"Haremos una campaña de difusión del vino"
Aboga por una política clara y decidida de apoyo al fomento del consumo responsable del vino que dé a conocer al consumidor las reconocidas cualidades del caldo español
Félix Solís Yáñez (Ciudad Real, 1945), es presidente de la Federación Española del Vino (FEV). En un contexto como el actual, el máximo representante del sector muestra su preocupación ante los datos que reflejan que en los últimos 25 años el consumo interno del vino en España haya pasado de 40 a 16 litros por persona al año. "Una cifra récord para un país productor y con una dilatada tradición de cultura de caldos".
¿Cómo es posible que, a pesar de que se incremente la calidad de nuestros vinos, siga disminuyendo su consumo?
"El exceso de denominaciones de origen y geográficas puede generar confu-sión en el consumidor"
La realidad es que mientras en España el consumo desciende de forma alarmante, en otras sociedades modernas avanza y gana prestigio. Por ejemplo, Estados Unidos se ha convertido en uno de los principales consumidores mundiales de vino y destacan casos como el de Suecia, un país no productor en el que, pese a una política muy restrictiva en materia de alcohol, horarios y puntos de venta, se ha fomentado el consumo moderado y están en 26 litros por persona al año, muy por encima de nuestro país.
Entonces, ¿qué está fallando?
En mi opinión, la calidad de nuestros vinos está fuera de toda duda ya que exportamos a todo el mundo con gran éxito y cosechamos premios en certámenes internacionales. Lo que falta es más bien una política clara y decidida de apoyo al fomento del consumo responsable de vino que dé a conocer al consumidor las cualidades del vino español, que tanto reconocimiento está teniendo en el exterior. Ahora, por ejemplo, por primera vez en muchos años, la FEV planea hacer una campaña de difusión del vino donde vamos a destacar sus valores como alimento tradicional de la dieta mediterránea, su variedad, sus orígenes y esa gran riqueza que representa para España su vino.
Hay quien focaliza el problema en la falta de unidad, ya que es inviable coordinar 5.000 bodegas y mantener una estrategia conjunta. ¿Es posible que se hayan equivocado multiplicando las denominaciones?
Es bueno identificar los vinos de cada zona con sus singularidades, si bien es cierto, que el exceso de denominaciones de origen e indicaciones geográficas protegidas puede generar en el consumidor una confusión que al final resulte contraproducente para el propio sector.
Pero si lo que se quiere es que el vino se venda, ¿no habría que simplificar mucho más las cosas?
Es evidente que hay una gran cantidad de bodegas en nuestro país aunque no todas juegan el mismo papel. Hay bodegas pequeñas, cavas grandes que contribuyen al desarrollo del sector y bodegas especializadas. Lo importante no es tanto el número como que trabajemos todos coordinados aunando esfuerzos para elevar la categoría. Esa ha sido mi apuesta clara y decidida y ya estamos trabajando en ello desde la Federación.
En un mundo donde se impone el imperio de lo light, que ha abierto un enorme nicho de mercado, ¿serían partidarios de comercializar un vino complementario con diferentes variantes que conviviera con el vino tradicional?
El vino es, de por sí, un producto natural y saludable, lo que no quita que permanezcamos muy atentos a las necesidades y demandas del mercado y a los productos que serían más adecuados para satisfacer dichas demandas. Desde la FEV estamos trabajando ya en el desarrollo de esas nuevas categorías, aunque todavía queda mucho por hacer para encontrar un producto adecuado para ese consumidor pero sin perder el carácter propio del vino tradicional.
Se prevé una modificación de la legislación para que el vino, consumido con moderación, sea reivindicado. ¿Cuál sería su marco adecuado?
A diferencia del resto de bebidas alcohólicas, que no tienen una ley específica, el vino tiene su propio marco de regulación, la Ley del Vino. Los legisladores así lo entendieron ya desde hace mucho tiempo. Es en ese marco donde hay espacio y lugar para fomentar la moderación, proteger a los colectivos más sensibles, como los menores, y tantísimas otras cosas en las que poder avanzar educando y protegiendo al consumidor y al vino. Otra cuestión muy relacionada con lo anterior es el sentimiento de orgullo que tenemos productores y elaboradores de vino por el producto que hacemos y cómo nosotros mismos nos hemos sabido regular.
¿En qué estado se encuentra la exportación a países emergentes?
Nuestras bodegas ya están instaladas en esos mercados y creceremos con toda seguridad, pues la demanda va en aumento y ofrecemos vinos con una relación calidad-precio imbatible. Además, emprenderemos una rotunda promoción internacional con acciones de peso.
Un sector con gran conciencia ecológica
El presidente de la FEV defiende la gran conciencia ecológica que existe por parte del sector vitivinícola español y considera que así lo está demostrando, adhiriéndose al manifiesto Wineries for Climate Protection."Desde nuestra federación y, en concreto, desde su Comisión de Medio Ambiente, se está trabajando intensamente con la finalidad de promover entre las bodegas españolas el compromiso de reducción de las emisiones de CO2 mediante la adopción de medidas concretas adecuadas al tamaño y a la tipología de cada bodega", reconoce Solís.Se trata de un movimiento de cooperación que tiene como meta la protección del clima y del viñedo y que lucha por la conservación de nuestro hábitat, paisaje, tradición y cultura.Además, reivindica un desarrollo sostenible del bienestar social que no comprometa los recursos y las condiciones de vida de la humanidad, algo que, podría crear un precedente para que otros sectores del tejido productivo tomaran conciencia."Creemos firmemente en nuestro posicionamiento, en nuestra forma de actuar y comunicar en relación a la preservación de nuestra tierra, que al final es lo que representa nuestro producto, el vino", concluye.