalidad, es una subida de impuestos en toda regla", matizan las citadas fuentes.

Y así es. El Ejecutivo redujo el viernes el tramo del impuesto denominado ad valórem, que depende del precio de venta de cada cajetilla, que pasa desde el 57% al 55%. Al mismo tiempo sube el impuesto específico, desde 12,7 a 19 euros por cada 1.000 cigarrillos. "Si hubiera sido una reestructuración de la fiscalidad, la bajada de un impuesto se habría compensado con la subida de otro y el específico se habría quedado en los 16,5 euros", explican, "Pero eso no es lo que ha ocurrido, nos han subido la fiscalidad aunque no quieran reconocerlo. "No hemos subido el impuesto del tabaco", aseguró tajante el viernes el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que prefirió hablar de "redistribución del gravamen" con el objetivo de incrementar, este año, la recaudación por este producto en unos 150 millones de euros.

Para el consumidor, la nueva fiscalidad va a tener un efecto inmediato. Las tabacaleras asumían ayer que sus equipos están trabajando para tener lista la subida de precios, probablemente esta misma semana. No importa que sea Semana Santa. Si se cumplen sus estimaciones, trasladar los nuevos impuestos conllevará una subida de precios de entre 20 y 25 céntimos por cajetilla. Un alza que podría no llevarse a cabo en todas las marcas. De hecho, las compañías temen que alguna de ellas se descuelgue para intentar no dañar sus ya maltrechas ventas. "Los consumidores pueden asumir una subida de unos 15 céntimos, pero 25 céntimos puede ser demasiado para muchos de ellos", reconocen.

Dentro de las tabacaleras también hay disparidad de criterios. Hace solo una semana, Altadis instaba al Gobierno a mantener la actual estructura fiscal. De hecho, tras un encuentro con el presidente extremeño, José Antonio Monago, se comprometió a comprar tabaco extremeño pero con condiciones. "El volumen de compra estará ajustado a nuestras necesidades de producción que, como todo el mundo sabe, depende de la estabilidad del mercado y de la permanencia del marco fiscal actual", aseguraba la tabacalera insinuando que cualquier cambio en la fiscalidad se podría replantear su estrategia.

La filial de Imperial Tobacco apostaba por la continuidad del marco dada la caída de la recaudación fiscal del pasado año (un 14%, situándose en 7.775 millones) a causa, en gran medida, del repunte del contrabando. Sin embargo, el resto de tabacaleras extranjeras, como Philip Morris, British American Tobacco (BAT) y Japan Tobacco (JTI), sí han abogado en las últimas semanas por un cambio fiscal que, en su opinión, debe ir aproximándose al del resto de mercados europeos.

"Para nosotros, solo el cambio del impuesto ad valórem ya habría sido positivo, porque implica bajar el multiplicador fiscal y nos permite converger con el resto de la Unión Europea", argumenta una de estas tabacaleras. Actualmente, el impuesto ad valórem medio en la UE es del 33%. "En nuestra opinión hay margen para ir recortando este impuesto hasta situarlo, en cuatro o cinco años, entre el 42% y el 45% del precio de venta".

Sin embargo, las tabacaleras que han apostado por un cambio de la fiscalidad del tabaco reconocen que el aprobado el viernes no es el cambio que esperaban. En su opinión, una modificación en profundidad debería haber incluido un alza del impuesto mínimo. Con él se persigue que no haya compañías que vendan por debajo de un determinado precio y no existan cigarrillos low cost. "Prácticamente en toda la Unión Europea se actualiza el impuesto mínimo en función del precio medio de las cajetillas en el año anterior, que en el caso de España fue de 3,80 euros". Al no haberse modificado el impuesto mínimo (116,9 euros por cada 1.000 cigarrillos) el precio por debajo del cual no es rentable vender una cajetilla se mantiene en los 3,65 euros.

Por último, algunas tabacaleras abogan por modificar la fiscalidad del tabaco de liar y aproximarla al de los cigarrillos. Según figura en el BOE del sábado, la picadura está grabada con un tipo único fijo de 75 euros por kilo. Si ésta tuviera la misma fiscalidad que los cigarrillos, la imposición debería elevarse hasta los 90 euros por kilo. Lo que sí unifica el Gobierno es la definición de picadura e iguala la que se utilizada para elaborar cigarrillos que la empleada para pipa.

Las cifras

19 euros por cada 1.000 cigarrillos es el nuevo impuesto específico sobre el tabaco aprobado el pasado viernes. El anterior era de 12,7 euros.55% es el impuesto ad valórem sobre el precio de venta de cada cajetilla. El Gobierno lo rebajó en dos puntos el pasado viernes.7.775 millones de euros es la recaudación fiscal por impuestos del tabaco el pasado año. Se redujo un 14% respecto al año anterior.

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