El avión espía Talarion, una muerte anunciada
"Ya no seguimos con el desarrollo del Talarion". De forma lacónica, el consejero delegado de EADS, Louis Gallois, dio por enterrado, la semana pasada, el principal proyecto del grupo aeroespacial europeo en el campo de los aviones no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés).
El responsable del consorcio avanzó que seguirán investigando en el desarrollo de tecnologías asociadas a los UAV y volvió a lanzar un reproche velado a los Gobiernos de Francia y Reino Unido, que han puesto en marcha su propio programa para un gran avión sin piloto y han dado la puntilla al Talarion.
A su juicio, no tiene sentido dividir fuerzas y la única manera de hacer frente a Israel y EE UU, líderes en un mercado que moverá 5.982 millones de dólares (4.550 millones de euros) en los próximos 10 años, es con un único proyecto europeo para un gran UAV.
EADS ha tardado casi dos años en reconocer lo inevitable: que su drone no tenía futuro. A mediados de junio de 2010, la frase que se podía oír de boca de responsables de la industria aeronáutica y de defensa reunidos en la feria parisina de Eurosatory no dejaba lugar a dudas: "Talarion está muerto".
Las razones para pensar así eran evidentes: para seguir adelante con el proyecto, los socios promotores del UAV (España, Francia y Alemania) tenían que comprometer 1.500 millones de euros, algo inviable en un momento en el que los Gobiernos europeos estaban inmersos en planes de ajuste (con un importante impacto en el área de defensa) para tratar de capear la crisis.
Entonces, CincoDías se hizo eco de esta situación y de lo que algunos de los propios directivos de EADS ya comentaban sotto voce: que la actividad en el proyecto se reducía al mínimo. Lo que, en la práctica, suponía congelar el Talarion hasta que los países impulsores decidieran inyectar dinero.
Esta información fue desmentida por la empresa, que insistió en que el proyecto seguía vivo (versión, por cierto, que ya se recogía en el artículo publicado por este diario).
Pero la realidad es tozuda y el máximo responsable de EADS ha tenido que firmar en público el certificado de defunción del programa. Eso sí, sin aclarar cuánto dinero ha invertido el grupo en su frustrado proyecto. La única cifra oficial que ofrece la compañía es que lleva invertidos 500 millones de euros "en todas" sus actividades relacionadas con los aviones no tripulados.
En todo caso, el fracaso del Talarion es una mala noticia tanto para el conjunto de la industria aeronáutica europea como, en particular, para la española. La participación de España en el UAV hubiera sido la de mayor alcance del país en un proyecto aeronáutico internacional, con un peso del 33%, en igualdad de condiciones con los otros dos socios.
Además, hubiera impulsado las capacidades tecnológicas de nuestro sector en un nicho de mercado pujante. De hecho, los planes de EADS pactados con el Gobierno pasaban por instalar en España su centro de excelencia de UAV, así como un centro de pruebas y entrenamiento para los aviones sin piloto. El proyecto crearía unos 3.000 empleos, directos e indirectos, en el país. Otra oportunidad frustrada por la crisis.