Axa prioriza la gestión sobre los ingresos y gana un 18% más en España
Axa saca pecho en España en estos tiempos de tribulaciones. La entidad anotó unas ganancias netas en 2011 de 187,6 millones de euros, un 17,6% más que un año atrás. La clave del resultado fue la gestión técnica, puesto que los ingresos por primas descendieron un 5,8%, hasta 2.894 millones. El ramo de daños aporta el 78% de la facturación y vida el otro 22%.
El resultado operativo de Axa se incrementó un 21,8% debido al rigor en la suscripción, la mejora de la siniestralidad y el control de los costes. Los extraordinarios mantuvieron un peso secundario en las ganancias (12,2 millones, un 21,6% menos).
El pasado año, Axa sentó las bases de su negocio de empresas, puso en marcha un canal destinado a los clientes de rentas medias altas, potenció la venta de los productos de vida más rentables (riesgo y unit linked) y reconfiguró su oferta de autos.
Javier de Agustín, consejero delegado de Axa España, reconoció ayer que se han entablado negociaciones con Banco Popular para rescindir el pacto de distribución de pólizas de daños que tenía suscrito el grupo galo con Pastor. El ejecutivo descartó que se vayan a producir enfrentamientos porque los contratos están claros. Axa no prevé sellar nuevos pactos de bancaseguros en el país en 2012.
Recientemente han emergido varias firmas de venta directa (Verti, Nuez, Clickseguros...). Axa considera que está bien posicionada en este segmento con Direct Seguros. "Es una compañía rentable, la segunda por volumen de ventas, y, para optimizar su gestión, depende de Axa Global Direct, como el resto de filiales de directo del grupo en Europa", explicó De Agustín.
Para este año, Axa mantendrá el foco en el rigor técnico en la suscripción de pólizas de no vida, la apuesta por productos de mayor rendimiento en vida, y aspira a convertirse en "una aseguradora de salud mediana".
América Latina
Madrid alberga el centro de servicio para la región mediterránea y América Latina. De Agustín reconoció que las revueltas árabes han paralizado inversiones en países del norte de África y Oriente Próximo, como Egipto. El dinero ha ido a parar, en cambio, a América Latina.