BBVA y la vocación por la tecnología en la banca
La entidad potencia la inversión en desarrollo al tiempo que crece en España y reafirma su apuesta exterior
A Francisco González se le ilumina la cara cuando habla de innovación. Tiene claro que el futuro de BBVA, la entidad que preside, transita por las tecnologías de la información y la comunicación y así lo hace saber en sus intervenciones públicas.
El grupo ha dejado pasar cuatro años de crisis antes de mover ficha en España y adjudicarse Unnim
"En BBVA ya casi no usamos papeles. Estamos interconectados", afirmaba el ejecutivo en febrero pasado, durante la presentación de resultados de 2011. De cada 100 euros que BBVA dedica a tecnología, 44 van a desarrollo. "Estamos frente a la frontera del mundo virtual y hay que atravesarla", afirma. Puede evocar escenarios de ciencia ficción, pero esta senda conforma la esencia del discurso del segundo banco español en pleno siglo XXI. Un discurso que convive con unas profundas raíces en el negocio bancario de toda la vida. Los orígenes de lo que hoy es BBVA hay que buscarlos en las fábricas vascas del siglo XIX, de donde provienen el Banco Bilbao, cuyo inicio se remonta a 1857, y el Vizcaya, fundado en 1901. La fusión de estas entidades en 1989, obra de José Ángel Sánchez Asiaín y Pedro Toledo, catapultó a la entidad. Su ascenso definitivo a la categoría de gran banco internacional se produjo en 1999, al unir fuerzas BBV y Argentaria, la entidad resultante de la fusión de cinco bancos públicos. Una de las características que ha marcado la gestión de BBVA en sus 155 años de historia es su vocación exterior. El Banco de Bilbao abrió su primera oficina en París en 1902, pero fue en la década de los setenta cuando el Bilbao, el Vizcaya y el Banco Exterior acometieron sus periplos internacionales. Los noventa presenciaron la expansión por América Latina. Esta vocación se ha mantenido con el nuevo milenio, pero con la vista en otros mercados: EE UU (2004-2007), China (2005) y Turquía (2010). ¿Pero sigue importando España? Durante cuatro años de crisis BBVA ha reservado sus fuerzas. Pero por fin ha movido ficha. A principios de marzo se adjudicó Unnim, una entidad que le permite afianzar su presencia en Cataluña. Ahora los mentideros financieros dan por hecho que aprovechará su condición de peso pesado para pujar por más grupos en situación delicada.