Ribera del Duero ya no necesita de Aznar
El vino, que en los noventa se hizo famoso por ser el favorito del expresidente, se consolida como marca y atrae visitas al valle
En Ribera del Duero el paisaje es encantador, pero para los amantes del vino, la verdadera magia está 12 metros bajo el suelo. A esa profundidad se encuentran muchas de las antiguas bodegas que en el siglo XIII iniciaron la tradición que ha hecho famosa a esta comarca de Castilla y León. Hasta allí desciende el visitante deseoso de impregnarse de la cultura vinícola de la zona.
A pesar de que se trata de una denominación de origen relativamente joven en comparación con clásicos como La Rioja y Jerez, Ribera del Duero ha conseguido en poco tiempo hacerse con un importante número de seguidores, gracias al esfuerzo de marcas como Vega Sicilia, Pesquera, Protos y Matarromera. Ahora, los productores y municipios de la comarca están tratando de aprovechar esta creciente reputación para atraer más compradores y turistas.
La denominación se creó en 1982, pero las ventas no despegaron hasta mediados de los noventa, cuando cobró notoriedad al conocerse que era el vino favorito del entonces presidente José María Aznar. "El mayor crecimiento se produjo entre 1990 y 2006. Fueron 15 años de esplendor", dice Carlos Villar, director de Bodegas Protos. "De ese periodo data la plantación del 60% de los viñedos", añade.
De acuerdo con el Consejo Regulador, las ventas en esa época pasaron de los 8 millones de botellas a los 59 millones. La tendencia se ha mantenido en los años siguientes, incluso en plena caída del consumo. El año pasado se comercializaron 72,9 millones de botellas, con lo que se batió el récord de 72,5 millones alcanzado apenas un año antes. Para el Consejo Regulador, este resultado "confirma la consolidación de la marca" y el éxito de un modelo basado en la calidad antes que en la cantidad.
El fenómeno ha favorecido también la llegada de turistas al valle. Según la Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin), las bodegas que forman parte de la Ruta del Vino de la Ribera del Duero recibieron el año pasado 112.297 personas, lo que representó un aumento de más del 35% frente a 2010. "El aumento del turismo ha sido muy superior al de las ventas, pero sí puede hablarse de un paralelismo", comenta Isidoro Álvarez, gerente de Bodegas Valdeviñas.
Parte de este éxito se debe también a la Ruta del Vino de Ribera del Duero, una asociación de empresas promovida por Acevin que abarca 115 kilómetros de largo en las provincias de Burgos, Valladolid, Soria y Segovia. En la iniciativa participan 83 compañías entre bodegas, alojamientos, restaurantes, comercios, bares y spa. "Llevamos trabajando desde 2006, pero obtuvimos la certificación en 2010. Eso significa que las empresas asociadas se han comprometido a ofrecer sus servicios cumpliendo unos requisitos mínimos", explica Cristina Prat, gerente del consorcio que gestiona la Ruta. El proyecto es financiado por el Ministerio de Industria y Turismo, la Junta de Castilla y León, las diputaciones y municipios involucrados, así como las empresas participantes.
El consorcio está enfrascado en mejorar la atención al turista internacional, que en 2010 representó el 17% de los visitantes. "Nos falta gente que hable diferentes idiomas y mejorar la comunicación por transporte público entre los pueblos porque hay algunos muy pequeñitos a los que solo es posible llegar en coche", señala Prat.
Villar, de Protos, que el año pasado lideró el número de visitas, valora positivamente la experiencia. "En un negocio en el que trabajamos con muchos intermediarios, el enoturismo nos da la oportunidad de conocer al consumidor final que a menudo termina siendo el prescriptor de nuestras marcas".
Valdeviñas. El vino joven gana enteros
Ubicada en Soria, en la zona más fría y elevada de la Ribera del Duero, la Bodega Valdeviñas abrió en 1999 cuando Mirat, una empresa familiar con 200 años dedicados a la agricultura, decidió apostar por el negocio del vino. La compañía produce entre 15.000 y 20.000 botellas de la marca Mirat y entre 30.000 y 50.000 de la enseña Tinar de Mirat. El año pasado facturó unos 300.000 euros, lo que significó un aumento del 5% en comparación al ejercicio anterior. Más del 10% de estos ingresos procedieron del mercado exterior, sobre todo de Suiza, Francia y Bélgica.Isidoro Álvarez, gerente de la bodega, atribuye el crecimiento de mercado experimentado por Ribera del Duero a la capacidad que han tenido las bodegas de bajar sus precios en las categorías de menor calidad, que es hacia donde se ha movido el consumo. "Ahora muchos prefieren comprar un joven ribera antes que un rioja".En cuanto a la Ruta del Vino, que integran desde agosto de 2011, comenta que están satisfechos, aunque considera que los turistas no ven cumplidas sus expectativas en la misma medida que cuando visitan la zona de La Rioja o Jerez. "Ellos llevan más tiempo y están mejor organizados", concluye.
Protos. Pioneros de la denominación
Fundada en 1927, Protos fue la primera bodega de la zona que se dedicó a vender vino en botella. De hecho, Protos, que en griego significa primero, tenía registrada la marca Ribera del Duero, pero cedió su uso al consejo regulador para que se pudiera utilizar como denominación de origen. Actualmente cuenta con 1.300 hectáreas de viñedos, de las que 700 son propias. Con ellas produce 4,8 millones de botellas de Ribera del Duero, además de otras 700.000 de la denominación de origen Rueda.La empresa facturó el año pasado 27 millones de euros, lo que supuso un crecimiento del 6% frente a 2010. El 20% de estos ingresos procedieron de las exportaciones a 90 países. "Este año prevemos un aumento en ventas de entre el 4% y 5%", precisa Carlos Villar, director de la bodega.Aunque está satisfecho con los resultados conseguidos por la Ruta del Vino, en la que su empresa participa, Villar advierte de que muchas bodegas, sobre todo las más pequeñas, no están dando el paso de invertir en serio en el proyecto. "No abren los fines de semana o no tienen personal que guíe a los visitantes. Si queremos que los enoturistas sigan viniendo, es importante que todos y no solo siete bodegas, ofrezcamos un servicio de calidad".
Del octavo al segundo puesto en 15 años
Aunque están todavía muy lejos de poner en peligro el tradicional liderazgo de los vinos de La Rioja, los de Ribera del Duero han ido ganando terreno de manera sostenida. De acuerdo con un informe de Nielsen, mientras que en 1995 esta denominación de origen suponía apenas el 3,6% del mercado en el canal de alimentación y hostelería, en 2010 representaba el 8,9%. De esta forma, ha pasado de ocupar el octavo lugar en la clasificación nacional de ventas, a la segunda posición.La Rioja, por su parte, lidera el ranking con el 38,7% del mercado, en tanto que Valdepeñas es la tercera con el 7,5%."Con la crisis, las ventas se han concentrado en las denominaciones de origen más conocidas, las que llevan más años haciendo vino de calidad", sostiene Carlos Villar, director de Bodegas Protos. "A la hora de gastar su dinero, el consumidor prefiere hacerlo en las marcas más confiables", añade.